La investigación por el secuestro, tortura y muerte de Fabián Gorosito aumentó la cuenta de bonaerenses de la 6ª de Merlo detenidos. Ayer, otro uniformado pasó del lado de adentro de las rejas luego de dar positivo en una rueda de reconocimiento. Pero las sorpresas del caso también suman y revelan, como en el caso de los Federales (ver página 21), hábitos y costumbres. Nueve uniformados de la Bonaerense fueron pasados a disponibilidad por el Ministerio de Seguridad y Justicia que dirige Ricardo Casal. Los nueve pertenecen también a la 6ª pero, curiosamente, no figuran en la causa judicial. Cualquiera, con estos datos, legítimamente podría preguntarse por los motivos que determinaron semejante situación. Lea la respuesta en esta nota.

Como anticipó este diario, se avizoraban nuevas detenciones en el horizonte de Merlo. El nuevo protagonista en la causa figuraba dentro de las hipótesis de la investigación de Courtade, quien ya evaluaba su citación. Silvio Alfonzo, abogado de la familia de Fabián, informó que se trata de un oficial inspector que fue identificado en una rueda de reconocimiento por parte de “un testigo de identidad reservada”, señaló el abogado. Los ocho detenidos están acusados de haber secuestrado a Fabián Gorosito el 14 de agosto pasado, por la noche, cuando se reunía con sus amigos para dirigirse a una disco en Marcos Paz. Según las pruebas con las que cuenta la fiscalía, parte de los detenidos lo persiguió esa noche y luego lo trasladaron a la comisaría 6ª.

Según señaló Alfonzo, hay testigos de las torturas recibidas por Gorosito en la misma 34ª, y quien al día siguiente apareció muerto en un zanjón de un descampado a unas cuadras de la estación Mariano Acosta. Las primeras reacciones policiales apuntaban a que Gorosito cayó desvanecido en el zanjón por una fuerte intoxicación, y allí murió asfixiado. La autopsia realizada por la Asesoría Pericial de Lomas de Zamora consideró que murió por paro cardíaco traumático, lo que concuerda con la hipótesis de la familia, que le presionaron el rostro contra el barro y murió ahogado.

Además de la detención, hay novedades que están vinculadas con el caso, pero no lo están. Nueve bonaerenses de otro tercio (el día se divide en tres guardias) fueron pasados a disponibilidad por orden del ministro de Seguridad y Justicia, Ricardo Casal. Pero ninguno de los nueve, por el momento, está vinculado con el caso Gorosito. Es decir, en la sexta de Merlo hay 17 bonaerenses menos.

¿Por qué fueron pasados a disponibilidad estos últimos? ¿Qué relación tienen con el caso y por qué la fiscal Courtade no tomó medidas con ellos? ¿Por qué en un caso público donde la detención de sospechosos daría réditos políticos al polémico Casal, no se difunden las nueve disponibilidades? La respuesta es una y curiosa. El caso Gorosito puso en evidencia a los nueve disponibles, pero no en relación con el crimen, sino con las horas extras, que en la designación policial se denominan cores. Cuando la fiscal secuestró los libros de la sexta, detectó que nueve policías figuraban en la guardia, pero no estaban presentes. Con lo que en los términos de la investigación del crimen, no aparecían relacionados. Pero esa firma los revelaba en otro costado, en el negocio de las horas cores.

Las horas cores, que como las horas extras, son legales y figuran dentro de las normas, terminan siendo beneficios y privilegios que muchos jefes de comisarías distribuyen a sus favoritos. El beneficio consiste en que se lo incorpora a un listado de horas extras. El privilegio, que esa hora extra se cobra pero no se trabaja. A cambio, los jefes sujetan al subordinado. Algunas veces, reciben como devolución un porcentaje de esa hora cores. Otras, utilizan ese pago como una zanahoria para realizar otras tareas. Muchas veces el negocio de las horas cores desbordó sobre las informaciones periodísticas.

Los nueve disponibilizados de la sexta no estaban de guardia, pero figuraban estarlo.