Su abogado defensor lo anunció triunfante ayer en la tarde: luego de haber regresado a prisión por haber violado las condiciones del arresto domiciliario, Ricardo Barreda “volverá ahora a su domicilio”, en el barrio de Belgrano, para continuar cumpliendo allí la condena que, por ahora, la Justicia no da por terminada. La decisión de la Sala I de la Cámara Penal decidió devolver el beneficio a Barreda, tras resolver que su salida a la calle, registrada por una cámara televisiva, había sido por un motivo “justificado”: abandonó su casa en Vidal 2333 por una urgencia médica. El condenado por asesinar a toda su familia había alegado un malestar y dijo que había salido para tomarse la presión en una farmacia cercana. Precisamente fue la declaración de la mujer del farmacéutico, explicaron fuentes judiciales, lo que benefició a Barreda.

El 26 de enero, otro integrante de la misma Cámara, Raúl Dalto, había resuelto que Barreda debía volver a prisión, al no poder justificar por qué, el 17 de ese mes, había sido filmado caminando por las calles de Belgrano solo, con una bolsa de nylon en la mano. Pero ayer los camaristas Pedro Soria y María Oyhamburu revocaron aquella medida, al considerar demostrada la urgencia médica.

Para Dalto, Barreda tenía actitud de estar “mirando vidrieras”, por lo que resultaba “claro” que no atravesaba una urgencia médica. Pero los colegas de Dalto escucharon otra versión. Fuentes judiciales aseguraron que “la mujer declaró que efectivamente Barreda estaba con la presión baja, que era la primera vez que concurría a la farmacia y que en otras oportunidades era ella la que iba al departamento para tomarle la presión”. Por eso ayer decidieron devolverle el beneficio del arresto domiciliario perdido cuando fue trasladado nuevamente a la cárcel, en Gorina primero y en el penal de Olmos, después.

La decisión de la Cámara fue confirmada por el abogado defensor de Barreda, Eduardo Gutiérrez, quien hace semanas había insistido en que su defendido no había violado en ningún momento el arresto domiciliario de que disfrutaba desde 2008, porque había salido sin pedir permiso pero por razones de salud.

Ayer fue también Gutiérrez quien explicó que “hubo una serie de elementos probatorios que se produjeron a partir de la apelación y ello ha resultado de utilidad para esta decisión. Entiendo que la declaración de la farmacéutica fue importante, porque fue la persona que lo atendió cuando bajó a tomarse la presión”. El letrado también señaló que su cliente, además, aguarda una resolución favorable al pedido de libertad definitiva. Por ello desmintió los trascendidos que mentan que el condenado habría hablado frente a los peritos psiquiátricos que lo entrevistaron de una supuesta mala convivencia con su mujer. Barreda y Berta André “nunca han estado mal, esos han sido trascendidos”, aseguró.

Los camaristas que ayer decidieron devolverle el arresto domiciliario al cuádruple asesino son los mismos que deberán resolver la segunda apelación presentada por Gutiérrez, para dirimir la denegatoria de la libertad condicional y definitiva.

Cuando se le revocó la prisión domiciliaria a su cliente, Gutiérrez procuraba conseguir esa libertad definitiva, al entender que, por la ley del 2 por 1, estaba cumplida la pena. El juez Dalto entendió que le correspondía, en todo caso, la libertad condicional por los años pasados en prisión (30 años y siete meses, según el cálculo), pero rechazó concedérsela en función del informe de los cinco peritos psiquiátricos del Servicio Penitenciario, quienes indicaron que Barreda no podría contenerse ante “una situación hostil”.

Barreda fue condenado en 1995 a reclusión perpetua por haber matado a escopetazos, en noviembre de 1992, a su esposa, sus dos hijas y su suegra. Gozaba de arresto domiciliario desde 2008.