Vie 11.06.2010

SOCIEDAD  › EXALTADA AUDIENCIA EN CHACO POR EL MATRIMONIO GAY

Con gritos de aleluya

En la primera de las reuniones convocadas para debatir el cambio del Código Civil en las provincias primaron las concepciones religiosas a los argumentos jurídicos.

› Por Soledad Vallejos

Desde Resistencia

El ritmo de los bombos apostados en la puerta de la UTN de Resistencia sugería el arranque de una manifestación, pero puertas adentro reinaba otra palabra. “¡Porque según las Sagradas Escrituras el Señor dice: ‘en mi nombre podrán amar y echarán fuera el demonio y sanarán!’”, gritaba un hombre pequeño, que se había presentado como pastor y se desgañitaba, aun con micrófono en mano, hacía ya un par de minutos. Desde el pasillo, a medio camino entre la orquesta de bombos y el aire viciado por las verbas incendiarias, le llovió, estruendosa, la respuesta: “¡Aleluya!”. Sobre el escenario, tres representantes del Senado nacional y cuatro legisladores provinciales esperaban que llegaran, de un segundo al otro, las opiniones del pastor sobre la ampliación del matrimonio civil. Pero el hombre pequeño no soltaba prenda y persistió en sus cinco hasta último momento: “Como siervo de Dios, mi riqueza son aquellos que vienen a pedirme ayuda, salvación. Yo los amo a los homosexuales, y los invito si quieren ir donde yo estoy predicando, en calle...”.

Y finalmente se fue, lo que pensaba de la ley permaneció como misterio, aunque no sucedió lo mismo con los otros diez pastores evangélicos que se sucedieron a lo largo de casi siete horas de audiencia pública. Tampoco todas las personas que se presentaron como autoridades religiosas sostuvieron idénticas razones o conclusiones. Las 50 exposiciones, de duración variable y no siempre controlada con igual rigor por la presidenta de la comisión, Liliana Teresita Negre de Alonso, alternaron entre el fanatismo, la declaración de amor evangélico de una diputada provincial, la discriminación más flagrante, la recurrencia a “grandes juristas como el doctor (Eduardo) Sambrizzi” (más conocido por presidir la Corporación de Abogados Católicos y exaltar la dictadura), las demandas de integrantes de la Colectividad Homosexual del Chaco (ChoCha) y los argumentos de políticos y funcionarios provinciales a favor de la ley. Quedaron fuera de la lista, por otra parte, dos de los tres integrantes de la Federación Argentina LGBT, que habían viajado desde Buenos Aires especialmente para la ocasión. “Vinimos acá para escuchar a las chaqueñas y a los chaqueños”, señaló en medio del encuentro una sonriente Negre, quien sin embargo había consentido previamente esas inscripciones.

La primera de las reuniones que la Comisión de Legislación General realizó en las provincias tuvo un cariz radicalmente diferente al que suele atravesar a las transcurridas en el Senado. A una sala atestada y con la capacidad superadísima a primera hora (alrededor de 500 personas habrán presenciado el inicio, la mitad promediando la jornada, una cuarta parte al terminar) se sumó el tono exaltado, de a ratos visceral, de quienes exponían. Antes de iniciar el tour de force, la senadora Elena Corregido (que no integra la comisión pero viajó para participar de la audiencia) había aclarado que el público debía contener exclamaciones, aplausos o interrupciones. Pero mientras al micrófono se advertía sobre la posibilidad de que Argentina se convirtiera en “Sodoma” por no “respetar” mandatos naturales, se argumentaba que el matrimonio civil no debe cambiar porque “desde el principio Dios puso principios”, en el fondo del auditorio hombres y mujeres levantaban los brazos y miraban, en éxtasis, al frente, al techo. Cuando quien hablaba defendía el proyecto (como Ursula, una mujer trans que pidió respeto, o Manuel, el docente de secundario que se declaró ofuscado porque sus impuestos sostuvieran a funcionarios que pretenden imponer agendas confesionales en el Estado laico), sobrevolaba cierto clima de tribuna, que Negre de tanto en tanto procuraba aplacar, no necesariamente con éxito.

Al llegar el mediodía, la sala apenas se había vaciado, y los ánimos seguían, sin embargo, en plena exaltación. En primera fila, la presidenta de la Falgbt, María Rachid, el presidente de 100 por ciento (y marido de Carlos Alvarez) Martín Canevaro y la abogada del Inadi Analía Más no se resignaban a la imposibilidad de hablar luego de haber viajado desde Buenos Aires para ello. El chaqueño Ricardo Maidana, referente de ChoCha, “un ser humano igual a todos y después ingeniero”, refería la difícil biografía de la diversidad en las sociedades conservadoras: “Es difícil sentirse un monstruo todo el tiempo”. Bastó un rato para que la voz del pastor luterano Raúl Alberto Gleim observara que la Federación de Iglesias Evangélicas no se había proclamado a favor del proyecto pero tampoco en contra y sumara, luego, la opinión de la Iglesia Evangélica Luterana Unida.

A unas cuadras, se sustanciaba otra jornada del juicio por la masacre de Margarita Belén. Alguien lo recordó. Desde el montón, una voz gritó: “Todo por esos zurdos que mataron en los cuarteles”.

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