SOCIEDAD › ESTRAGOS EN LA PATAGONIA
La acumulación de cenizas volcánicas, sumada al temporal de viento y lluvias, complicó ayer más la situación en Ingeniero Jacobacci, que se encuentra aislada, y en Bariloche, donde cayó el techo de una escuela, hubo cortes en el suministro eléctrico y se suspendieron las clases. El techo de la escuela 278 de San Carlos de Bariloche cedió y se desplomó, aunque sin causar víctimas. Los alumnos no podrán volver a clases hasta que se solucionen los problemas edilicios.
La Cooperativa Eléctrica de Bariloche dijo ayer que a lo largo de la jornada hubo cortes de luz y problemas de baja tensión, por la presencia de ceniza volcánica en los generadores.
La empresa precisó que los inconvenientes se produjeron por el mal funcionamiento en “una barra de 13,2 kilovoltios”, que afectó a los barrios Industrial Ñireco, LU8 Limay, que alimenta el este de la ciudad, hasta Dina Huapi, y la línea 25 de Mayo, que afecta parte de los barrios del sur de San Carlos de Bariloche.
A esta situación se sumó una lluvia que, al mezclarse con cenizas, generó lodazales en varias calles del principal destino turístico de la Patagonia.
En ese contexto, autoridades locales dispusieron que un grupo de establecimientos educativos permanezcan cerrados, hasta tanto se regularicen los servicios públicos. Las escuelas afectadas fueron las números 48, 278, 310, 320, 321, 343; los jardines de infantes 61 y 86; el Centro de Educación Media 97, la Escuela Especial 6 y la Escuela Laboral 6, entre otras.
Mientras tanto, las calles de la localidad rionegrina de Ingeniero Jacobacci quedaron bajo una gran capa de material volcánico, mientras que los habitantes no salieron de sus hogares alegando que tenían “miedo a los robos”.
Carlos Toro, intendente de esa localidad, expresó “preocupación” por la continuidad del fenómeno y aseguró que en las últimas horas “se ha profundizando la gravedad de la crisis, ya que la ayuda llega muy lentamente, por ser una zona rural”. El jefe comunal indicó que los principales inconvenientes son la escasa llegada de la leña, principal fuente de calefacción de la zona, y la posible muerte de los animales que no pueden alimentarse.
Cinco familias resolvieron autoevacuarse durante la noche y dirigirse a edificios públicos con calefacción y servicios, hasta resolver los problemas de sus viviendas. Los bomberos voluntarios convocaron a sus integrantes para atender las emergencias que surgen a cada instante, mayormente por inundaciones.
Por otra parte, Vialidad Nacional dispuso el envío de máquinas viales al aeropuerto local, para comenzar a retirar las cenizas acumuladas y ponerlo en condiciones de operatividad para el próximo 21 de junio.
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