Desde el mediodía de ayer, Alex Freyre, el activista por los derechos de las personas que viven con VIH-sida, es personalidad destacada en el campo de los derechos humanos en la ciudad de Buenos Aires. “Hasta hace un momento, yo era un puto conocido: ahora soy un puto distinguido”, bromeó luego de haber reflexionado que “es bueno que destaquen a alguien que ha transgredido alguna frontera”. La distinción, contó la diputada María José Lubertino, quien la propuso a sus pares, fue votada por unanimidad por la Legislatura porteña. Tomando la mano de su marido, y frente a un auditorio en el que activistas LGBT, familiares y amigos del homenajeado se codeaban con funcionarios, José María Di Bello recordó algunos antecedentes de Freyre. “Alex fue el mentor en 2005 de la idea de colocar un preservativo rosado al Obelisco” para difundir su uso en prevención de enfermedades de transmisión sexual, recordó. Freyre es titular de la Fundación Buenos Aires Sida, que ya dio talleres sobre educación sexual y reproductiva “a unos 60 mil chicos y adolescentes de la ciudad y el conurbano bonaerense”.