SOCIEDAD › CONDUCTORES DE LOCOMOTORAS
Los accidentes dejan otras víctimas: los maquinistas o conductores de locomotoras. Ellos son testigos y a veces protagonistas involuntarios de los accidentes que ocurren sobre los rieles. Y una de las cicatrices recurrentes es el estrés postraumático frente a un episodio o varios por arrollamiento. “Sufren mucho. Algunos síntomas son de culpa (aunque no la tengan), la sensación de que se va a volver a producir el incidente –flashback–, tener la vivencia cuando duermen, incluso algunos escuchan ruidos de huesos que se quiebran debajo de sus camas”, describió María Teresa Paz Köhler, médica legista, asesora de La Fraternidad, el gremio que nuclea a los maquinistas.
“El conductor de la locomotora es un testigo pasivo con mucha carga psíquica”, explica Bertotti. Entonces, el estrés también repercute en el organismo. “Muchos conductores terminan con diabetes, psoriasis, problemas cardíacos o hipertensión arterial”, precisó a este diario la médica. Incluso padecen el nerviosismo de los pasajeros ante la demora que genera el siniestro. Además, algunos son protagonistas de demandas. A fines de 2009 se logró que los conductores fueran atendidos por las aseguradoras de riesgo de trabajo. El ciento por ciento de los casos presentados por el sindicato fueron reconocidos como enfermedad profesional.
La especialista relató que la sola idea de que pueda suceder un siniestro los pone mal: “El hecho de que se pueda repetir les hace revivir todo”.
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