Un matrimonio argentino fue asesinado e incinerado en Paraguay, luego de que tres delincuentes, que al parecer, trabajaban en la empresa de la pareja, los interceptaran a la salida de su fábrica y los arrastraran hasta un horno para producir carbón, donde sus cuerpos fueron reducidos a cenizas.
En la noche del martes pasado, Juan Carlos Quintana y su esposa, Carmen, regresaban de su empresa, una compañía productora de carbón ubicada en el departamento de Caaguazú, cercano a la capital, cuando fueron interceptados por tres delincuentes, que sin mediar palabra alguna, acabaron con sus vidas.
Cuando la policía, advertida por los vecinos, llegó al lugar a la mañana siguiente, se encontró con un escenario inusual. Tanto los cuerpos del matrimonio argentino, como la camioneta, marca Kia, en la que viajaban había desaparecido, y lo único que indicaba que allí se había cometido un crimen era un gran charco de sangre, que se extendía como reguero de pólvora por cerca de 2000 metros, hasta la propia puerta de la empresa de los Quintana. “Evidentemente los delincuentes arrastraron los cuerpos hasta la fábrica. Por eso había tanta sangre por todos lados”, explicaron más tarde los oficiales paraguayos, que extrañados por las características del caso se adentraron en la finca siguiendo las huellas color carmesí que cubrían la tierra, dirigiéndose inexorablemente al edificio donde estaban instalados los hornos para quemar la leña y producir el carbón.
“Lo primero que hicimos fue abrir los hornos, pero en un primer momento no vimos más que un montón de cenizas. Después cuando miramos detenidamente nos dimos cuenta de lo que había pasado. Los habían incinerado”, dijeron profundamente shockeados los policías. De los Quintana, sólo pudieron recuperarse algunos restos óseos, aunque afortunadamente para ellos, según explicaron los especialistas forenses, ya habían fallecido para el momento de la cremación.
Por ahora, la policía no pudo determinar el motivo del crimen, aunque sí logró identificar a los presuntos atacantes, al parecer trabajadores de la firma Yukerí, propiedad del matrimonio argentino, quienes durante la noche de ayer eran intensamente buscados en la ciudad de Caaguazú, lugar donde fue recuperado el vehículo de los Quintana, en el cual los asesinos se habían fugado.