SOCIEDAD › EL MODELO DE EVALUACION DOCENTE EN ECUADOR, EXPLICADO POR SU MINISTRA DE EDUCACION
La ministra Gloria Vidal explicó a Página/12 que el mecanismo para evaluar a los maestros en su país fue elaborado en diálogo con los docentes. Fue invitada por las autoridades porteñas, que anunciaron una evaluación voluntaria para octubre.
Funcionarios del área educativa, investigadores, representantes sindicales y docentes de América latina y Estados Unidos debatieron sobre distintas experiencias de evaluación docente, en un seminario internacional organizado por el Ministerio de Educación porteño, que busca implementar cambios similares a los efectuados en países de la región. Una de las reformas que está en estudio es la que puso en marcha el presidente Rafael Correa en Ecuador. Allí, los docentes que obtienen buenos puntajes en la evaluación reciben un incentivo económico, pero los que fallan reiteradamente en las pruebas dejan de dar clase y pueden optar por otro cargo en la escuela. La ministra ecuatoriana de Educación, Gloria Vidal, habló con Página/12 sobre la implementación de las reformas hacia una mejora en la calidad de enseñanza en su país. La apertura del seminario estuvo a cargo del ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni (ver recuadro).
–¿Cuáles fueron las medidas para mejorar la calidad educativa?
–Hubo un tratamiento a nivel político y otro con los actores sociales para la construcción de un plan decenal. Además, se llamó a una consulta popular a través de la cual la gente votó el plan. Uno de sus componentes es la evaluación docente en su conjunto, que incluye la medición de los estudiantes y de los directivos de la escuela sobre los docentes.
–¿Qué participación tuvieron los gremios en el plan?
–Es muy importante mantener un diálogo con el gremio. De hecho, se construye el sistema de evaluación con su participación y su permanente observación. Una de las cuestiones en las que impacta el gremio es en el peso porcentual del tipo de evaluación, tanto en las internas, dentro de la escuela, como en las externas, a cargo de los técnicos. Allí hay una discusión importante donde se acoge la postura del gremio.
–¿Qué otras reformas acompañaron al plan decenal?
–El sistema de evaluación se puso en marcha y comenzó también la construcción de un sistema referencial de estándares educativos, que clarifican el objetivo, porque los maestros tienen en claro en qué pueden ser evaluados. Hemos abierto esos estándares a debate. Han sido construcciones sucesivas. Ecuador además construía su Ley de Educación, que ha sido un cambio en el estatuto docente: mejora su condición no sólo en lo salarial sino que permite la incorporación de talentos jóvenes, y redefine y revaloriza la carrera. Permite a los maestros acceder a una mejor remuneración y a una reivindicación como servidor público. Es también abrirle nuevas rutas profesionales: un docente puede convertirse en asesor educativo, en un auditor o en mentor, que es un profesor de profesores.
–¿Cuál fue la reacción de los docentes?
–La discusión en Ecuador no se planteó como una evaluación punitiva, ni como una medida de persecución a los docentes: se hizo con mucha comunicación porque es para mejorar. El Estado había estado ausente y no había invertido en el docente, y hubo que cambiar ese paradigma. Volver a convertir al docente en un referente social. Por lo tanto, no podemos culpabilizarlo de sus resultados sino, al contrario, acompañarlo en la recuperación, en caso de que ésta fuera necesaria.
–¿En las pruebas académicas se reflejaron los cambios?
–Sí. Creemos que los docentes están acudiendo a las pruebas con mucha más tranquilidad, sabiendo que el objetivo no es quitarlos del aula sino brindarles cursos de desarrollo profesional, y que nosotros acompañamos esa recuperación del docente como personaje emblemático de la sociedad.
–¿Qué sucede con los maestros que tienen éxito en las evaluaciones?
–Existen bonificaciones en términos salariales a esos docentes. Además tienen la posibilidad de acceder a una beca o a una maestría, a otro tipo de compensaciones que para los docentes son importantes.
–¿En qué consiste la evaluación?
–Hay distintas matrices de evaluación. Hay una autoevaluación donde el docente marca sus fortalezas y los puntos a mejorar, también está la mirada de un par y del director de la escuela sobre el respeto en el trato con los estudiantes, las referencias con los padres de familias... Hay también una mirada del estudiante sobre cómo percibe al maestro. Los evalúan los estudiantes que tienen más de 12 años y nos arroja información muy importante.
–¿Han podido corroborar que la capacitación docente esté acompañada con un mejor rendimiento de los estudiantes?
–Al final de este año nos tocan las pruebas censales y podremos compararlas con las del arranque del sistema. Los chicos se acostumbran a rendir pruebas externas y saben que son comparables con otras escuelas. También son interesantes los procesos que comparan la historia de la escuela con ella misma: les da la posibilidad de una medición más acotada de sus resultados.
–También se suelen comparar estudiantes de distintos países y esto genera debate. ¿Cuál es su postura sobre las pruebas Pisa?
–Creemos que es necesario un trabajo de un poco más de análisis de esa información. Efectivamente, hay cuestiones culturales y referenciales a la naturaleza de la prueba que medían en la lectura que pueden hacer de la prueba. Me parece muy complejo comparar en una evaluación escuelas de Buenos Aires con las de Shanghai o la Amazonia ecuatoriana. Sin embargo, tratan de ponerse de acuerdo en cuanto a los contenidos generales que un estudiante de determinada edad debería de dominar. Es un debate abierto, complicado. A veces es complicado incluso compararlo dentro de un país.
Entrevista: Soledad Arréguez Manozzo.
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