De los tres asesinatos ocurridos ayer en ocasión de robo en la ciudad de Buenos Aires y en el conurbano, dos tuvieron, según fuentes policiales, una posible relación con el robo de vehículos. Ninguno de los asaltos llegaron a concretarse, al parecer, por la resistencia que opusieron las víctimas. El primero fue en la localidad de Gregorio de Laferrère, a las 5, cuando Julio Emiliano Corzo volvía de trabajar en su Volkswagen Fox. Ya hay un menor demorado por el caso. Cuarenta minutos después, en el barrio porteño de Liniers, Carlos Valdez recibió varios disparos mientras se disponía a salir de vacaciones con su familia en un auto nuevo. La última víctima fue un camionero, asesinado en San Justo, luego de recibir un disparo en la pierna, efectuado por alguien que quiso entrar a la cabina del vehículo.

“Estoy muy enojada pero no con los delincuentes, sino con las autoridades”, dijo ayer Mercedes Acosta, madre de Corzo, quien reclamó más seguridad en el barrio. Su hijo, contó, era el único sostén de la familia porque su marido padece cáncer de garganta. El joven, de 24 años, volvía a su casa en Rocamora 7486, en el barrio La Loma, en De Laferrère. Según la versión policial, Corzo estaba por abrir el portón de rejas de su casa para estacionar. Cuando vio llegar a los asaltantes que pretendían robarle el auto, cerró la puerta y puso el seguro.

El joven intentó dar marcha atrás con el auto, pero uno de los ladrones le disparó, al menos, dos veces. Una de las balas impactó en el pecho del muchacho, provocándole la muerte en forma casi instantánea. Tras el ataque los asaltantes huyeron. Por la tarde la policía detuvo a un chico de 16 años apodado El Gringo, con antecedentes penales, quien fue derivado a un instituto de seguridad en Lomas de Zamora por disposición del Fuero Penal Juvenil de La Matanza. Según fuentes policiales, su cómplice ya está identificado y es mayor de edad.

Por el crimen del taxista de 45 años ocurrido en Martiniano Leguizamón 160, a una cuadra y media de la Avenida Rivadavia, en Liniers, aún no hay testigos presenciales. Valdez, que según sus vecinos había comprado hace dos meses un Volkswagen Suran, fue a buscar el vehículo a un garaje cercano y al regresar fue a tocar el timbre a sus familiares para que bajaran las valijas: se iban todos de vacaciones a la costa.

“En ese momento los familiares escucharon varias detonaciones y cuando el hijo salió se encontró con su padre tirado en el piso, agonizando”, dijo un jefe policial. El auto no fue robado. Valdez murió en el Hospital Santojanni. Recibió dos balazos en las piernas y otro en la espalda y los investigadores sospechan que el hombre forcejeó con el o los ladrones, aunque la hipótesis todavía no fue comprobada por los agentes de la comisaría 44ª y los efectivos de Criminalística que efectuaron las pericias en el lugar por orden del fiscal instrucción Aldo De la Fuente.

El tercer caso, según fuentes policiales, podría ser un robo al voleo. Ocurrió a las 10.30, cuando el chofer de un camión de una empresa cordobesa que transportaba ladrillos fue abordado por un ladrón en Centenera 5300, en San Justo. El conductor, cuyo nombre no trascendió, circulaba a baja velocidad por las lomas de burro; un joven se trepó al estribo del camión y lo amenazó con un arma. Al parecer, el chofer aceleró y en ese momento el ladrón le disparó en una pierna. El conductor herido se llevó por delante una columna de alumbrado, un árbol y un coche estacionado. Murió antes de que pudiera ser atendido por una ambulancia.

Consultada por este diario, una ex funcionaria que supo promover en 2003 la ley bonaerense de control de autopartes y afines, recalcó que detrás del robo de autos está el circuito clandestino de compra y venta de piezas. “Un negocio paradójico porque las propias víctimas participan del delito”, observó. La ley generó miles de cierres de desguazaderos y en sólo tres meses hizo bajar un 60 por ciento el robo de autos. “Después los controles se fueron relajando”, advirtió la fuente.