El altoparlante del Aeroparque Jorge Newbery de la ciudad de Buenos Aires amagó durante toda la tarde de ayer con traer alivio a los cientos de pasajeros varados. Sin embargo, el mensaje se repetía una y otra vez: “Debido a fallas en el sistema de comunicación se han suspendido todas las operaciones aéreas en los aeropuertos de la región metropolitana”. Los viajantes buscaban alguna información certera y no tenían más respuesta que “es un problema de la ANAC, la aerolínea no tiene nada que ver”. Mientras remarcaban sus pasajes, muchos intentaban saber dónde pasarían la noche y si alguien se iba a hacer cargo del costo. Reservas de hoteles perdidas, actividades programadas que debieron cancelarse o simplemente no poder llegar a tiempo al destino elegido fueron algunos de los variados disgustos.

Renato y sus amigos debían regresar a San Pablo, Brasil, a las 15.50 en un vuelo de la aerolínea Gol. “Ahora nos tenemos que quedar acá, pero no nos dan hotel y no tenemos ninguna explicación”, decía todavía incrédulo. Mientras el joven llenaba planillas para reprogramar su viaje, un empleado intentaba explicarle que “todos los aeropuertos” estaban incomunicados y que el problema no era de la empresa, pero Renato no aceptaba argumento alguno.

En el caso de Claudio, un rosarino que debía ir por Aerolíneas a Milán con escala en San Pablo, la situación era similar. “La poca información que hay es muy confusa”, le dijo a Página/12. Parado en medio de una fila que de sólo observarla dejaba exhausto, el hombre compartió: “Nada más quiero que me remarquen el pasaje. Después, si no me dan hotel buscaré la casa de algún amigo”.

La administración de Aerolíneas Argentinas aturdía de gritos. Peleas entre clientes y empleados, entre la seguridad y los clientes, entre los propios clientes. Laura, una joven española, venía de El Calafate y viajaba hacia Iguazú con conexión en Buenos Aires. La mujer, como tantos otros, necesitaba que le pagaran un hotel para pasar la noche. ¿Cómo es la atención?, consultó este diario. Con su dedo índice apuntó al cúmulo de personas encimadas en la puerta del local de la aerolínea y soltó: “Ves lo que hay. No nos tratan muy bien”.

En Aerolíneas finalmente les dieron hotel y transporte hasta el alojamiento a quienes tenían vuelo con conexión en el Aeroparque. Esa fue la única concesión que hizo la empresa. Mientras que el resto de las aerolíneas no hicieron lugar a ese pedido de los pasajeros por entender que el problema no era de su competencia.

Liberados de estrés, unos adolescentes paraguayos hacían música con un violín y un bongó frente a las vacías ventanillas de las líneas aéreas. “Queremos amenizar la situación porque si no nos ponemos a llorar.”

Informe: Leonardo Rossi.