SOCIEDAD › CON CARRILES CENTRALES EXCLUSIVOS Y PARADAS CADA CUATRO CUADRAS, EN AVENIDA JUAN B. JUSTO
En plena campaña, Macri inauguró el Metrobus, un nuevo sistema que agiliza la circulación de ómnibus en 12,5 kilómetros entre Palermo y Liniers. Aunque no fue tan rápido como esperaban, planean extender el modelo a otras avenidas.
› Por Eduardo Videla
El Metrobús, la marca con la que el gobierno porteño puso en marcha en Buenos Aires el sistema de colectivos de tránsito rápido (BRT, por sus siglas en inglés), debutó ayer en la ciudad de Buenos Aires, en su recorrido de 12,5 kilómetros a lo largo de la Avenida Juan B. Justo, entre Liniers y Palermo. Fue más rápido, aunque no tanto como esperaban las autoridades en sus cálculos iniciales: habían estimado que se demoraría 28 minutos en hora pico, de punta a punta, pero en la práctica hubo momentos en que se superaron los 40 minutos, según pudo comprobar este diario. Igual, los funcionarios se mostraron conformes y ya piensan extender el sistema a otras avenidas de la ciudad.
“Tardó casi lo mismo que siempre, pero el viaje fue más cómodo, porque el colectivo frena menos, no tiene que andar esquivando autos”, dijo a Página/12 María, una pasajera que habitualmente hace el trayecto entre la Avenida Corrientes y Liniers, en el 34. Con el boleto en la mano, que marcaba la hora de ascenso, sacó la cuenta: le puso 36 minutos, “más o menos como antes”.
El debut fue bastante prolijo, sobre todo por la saturación de agentes de tránsito –entre dos y cuatro por estación– para ordenar el tránsito y evitar que los automóviles circulen por los carriles centrales, exclusivos para los colectivos. Lo que no pudieron evitar es la invasión de motos, algunas de las cuales protagonizaron maniobras peligrosas como sorpassos a contramano.
Cuatro camionetas de Tránsito recorrieron la avenida para evitar el estacionamiento de vehículos que, si bien está prohibido entre las 7 y las 21, sobre ambas aceras, era bastante frecuente y habría dificultado la circulación de automóviles, que tienen asignados dos carriles de cada lado. De todas maneras, el tránsito de autos fue lento, aunque no tanto como se esperaba.
El Metrobús dio sus primeros pasos casi sin metrobuses, esos vehículos articulados con los que se identifica el nuevo sistema. Es que salieron a la calle solamente doce –diez para la línea 166 y sólo dos para la 34– por lo que la gran mayoría de ómnibus que anduvo por el doble carril central eran micros comunes y corrientes. “A otros veinte les falta colocar los fuelles, que son importados. Creemos que van a estar para fin de junio”, estimó Guillermo Dietrich, subsecretario de Transporte de la Ciudad.
“Lo más cómodo son las paradas, que tienen asientos, y como los andenes están elevados, es más seguro para subir”, destaca Ana, una pasajera que viene del médico, desde Honorio Pueyrredón a Liniers.
El carril exclusivo termina unos ochocientos metros antes de llegar a Liniers: la última estación en carril central es la del Polideportivo de Vélez Sarsfield. También desaparece en la subida del puente de Juan B. Justo sobre la Avenida Córdoba, pero reaparece en Honduras, para terminar en Pacífico.
En todo el recorrido hay 21 paradas, pero los andenes son 42, ya que hay uno de cada lado. En promedio, están cada cuatro cuadras. El único que hace todo el recorrido es el 166: el 34 sale de la Juan B. Justo en Godoy Cruz, antes del puente. También recorren tramos menores el 109, el 110, el 99, el 53 y el 172. Todos van por el carril central y, para salir, tienen un carril adicional, hacia la derecha, y un semáforo exclusivo.
La obra hace efectiva una ley sancionada por la Legislatura, a partir de proyectos presentados por los diputados Diego Santilli (PRO, hoy ministro de Ambiente) y Daniel Amoroso (Unión Federal). El costo fue de 100 millones de pesos.
La inauguración, ayer a las 11, estuvo a cargo del jefe de Gobierno, Mauricio Macri, quien se sacó fotos al volante de un ómnibus, junto con la ministra, María Eugenia Vidal, su compañera de fórmula. A la hora de la inauguración, algunos pasajeros empezaron a subir con globos amarillos que les habían repartido en la parada, con lo cual se habían convertido en participantes involuntarios de un acto de campaña.
Macri dijo que el Metrobús permitiría hacer en 28 minutos un viaje que hasta ahora se hacía en 50, lo que permitiría ahorrar 44 minutos por día, siete días por año. La práctica luego demostró otra cosa. “Los viajes se hicieron entre 32 y 38 minutos –admitió Dietrich–. Falta sincronizar mejor los semáforos y retirar algunos ómnibus, ya que al haber tantos, se acumulan en las paradas y hacen más lento el recorrido.”
Las críticas corrieron por cuenta de vecinos de Liniers y Villa Luro, que han visto incrementar el tránsito en las calles del barrio. Se les sumó el diputado Sergio Abrevaya (Coalición Cívica), que cuestionó el “costo faraónico para hacer solo paradas con techo a las que Macri llama pomposamente estaciones”.
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