SOCIEDAD › SIETE BONAERENSES PRESOS POR MATAR A UN JOVEN QUE SALIA CON LA MUJER DE UNO DE ELLOS
A Fabián Gorosito lo secuestraron, torturaron y asfixiaron en un descampado de Mariano Acosta. Las sospechas apuntan a que salía con la mujer de un policía de la 6ª de Merlo. Ayer detuvieron a siete, entre ellos a un subcomisario.
› Por Horacio Cecchi
Seis uniformados de la Bonaerense de Merlo quedaron detenidos ayer y un séptimo demorado por orden de la fiscalía de Morón. La imputación: secuestrar, torturar y asesinar al joven Fabián Gorosito, de 22 años y luego arrojar su cadáver a un descampado. La condena que enfrentan, si se superan todos los vericuetos que suelen entrometerse en las acusaciones que incluyen casos de torturas, es la perpetua. Entre los detenidos figura un subcomisario. La sospecha familiar, vecinal y judicial es que el chico tenía “una relación con la mujer de uno de los policías detenidos”. Los policías mantuvieron el caso en silencio desde el 14 de agosto pasado, cuando secuestraron al joven cuando salía con sus amigos a un boliche en Marcos Paz. La primera actuación policial fue consecuente con sus costumbres: intentaron cargarle al chico un robo y una violación que, por otro lado, nunca pudieron demostrar que existió. Un día después encontraron su cuerpo en un descampado: quisieron hacer pasar como que se había indigestado.
“Era un trabajador, lo mataron y era un trabajador”, dice Carlos Gorosito, padre de Fabián, a Página/12. Trabajaba en el frigorífico próximo a la estación Agustín Ferrari, la anterior a Mariano Acosta. “El 14 de agosto –cuenta Gorosito–, Fabián salió a bailar con unos amigos. Iban a un boliche nuevo que creo que se estrenaba esa noche, en Marcos Paz. El lugar de reunión fue la puerta de la iglesia José Obrero. Es en el barrio Paraíso, es un barrio tranquilo.”
Y llegó la policía... Fabián y sus amigos escaparon. ¿De qué? De nada. De la policía. “Les tienen miedo. Siempre detienen pibes y les pegan porque sí y entonces si ven policías corren. Lo que hizo mal mi hijo fue correr al descampado.” Quién lo sabe. Es posible. Pero también es probable que Fabián cargara con una marca adicional. Las versiones, incluso, el padre no lo confirmó pero lo deslizó, indican que el pibe salía o había mantenido uno, quizás más encuentros, con la mujer de uno de los uniformados. Entonces, correr al descampado o hacia la urbanización daba lo mismo. En cualquier momento hubiera caído en un megaoperativo de saturación, en un supuesto enfrentamiento.
El 15 de agosto, los padres de Fabián lo buscaron desesperados. En la casa de algunos de los amigos se mencionó la aparición policial. Preguntaron entonces en la 6ª de Merlo, ubicada en la ruta 200, a esa altura avenida Balbín, y Varela. Nada, ni la menor seña por la seccional. Ese día por la tarde, vecinos de un descampado que se abre a unas cinco cuadras a la izquierda de la estación avisaron a los padres que habían encontrado un cuerpo que se asemejaba mucho a Fabián. Lo reconocieron. Murió asfixiado.
La sospecha inmediatamente quedó montada sobre la policía por los relatos de los amigos, pero faltaba todavía la bisagra que atara cabos y subcomisarios. ¿Dónde fueron a reconocerlo? “A la misma comisaría donde dijeron que no lo habían visto”, recordó Carlos. Les entregaron las pertenencias de Fabián, entre ellas un celular que no era el del pibe. “Estaba roto, estaba vacío, no era el suyo. Fuimos a reclamar a la comisaría y enseguida apareció el de mi hijo. ¿Error? ¿O rastreo de las llamadas realizadas por el chico?” Al día siguiente, los familiares de Fabián se conectaron con un abogado de la familia. El 17 de agosto, se presentaron ante la Justicia. El caso recayó en la fiscal 4 de Morón, Valeria Courtado. La fiscal pidió la detención de los siete policías y el juez Gustavo Robles, las concedió. El operativo de saturación se realizó esta vez sobre la cresta de la inseguridad, en la misma comisaría. Hoy se les tomará indagatoria a los detenidos.
La investigación fue determinando que en primer lugar se intentó hacer pasar la muerte de Fabián como un accidente producto de una intoxicación y luego una caída en una zanja. Los peritajes en cambio, fueron apuntando a que sufrió un terrible castigo y luego fue llevado al descampado donde murió asfixiado mientras le presionaban la cabeza con la boca contra la tierra. En principio, una de las sospechas de la investigación es que al correrlos la noche del 14 de agosto atraparon a Fabián y lo trasladaron a la misma comisaría 6ª, donde pretendieron que se hiciera cargo de un robo y una violación que jamás pudieron demostrar que hubiera existido.
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