Los operadores de la empresa Paramedic comprometieron al médico Juan Gauvry Gordon, acusado del encubrimiento del crimen de María Marta García Belsunce, al denunciar la conducta “dubitativa” del profesional y la certeza que tenían, por escuchar su informe, de que se debía avisar a la policía. Gauvry Gordon había declarado el día anterior que creía haber actuado “como un idiota”, pero que no había intentado “encubrir nada”.

“Decíamos que se tendría que haber caído en una bañadera desde diez metros de altura. Entre todos hacíamos ese comentario, porque uno se puede caer desde su propia altura y tener una fractura de cráneo, pero es raro que tenga pérdida de masa encefálica”, declaró Víctor Cibulette, supervisor de operadores de la empresa de emergencias. Otro de los operadores, Nicolás Costa, despachante de las ambulancias y quien se comunicó con Gauvry aquella tarde, confirmó que le preguntó directamente si daban intervención policial. “No, yo le hago la constatación de óbito y listo –respondió Gauvry en aquel momento–. No es dudosa pero es medio... Muerte dudosa no nos parece.” Costa que en aquel momento cursaba el segundo año de medicina, declaró que ante el reporte de “óbito en muerte traumática, identifiqué si era una muerte dudosa y por eso pregunté si mandábamos personal policial”.

La defensa de Gauvry intentó mejorar la situación del médico y preguntó a los testigos por qué ellos mismos no hicieron la denuncia si todo les pareció tan extraño.

“Lo tiene que hacer el médico –dijo Cibulette– uno por sospechar no puede dar aviso.”

“¿Quién se lo dijo?”, repreguntó Gabriel Becker, y el testigo le respondió: “El sentido común”.

En una de la decena de grabaciones que se pasaron durante la audiencia, entre Cibulette y otro empleado de OSDE, le reportó que el alerta rojo del country Carmel resultó un “traumatismo de cráneo con pérdida de masa encefálica”.

“¿La cagaron a palos?”, preguntó el de OSDE, y Cibulette respondió: “No sé. Intencionalmente nadie hizo nada, pero (Gauvry Gordon) no preguntó”.