SOCIEDAD › CREEN QUE PUDO CAER EN MANOS DE UNA RED DE TRATA DE PERSONAS
Tiene 16 años y está radicada en ese país, con su madre. En la fiscalía demoraron más de dos días en tomarle la denuncia. La investigación se activó recién con la intervención del Consulado argentino, pero se perdieron horas decisivas.
› Por Emilio Ruchansky
El 24 de febrero, Mónica Foguet Passer, ciudadana argentina, se presentó en una fiscalía en Veracruz, México, para denunciar que el día anterior había desaparecido María Luz, su hija de 16 años. “Me pidieron que espere 72 horas, que por ahí era sólo un berrinche y volvía. Yo insistí y me faltaron el respeto, me trataron de loca, se reían”, cuenta la mujer a Página/12. Dice que esa primera semana era clave para la investigación de un delito común en México: la trata de personas. Y explica: “Te enterás en el súper, en las panaderías, en cualquier lado. Las chicas aparecen asesinadas, violadas o no aparecen más. Nadie llama para pedir rescate. Las secuestran para venderlas”.
Foguet Passer trabaja en Veracruz en un salón de belleza junto a su marido, oriundo de México, donde se radicó hace cinco años con María Luz, hija de un matrimonio anterior. La joven fue vista por última vez el 23 de febrero en la vecina ciudad de Boca del Río, donde trabaja de 9 a 20 como becaria de la empresa Especialidades Médicas del Sureste. “A decir de sus compañeros, ese día estaba de muy buen humor y sin ningún rasgo que pudiera denotar algún problema personal”, comenta la madre.
Esa misma noche, los familiares de María Luz entraron en las redes sociales de Internet para ubicar a sus amigos, ya que la joven se había llevado su agenda. Y nada. Al otro día, mientras intentaba radicar la denuncia, un compañero de oficina le dijo a Foguet Passer que su hija había conversado por teléfono con una amiga antes de salir. “Salgo en un taxi para tu casa, en 10 minutos estoy ahí”, habría dicho la joven. Por una clienta suya, la madre supo que esa amiga era dueña de la estética Totem, cerca de la oficina, y solían cenar juntas.
“Cuando mi esposo y yo nos presentamos en Totem para indagar si sabían algo de mi hija, lo negaron, en una actitud que nos inquietó bastante”, relata. Luego ubicó la tienda de tenis donde trabaja el novio de la joven y también recibió una pista sobre el supuesto entregador de su hija: un productor musical que le prometió a María Luz, muy talentosa para el canto, según su madre, hacerla famosa grabando timbres y tonos para celulares. Cuando la madre llamó al estudio, le dijeron que allí se dedicaban a contratar promotoras de firmas cerveceras.
La investigación policial, según Foguet Passer, no avanzaba porque aún no querían tomarle la denuncia. Por eso, se comunicó con el Consulado argentino y logró que, a más de dos días de la desaparición, la Justicia aceptara el caso. “Me asignaron un comandante, entregué toda la información que tenía y también les di dinero a los agentes. Me lo pidieron para encontrar el número de teléfono que mi hija marcó el día de su desaparición porque había que dar una ‘propina’ a la gente de Telmex.” La primera semana pasó sin novedades. La policía de Veracruz no consiguió el teléfono ni demostró tener interés en el caso, dice la madre. “Una vez que aparezca mi hija, los voy a denunciar por negligencia”. Luego de los contactos que ella inició con el Consulado y la embajada argentina, que envió una carta al gobernador de Veracruz reclamando una investigación más seria, y de entrevistas con la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, la desaparición de María Luz fue derivada a la Justicia federal.
“La chica dejó sus cosas en la casa, no es que hizo la valija y se fue. No se trataba de una desaparición voluntaria, por el perfil y la edad, cuadra con un caso de trata de personas. La trata es delito federal”, explica a este diario la cónsul general adjunta de Argentina en México, Mónica García. “Se perdieron esas preciosas primeras horas para la investigación”, reconoció la funcionaria, quien destacó la seriedad de la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas, a cargo de Sara Irene Herrerías Guerra.
Foguet Passer está conforme con la fiscal, que citó a comparecer a varias personas bajo amenaza de una orden de detención si no se presentan. Horas antes de hablar con Página/12, un grupo de investigadores y especialistas le tomaron declaración en su casa, donde bien temprano, asegura, recibió la segunda amenaza: “Te aplacas o te aplacamos”, le habría dicho un hombre. “‘No te tengo miedo’, le respondí.”
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