Desde Lima

“Con mi familia hemos decido evacuar temprano. Hay que estar alertas. El tsunami podría venir en cualquier momento”, dice Ernesto Dioses, con rostro preocupado, mientras abandona su modesta casa junto a su esposa y sus hijos, cargando las pocas cosas que puede llevar para ir a uno de los refugios dispuestos por las autoridades. Todavía no son las cuatro de la tarde, hora marcada para iniciar la evacuación ante la alarma de un posible tsunami en el país como consecuencia del terremoto en Japón, pero Ernesto Dioses prefiere no correr riesgos y ha decidido adelantar la evacuación. Ernesto y su familia viven en el puerto de El Callao, al norte de Lima, una de las zonas más afectadas por un posible tsunami.

El alerta de tsunami en las costas peruanas se comenzó a transmitir desde temprano. Las autoridades marcaron entre las 19.30 y las 21.30 como la hora en que el posible tsunami tocaría costas peruanas.

“En este momento no podemos determinar la altura del tsunami, pero hay posibilidades que sea baja”, dijo al comenzar la tarde Atilio Aste, capitán de fragata de la Marina de Guerra, encargada de monitorear el fenómeno. El jefe del Instituto Nacional de Defensa Civil, Luis Palomino, apareció en los medios para desdramatizar la alarma: “Pido calma a la población. Esta es una alarma preventiva”, dijo Palomino. El presidente Alan García también se sumó a los pedidos de calma: “Que no haya pánico, estamos preparados”, señaló.

Desde las cuatro de la tarde comenzó la evacuación de todas las zonas costeras del país. Se ordenó el cierre de todos los puertos y se suspendió el tránsito por la carretera Panamericana, que corre paralela a la costa. Las clases escolares fueron suspendidas en las poblaciones costeras y el gobierno ordenó la suspensión, a partir de esa hora, de las actividades laborales.

Lima se encuentra protegida de un posible tsunami por los acantilados, de cerca de cien metros de altura, que separan la costa de la ciudad. La avenida Costa Verde, una de las más importantes, que atraviesa la ciudad de Sur a Norte hasta llegar a El Callao y que corre entre el mar y los acantilados, fue cerrada desde las cuatro de la tarde. Todas las playas, restaurantes y clubes cercanos a la playa fueron evacuados. La Costa Verde, que suele estar atiborrada de automóviles y gente, especialmente en el verano, lucía desierta. Un espectáculo que no se había visto antes. En El Callao, que tiene unos 800 mil habitantes, la evacuación de las zonas más cercanas al mar fue masiva. Los balnearios ubicados al sur de Lima fueron evacuados y todas las playas cerradas. Lo mismo sucedió en toda la costa del país, de unos tres mil kilómetros de longitud.