Jue 21.04.2011

SOCIEDAD  › INTERPELACIóN DE LA CUESTIONADA PRESIDENTA DEL CONSEJO DE NIñEZ

La funcionaria PRO no convenció

Beatriz Orlowski fue citada a la Legislatura por los escándalos de su gestión, entre ellos la fallida página web del organismo. Abundó en titubeos y evasivas. Cuatro legisladores le pidieron que renunciara. Y nadie del bloque PRO salió a defenderla.

Su marido llegó con ella, aunque se quedó detrás de una mampara. El diputado Eduardo Amadeo, una de las espadas de Eduardo Duhalde, permaneció en segundo plano para darle aliento. Ella, la presidenta del Consejo de Niñas, Niños y Adolescentes de la Ciudad, debía dar explicaciones en la Legislatura por la serie de cuestionamientos que diversos sectores hacen sobre su gestión y que incluyen la ya famosa página web que aconsejaba comer fresas y queso cheddar a chicos con derechos vulnerados. Ella se mostró nerviosa, titubeó en buena parte de las respuestas y resultó poco convincente. A tal punto que un diputado PRO, Cristian Ritondo, que no era parte de la reunión pero se había acercado para darle apoyo moral, se fue a poco de comenzado el debate. Y después de que cuatro legisladores opositores le pidieran la renuncia, ninguno del oficialismo salió a defenderla.

La reunión fue convocada por la Comisión de Mujer e Infancia de la Legislatura porteña. A partir de un temario que la presidenta de esa comisión, Diana Maffía (Coalición Cívica), le entregó de forma previa, la presidenta del Consejo desarrolló su exposición. Primero, la funcionaria se refirió al funcionamiento del Plenario del Consejo, que es el órgano máximo del organismo fijado por la ley y al que la funcionaria evita convocar, según señalaron varios consejeros. En este punto abundó en evasivas, pero trató de ser contundente en otro aspecto cuestionado: la falta de institucionalidad en la toma de decisiones.

–Diariamente consulto a todas las áreas del Consejo –afirmó.

–Mentira, mentira –se escuchó el grito unánime de los trabajadores presentes.

Luego admitió que ciertas decisiones “se toman en una mesa chica”. En este tema, hizo bandera de su política de “un desayuno por semana”, “abierto a todos los que quieren hablar”, pero al que sólo “asisten seis u ocho personas”, se quejó.

Justamente, otra de los denuncias fue la decisión unilateral de eliminar el anterior logo del organismo, elaborado por estudiantes secundarios de escuelas públicas que participaron de un concurso. Ante las críticas, sostuvo que “ese logo no se usaba”, lo que generó otro murmullo de rechazo entre los trabajadores, que aseguraban que toda la papelería del Consejo incluye ese logo.

–Usted dejó de lado un logo que había sido democráticamente elaborado. ¿Quién hizo el nuevo logo? –le preguntó Maffía.

–Bueno, me lo acercaron... –titubeó Orlowski.

–¿Pero quién? –insistió la legisladora.

–No es tan importante saber quién hizo el logo –terció Victoria Morales Gorleri, la única diputada PRO que hizo algún conato de defensa de Orlowski.

–Sí, es importante –reafirmó Maffía, y la funcionaria confesó entonces que lo había hecho una agencia llamada “Click”. La legisladora recalcó lo simbólico de priorizar a una empresa privada por sobre un emprendimiento “democrático y con participación de los estudiantes”.

Al defender la cuestionada página web “Veo Veo”, Orlowsky reconoció, sin hacer mención al contenido, que “fue un error, porque le faltaba un poco de construcción”. Sin embargo, enseguida lanzó: “Hay que pensar que los chicos vulnerables pueden tener acceso a vidas diferentes. Eso es hacer crecer las aspiraciones”. El sitio recomendaba a los chicos con derechos vulnerados comer “fresas en su cereal”, zanahorias bebé y queso cheddar en lugar de leche.

–Internet es lo más igualador que hay, más que cualquier política social. Y que alguien me demuestre lo contrario –se defendió Orlowski.

Tras el estupor por lo que acababa de escuchar, Maffía le preguntó con quién había decidido el desarrollo de la página.

–No puedo estar consultando todo todo el tiempo –respondió.

Orlowski mencionó luego que espera que en la próxima reunión de plenario, citada para el 26 de este mes, “se pueda construir un nuevo plan transversal” del Consejo, como exige la ley. El presentado por la presidenta durante las reuniones del año pasado fue rechazado por los plenaristas que no responden al macrismo. Ante este último punto, la legisladora de Diálogo por Buenos Aires María Elena Naddeo le marcó que “fue lógico” el rechazo, ya que la propuesta “era una hoja con cuatro puntos”. “El plan transversal se debe trabajar con los equipos técnicos, que son históricos”, le recomendó. En esa línea agregó: “Los desayunos no sirven, presidenta, hay que escuchar a todas las áreas”.

Dentro de la marea de denuncias, Laura García Tuñón (Buenos Aires para Todos) hizo hincapié en que esta gestión del Consejo “pasa las responsabilidades del Estado a las ONG” y “terceriza” sus funciones y trabajadores. La legisladora resaltó que “a partir de lo visto” se presentará “un pedido para que se la aparte de sus funciones”. El futuro petitorio fue ratificado por María José Lubertino, de Encuentro Popular para la Victoria. La ex titular del Inadi sumó su “preocupación por la persecución a los trabajadores críticos” de Orlowsky.

A su turno, Gabriela Alegre (Encuentro Popular para la Victoria) consultó a la presidenta sobre la eliminación de la categoría de “travesti” en los formularios de entrevista para adolescentes que tiene el Consejo. Es que el organismo atiende a adolescentes con esa identidad sexual y que tienen derechos vulnerados, pero Orlowski decidió que no se preguntara más sobre esa condición. La funcionaria respondió que así como estaba esa categoría “podría haber muchas otras” y dio a entender que “hay distintos temas por lo que los jóvenes hacen sus elecciones”. “Hay mujeres que se visten de varón porque no tienen ropa o para que en la calle las molesten menos. No son necesariamente travestis”, ejemplificó ante un auditorio que ya había perdido el asombro hacía rato.

Para el cierre, Alegre sintetizó la indignación de la oposición. “Usted asume su falta de capacidad” y “habla con distancia del organismo que conduce desde hace un año”, le dijo a la funcionaria, antes de asegurar que “todos los bloques opositores acompañarán el pedido” para removerla de su cargo.

Con ese cuadro de situación, Beatriz Orlowski se fue, como había llegado, con su único apoyo: su marido diputado.

Informe: Leonardo Rossi.

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