SOCIEDAD › UN GANADERO CORRENTINO DESCUARTIZADO, UN CONSIGNATARIO ACUSADO
El productor rural de la ciudad de Mercedes apareció con el cuerpo cortado en tres pedazos. El dueño de varias carnicerías fue detenido por la muerte: se sospecha que le debía 167 mil pesos a la víctima. Ambos son personajes conocidos en Corrientes.
Para la policía correntina, el asesinato del comisionista de ganado Horacio Rodríguez Videla está resuelto. La mitad del cuerpo de este ganadero apareció ayer por la mañana en la casa del único detenido, Carlos Lerena, dueño de varias carnicerías en Goya, Corrientes, donde ocurrió el crimen. El resto fue encontrado en un depósito de Lerena, a 50 metros de su hogar. “Un carnicero no tiene miedo de cortar un cuerpo, si ellos carnean ovejas, terneras y chanchos para comerlos en el momento, no sienten asco”, le dijo a este diario una fuente de la policía de Goya. El motivo, según los investigadores, era una deuda de 167 mil pesos que la víctima, oriunda de la localidad correntina de Mercedes, había ido a cobrarle a Lerena.
Los familiares de la víctima fueron quienes aportaron el dato que llevó a detener al sospechoso. Cuando ayer apareció el Toyota Corolla en que se movilizaba Rodríguez Videla en una estación de servicio a las afueras de esta ciudad de 100 mil habitantes, su hermana, Charo Paiz, creyó que se trataba de un secuestro extorsivo. “Fue a cobrar a un cliente”, comentó la mujer, quien aún conservaba la esperanza de encontrarlo con vida. “Quisiera que si alguien ve algo que nos avise, no sabemos nada, si lo largaron por ahí o donde sea, más aun con este frío, no sabemos lo que está pasando”, dijo entonces.
El cuñado del ganadero fue hasta la comisaría de Mercedes para denunciar la desaparición la noche del martes y contó que debía cobrarle 167 mil pesos a un tal Lerena, hijo de una respetada y acomodada familia de Goya.
“Lo primero que se comprobó es que no hubiera tenido un accidente de auto. Esa misma noche, la policía fue hasta la casa de Lerena, en el centro de la ciudad. Y el hombre dio argumentos esquivos. Pocas horas después encontramos el auto y no tenía marcas de haber sido violentado. Enseguida le pedimos la orden de allanamiento al juez”, resumió a Página/12 el comisario Lucas Gómez.
Cuando la policía volvió al chalet de dos pisos, fue con una orden de allanamiento firmada por el juez de Instrucción Carlos Balestra. “Se vio acorralado, admitió el crimen y enseguida nos llevó hasta el baño del quincho, donde estaba la mitad del cuerpo, y después a un depósito suyo, frente a la casa, donde había otras partes del cuerpo”, detalló Gómez. En la casa, según el parte policial, se secuestraron varias armas de fuego, también la suma de dinero mencionada por su cuñado “y un cuchillo, arma presumiblemente utilizada para cometer el supuesto homicidio”. Todavía no declaró. El caso, para la policía, está esclarecido en un 95 por ciento. “Falta averiguar si hubo algún cómplice”, explicó el comisario.
Rodríguez Videla se dedicaba a la compra y venta de ganado en pie y cobraba comisiones por ello. También era rematador de ganado, en el último tiempo ejercía esta profesión mediante un canal de televisión dedicado al tema rural. “Estamos consternados porque todos lo conocían, en general en el negocio no se hacen transacciones en efectivo, sino por cuentas bancarias”, dijo a este diario un allegado a la víctima. “Tal vez fue una venta particular de ganado para las carnicerías de Lerena. Pueden haber sido cien vacas, cada una cuesta 1500 pesos”, indicó.
Además de dedicarse al ganado, Rodríguez Videla era conocido en Mercedes, adonde llegó cuando tenía 23 años, por su pasión por el rugby. Tenía ocho años cuando empezó a jugar en el Colegio San José de Buenos Aires. En Corrientes solía dar clases en la escuela agrotécnica, al tiempo que entrenaba al equipo del Club Hípico Pay Ubre. Tenía esposa, tres hijos y nietos. Lerena fue director de Defensa Civil de Goya entre 1999 y 2001 y también era conocido en su ciudad.
“Yo creo que el motivo es más que económico –señaló una fuente policial–, tiene que ver con el orgullo. Acá en Goya si aparece una minicooper, sabemos de quién es. Si te va mal y venís de una familia rica, se nota enseguida. No es como en las grandes ciudades, que si te va mal, te mudás de casa y nadie se da cuenta.”
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