Sáb 08.02.2003

SOCIEDAD

El derrumbe que dejó cinco muertes fue preanunciado hace diez años

Un estudio advirtió sobre la erosión en la ruta 168 diez años atrás. Se construyó un desvío, pero siguieron usando el tramo viejo. Ahora todos culpan a otro. Tres chicos entre los muertos.

› Por Horacio Cecchi

Una suma de coincidencias desataron la tragedia a la entrada del túnel subfluvial Santa Fe-Paraná. Como informó ayer este diario, el desmoronamiento de un tramo de la ruta 168, del lado santafesino, provocó la caída de una camioneta en la que viajaban un matrimonio de pescadores, sus dos hijos de 5 y 1 año, otra chiquita de 10 y dos abuelos de los chicos. Todos, salvo el matrimonio, murieron ahogados, encerrados dentro de la cabina del vehículo. La suma de coincidencias tiene varias lecturas: una es que existía desde hace una década un estudio de la Universidad del Litoral que alertaba sobre el proceso de erosión; que como resultado de ese estudio se construyó un desvío de 2,5 kilómetros; que el tramo viejo estaba destinado a ser anulado; que el Ente Túnel Subfluvial pidió que el tramo viejo siguiera en funcionamiento para agilizar el paso; que obviamente se agilizaban también las cajas de los peajes; que DuhaldeLavagna vetaron la magra ampliación al magro presupuesto de Vialidad Nacional votado por el Congreso; que la familia de pescadores no se dio cuenta de que se había cortado el tránsito por el desmoronamiento, y que la policía no se dio cuenta de que la familia no se había dado cuenta. La otra lectura es que todo fue obra del fatídico destino.
Hace diez años ya se había previsto levantar un bálsamo contra la acción del destino: según el secretario de Ciencia y Técnica de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la Universidad Nacional del Litoral, Mario Schreider, esa institución había realizado un estudio en el que advertía a Vialidad Nacional sobre la fuerza que ejercía el Paraná contra la orilla santafesina. También ese estudio estimó que la erosión del río provocaría el desmoronamiento de la ruta 168 en un plazo contado en unos ocho años.
“Se hizo una traza nueva por la que debía pasar el tránsito”, explicó a Página/12 Rafael Preto, jefe del VII Distrito de Vialidad Nacional, correspondiente a Santa Fe. La obra se ejecutó entre el ‘93 y el ‘96. Hasta ese momento, el ingreso al túnel subfluvial desde Santa Fe tenía una sola calzada de doble mano. Por esa calzada única circulaban alrededor de 9 mil vehículos al día. La mitad hacia Paraná y la otra mitad en sentido inverso, desde Paraná hacia Santa Fe. “La decisión al levantar la traza nueva era que la vieja quedaría anulada completamente –señaló Preto–. Pero el Ente Túnel (entidad biprovincial) nos pidió que se mantuviera la traza vieja para habilitarla como carril de circulación desde Santa Fe hacia Paraná, mientras que la traza nueva sería destinada a la circulación inversa.”
Ambas trazas tienen una longitud de 2500 metros. La nueva se inicia a unos 600 metros de donde se produjo el desmoronamiento el miércoles pasado. Es decir que, si- guiendo el pedido de la administración del túnel, desde el desvío y a lo largo de 2500 metros los vehículos que circulaban en uno y otro sentido tenían una calzada del doble de amplitud, lo que pronosticaba mayor fluidez en el tránsito.
“Cuando nos hicieron el pedido, nosotros alertamos que había que tomar medidas de seguridad y que se hiciera un seguimiento”, advirtió Preto. El seguimiento, según el funcionario, consistía en un proyecto de barreras de defensa en el sector viejo que debía financiar el Ente Túnel.
–¿Se realizó el proyecto?
–El estudio sí, a fines del 2000, pero el proyecto quedó desactualizado financieramente y no pudo hacerse.
Entre tanto, la ruta siguió con sus dos tramos habilitados. Es el último dato con que contaba la familia de Marcelo Zapata, de 42 años, y su compañera María Soledad Martínez, de 23, madre de Brian, de 5, y Maira, de 1, a quienes acompañaban Daiana Ortiz, de 10, y los abuelos José Pascua, de 62, y Rosario González, de 60. Los siete, dispuestos a pasar desde temprano un ameno día de pesca, bajaron con la vieja Dodge hasta la orilla del río, donde empezaron a tirar la línea buscando suerte. No se enteraron del desmoronamiento de la ruta, que ocurrió a las 17.30. Tampoco del desvío y de la inhabilitación del tramo viejo. Alrededor de las 20.30, subieron a la Dodge y retomaron la ruta hacia Paraná. Desde el desvío vieron las luces de la camioneta. Un patrullero los corrió tratando de alertarlos, pero sin éxito. Marcelo y María Soledad fueron rescatados. Ayer fueron recuperados los cuerpos del resto de la familia. Dicen que en la cabina encontraron a Daiana abrazando a la beba de un año.
El caso fue caratulado como homicidio culposo. Inmediatamente se produjo un sácame-esta-papa-que-quema entre Vialidad y la policía, el gobierno santafesino y el nacional, el Sindicato de Trabajadores de Vialidad Nacional y el Gobierno, la policía y la Justicia. Diez años después de la advertencia, y un día más tarde de cuando debían haberlo hecho, el tramo viejo fue anulado por completo.

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