SOCIEDAD › LA MASAJISTA BEATRIZ MICHELINI SE DISTANCIó DE LA VERSIóN DE CARRASCOSA Y BáRTOLI
Beatriz Michelini declaró en el juicio por el encubrimiento del crimen de María Marta. Dijo que su voz no era la que se escucha en el audio junto a la de Carrascosa y Bártoli. Abrió por primera vez un flanco en la defensa cuando aseguró que se sintió engañada.
› Por Carlos Rodríguez
En una larga declaración indagatoria ante el Tribunal Oral 1 de San Isidro, la masajista Beatriz Michelini negó que sea suya la voz de mujer que se escucha en una pericia de audio realizada por la Gendarmería, en la que se oyen frases de fondo mientras Carlos Carrascosa está pidiendo por teléfono una ambulancia para atender a su esposa, María Marta García Belsunce, muerta en su casa del country El Carmel, de Pilar. “Tenela”, “tocala”, “cerrá la puerta”, “sí, está muerta”, son algunas de las palabras que dicen Guillermo Bártoli y una mujer no identificada de la cinta, que para los fiscales del juicio oral sería Irene Hurtig. “Esa voz no es mía, yo no tuteo, no lo hago con nadie, ni con mis padres o con mis tíos”, aseguró Michelini. La testigo, al relatar –entre sollozos– su versión de los hechos, se sentó sobre el piso, frente a los jueces, para colocarse en la misma posición que tenía Carrascosa, al lado del cuerpo de María Marta, cuando ella llegó al escenario del crimen, el 27 de octubre de 2002. Ayer los fiscales insistieron ante el tribunal para que Bártoli sea juzgado como “partícipe necesario” del crimen y no por encubrimiento, pero los jueces volvieron a rechazar el pedido (ver aparte).
“Yo me siento totalmente engañada en mi buena fe. Me dijeron todos que había sido un accidente, que se había caído en la bañera. Esta es una mancha que me ha marcado y me marcará mucho tiempo más. Siento mucha vergüenza por estar hoy acá, mucha vergüenza. Abusaron de mi honestidad. Me usaron”, dijo Michelini. La mujer, que lloró –a veces en forma desconsolada– durante la mayor parte de su testimonio, admitió que ella fue la que limpió la escena del crimen.
“Yo limpié, nadie me obligó”, afirmó Michelini, quien sostuvo que uno de los primeros en hablar de limpieza fue Santiago Biasi, el médico que llegó a la casa en la segunda ambulancia. Michelini precisó que Biasi “bajó las escaleras (luego de observar la escena del crimen), dio el pésame y pidió que subiéramos a limpiar todo para que no se impresione la familia”, en alusión a los padres y demás parientes de María Marta que concurrieron después de ocurrido el hecho.
Michelini, que obtuvo el diploma de masajista a los 40 años y que vive en un barrio de clase media, fuera de El Carmel, sostuvo que siempre fue “una mujer sumisa, incluso con mi marido”. Por eso tenía, con los García Belsunce, una relación “de empleada a patrón”, aunque no trabajara para ellos en relación de dependencia, dado que los veía como “semidioses”. Recordó que comenzó a limpiar el baño luego de recibir una orden de Guillermo Bártoli: “Me dijo ‘vamos Betty’ y me dio un lampazo para limpiar la bañera”. También usó “un trapito verde”, pero no echó lavandina y decidió “tirar al tarro de la basura la alfombrita” que había en el baño y que estaba mojada “con agua y sangre”. También limpió “un coágulo de sangre” que estaba cerca del inodoro.
Michelini, de 53 años, llegó al juzgado por el ingreso al garaje de los magistrados y para evitar que se viera su rostro lo tapó con una pañoleta ante la presencia de fotógrafos y camarógrafos. “No quiero que me hagan notas, no quiero que me reconozcan”, dijo luego ante los jueces. Vestida con pantalón y chaleco negros y una camisa blanca, la testigo llevaba un rosario en el cuello y anteojos. Sus abogados, Roberto Ribas y Eduardo Ludueña, pidieron que se le exhibiera el video subtitulado de la grabación tomada cuando Carrascosa llamó a OSDE para pedir una ambulancia para su esposa. Allí se escucha de fondo a Bártoli y a una mujer no identificada decir “tenela”, “tocala”, “cerrá la puerta”, “sí, está muerta” y “dale vamo...”, en referencia a la víctima.
La masajista se sentó primero en la silla de los testigos, frente a los tres jueces, pero después se acomodó sobre el piso, sorprendiendo a todos. De esa forma recordó que el 27 de octubre de 2002, cuando llegó a la casa de María Marta, como todos los domingos, para hacerle masajes, la encontró tirada en el piso del baño, con “el señor Carrascosa” ubicado a su lado, tal como ella representó ayer, “acariciándole el pelito”. Entre sollozos, Michelini dijo que le pidió a Carrascosa que “llamara a un médico, a Bártoli”, que hiciera “algo” para tratar de salvar a María Marta.
Siempre llorando, Michelini explicó que ella intentó reanimar a María Marta, “haciéndole respiración boca a boca”, luego de tomarle el pulso. Afirmó que la víctima “tenía en la boca un burbujeo con sabor metálico”. Cuando la fiscalía le preguntó si había escuchado la conversación telefónica de Carrascosa con OSDE, pidiendo una ambulancia, ella respondió en forma negativa. La grabación, en la que se escucha de fondo la voz de Bártoli y de la mujer desconocida, fue hecha a las 19.07 del día del hecho. Según el video registrado por las cámaras de la guardia de El Carmel, Michelini llegó a la puerta de entrada al country minutos antes de las 19, pero fue retenida en la guardia y habría entrado a la casa recién a las 19.15.
Lo que cree la fiscalía es que Bártoli y su mujer, Irene Hurtig, ya habían estado en la escena del crimen. Por eso afirman que las voces que se escuchan en la grabación son las de ellos dos y no la voz de Michelini. La testigo rectificó una declaración suya, del 30 de octubre de 2002, en la que reconoció que estuvo en la casa de María Marta, el día 27, antes de las 19. Aseguró que firmó el acta sin leer el texto. Fue el primer interrogatorio policial. Un oficial, de apellido Becerra, dijo esa noche una frase que intimidó a Michelini: “Quiero que me identifiquen a la masajista”. Michelini aseguró que se siente “una verdadera idiota” por haber creído en lo que le dijeron Carrascosa, Bártoli y compañía.
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