Con las nuevas designaciones, Benedicto XVI habrá nombrado al 40 por ciento de los cardenales.
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Todos los cardenales del mundo se reúnen hoy para debatir la crisis en la Iglesia provocada por el escándalo sobre abusos sexuales contra niños. Es la primera vez que el tema se plantea en una reunión plenaria de los purpurados. No será el único asunto a debatir: también examinarán la marcha de la incorporación de fieles procedentes de la iglesia anglicana y conflictos que afronta la Iglesia en China y Medio Oriente. Precisamente por la cantidad de temas a discutir en una reunión tan numerosa, no se esperan pronunciamientos de fondo. La reunión de hoy precede al consistorio de mañana, en el cual se “crearán” 24 nuevos cardenales. Con estos nombramientos, Benedicto XVI ya habrá designado al 40 por ciento de los cardenales, lo cual hace prever que el próximo Papa continuará su línea conservadora. Un objetivo tácito de los debates de hoy es que los cardenales empiecen a discernir, de entre ellos, cuáles son los más “papables”, para cuando llegue la hora de elegir al sucesor de Benedicto. Se especula con que el próximo Papa podría ser, nuevamente, un italiano.

La “jornada de reflexión y oración” de hoy será presidida por el papa Benedicto XVI. Es la primera reunión de este nivel que se celebra después de que, a fines del año pasado, en Irlanda se divulgaron dos informes oficiales sobre abusos a cientos de menores, cometidos por sacerdotes en ese país y encubiertos por las autoridades de la Iglesia Católica.

A partir de esas revelaciones, los escándalos se multiplicaron en Estados Unidos, Alemania, Austria, Italia, Holanda, Bélgica y varios países de América latina. El propio Benedicto XVI fue acusado de haber encubierto un caso cuando era arzobispo en Alemania, su país natal.

Cerca de 150 cardenales de todo el planeta participarán en la reunión del denominado Senado de la Iglesia, que será abierta por el cardenal William Levada, de origen estadounidense, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio), cuya misión es examinar los crímenes más graves que se cometen en la Iglesia.

Según previno el sacerdote Federico Lombardi, vocero del Papa, “hay que tener en cuenta que se trata de una sola jornada y que van a abordar varios asuntos: no esperen documentos del colegio cardenalicio sobre el tema”.

Barbara Blaine, presidenta de la entidad Survivors Network of Those Abused by Priests (SNAP), de Estados Unidos, advirtió que “no sabemos si saldrán medidas de la reunión ni si se trata de un desarrollo positivo”. Y observó que “las meras demostraciones de afecto no sólo son insuficientes, sino que traicionan a niños vulnerables y a adultos heridos”. Terence McKiernan, titular de la ONG Bishops Accountability, exigió que los cardenales reconozcan sus faltas y reformulen sus políticas: “Los avances en la investigación de abusos sexuales en la Iglesia Católica han sido producidos por autoridades civiles”, afirmó.

Los cardenales también tratarán la puesta en marcha de la oferta del Vaticano para propiciar que los anglicanos se conviertan al catolicismo –en el marco del desagrado de sectores conservadores anglicanos por decisiones como el ordenamiento de mujeres y de homosexuales–. También se abordarán los ataques contra cristianos en Irak y las “violaciones” en China: con este término designó el Vaticano el hecho de que obispos leales al Papa estarían siendo obligados a asistir a la ordenación de obispos de la iglesia oficial china, sujeta al Estado.

Mañana se celebrará el consistorio en el que Benedicto procederá a la “creación” de 24 nuevos cardenales. Con estas designaciones, habrá nombrado al 40 por ciento de los 203 integrantes del Colegio de Cardenales. Esto hace altamente probable que su sucesor preserve la línea conservadora del actual papado. De los 203, 121 tienen menos de 80 años, lo cual los hace aptos para votar y ser elegidos en cónclave. La mayoría de los 24 nuevos purpurados son italianos, y esto se relaciona con que la mayor parte de la burocracia vaticana es de esa nacionalidad. Se especula con que el próximo pontífice podría ser, nuevamente, un nacido en Italia. La reunión de hoy se considera una especie de precónclave, durante el cual, en el curso de la discusión de los principales problemas que afronta la Iglesia, los participantes forman sus opiniones sobre quién de ellos es el más indicado para hacerles frente. Entretanto, Benedicto XVI, a los 83 años, se halla en buen estado de salud y en plena actividad.