Jue 23.12.2010

SOCIEDAD

A juicio el caso Boneffoi

El juez penal de Bariloche Miguel Angel Gaimaro Pozzi elevó hoy a juicio oral la causa del crimen del adolescente Diego Boneffoi, por el que está acusado el cabo Sergio Colombil de la policía rionegrina. Gaimaro Pozzi recibió el caso luego de que la Cámara Segunda del Crimen apartó al juez Martín Lozada por “prejuzgamiento”, y consideró a Colombil “autor del delito de homicidio calificado por su calidad de empleado policial en abuso de sus funciones”. El policía está preso desde poco después del hecho, y fue alojado primero en la Comisaría 69 de Dina Huapi –a 18 kilómetros de Bariloche–, y luego trasladado a Ingeniero Jacobacci, 200 kilómetros al este de esta ciudad. El hecho ocurrió el último 17 de junio a las 4.30 en la plaza del barrio Boris Furman, cuando Colombil perseguía a Boneffoi, de 15 años, y le disparó a la nuca, a corta distancia y con su arma reglamentaria, matándolo instantáneamente. El homicidio provocó una violenta reacción de jóvenes vecinos y allegados a la familia, y un posterior enfrentamiento con la policía, incidentes en donde también murieron Nicolás Carrasco (16) y Sergio Cárdenas (29), heridos por disparos de escopeta de la policía rionegrina con postas de acero. Estas dos muertes son investigadas por Lozada, en un proceso en el que la Multisectorial contra la Represión en Bariloche y los familiares de las víctimas culpan a la policía. Gaimaro Pozzi destacó el “arduo trabajo” realizado en la instrucción del caso Boneffoi, en la que tomaron numerosas testimoniales y realizaron múltiples pericias, en las que intervino el Cuerpo Médico Forense y el Grupo de Física Forense del Centro Atómico Bariloche. La elevación a juicio –un expediente de 490 fojas– informa que el policía disparó con una pistola “Jericho” de calibre 9 milímetros, “desde una distancia de aproximadamente dos o tres metros”, provocándole a Boneffoi “un importante daño en el tejido cerebral, que sumado a la hemorragia y al edema intracerebral provocaron su muerte en forma inmediata”. En su defensa, el cabo Colombil había sostenido que la cartuchera en la que portaba el arma era sumamente defectuosa lo que lo obligó a correr con el arma en la mano para que no cayera al piso. Pero la mala suerte provocó que tropezara y el arma, de todos modos cayó, rebotó en el suelo, y se disparó porque el seguro estaba corrido ya que venía de un tiroteo, con tal mala suerte que dio en la nuca del chico como si hubiera sido disparada desde la misma altura del brazo y a dos metros de distancia. La versión de Colombil, de difícil comprobación fáctica, deberá ser planteada por el cabo ante un tribunal oral ya que la causa fue elevada a juicio.

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