Mié 22.06.2011

SOCIEDAD  › ORGANIZAN COOPERATIVAS PARA FABRICAR BLOQUES DESTINADOS A LA CONSTRUCCIóN

De tal ceniza, tal ladrillo

Parte de la materia prima cayó del cielo. La mano de obra la aportan trabajadores desocupados de Villa La Angostura. Y el Ministerio de Desarrollo Social se comprometió a aportar la máquina necesaria para la producción.

› Por Emilio Ruchansky

El primer ladrillo hecho con las cenizas emitidas por el volcán chileno Puyehue fue fabricado en Mallín, un barrio obrero en las afueras de Villa La Angostura. Lo hicieron mezclando arena volcánica con cemento en un molde de madera. “Lo llenaron, se secó, dieron vuelta el molde, lo sacaron y quedó macizo”, describió ayer el arquitecto Gabriel Fachado, secretario de Obras y Servicios Públicos de esa castigada localidad neuquina. El Ministerio de Desarrollo Social de la Nación ya confirmó un proyecto piloto para que dos cooperativas, que emplearán a 32 personas, “desarrollen los bloques y los utilicen para construir casas o caminos”, comentó el representante neuquino de esa cartera, Carlos Alberto Vivero. Desarrollo Social ya se comprometió a comprar la máquina para fabricarlos.

La idea de fabricar bloques rondaba desde el pasado 5 de junio, un día después de que comenzara a llover ceniza volcánica sobre la ciudad. Surgió de la propia comunidad de Villa La Angostura. Según explicó a este diario Ariel Domínguez, secretario de Gobierno local, “es una iniciativa laboral para cuentapropistas que hayan sido muy afectados por las cenizas y una forma para generar fondos para el municipio”. El funcionario agregó que la malaria económica durará, al menos, seis meses y afectará principalmente a los habitantes dedicados al turismo. “Necesitamos ayuda de la provincia y de la Nación para recuperar esta perla de la Patagonia”, dijo.

El plan tuvo el visto bueno de Sergio Berni, viceministro de Desarrollo Social de la Nación, quien está en la zona, e incluye la compra de una máquina que cuesta un millón de pesos y sirve para fabricar los bloques. El objetivo del ministerio es consolidar la experiencia y después extenderla a través de emprendimientos cooperativos. “No se apunta al mercado interno, sino a vender a las provincias vecinas y a otros puntos del país. Al mismo tiempo trataremos de hacer convenios para que sirvan para obras públicas”, explicó el arquitecto Fachado, quien tiene una empresa constructora y no duda de la utilidad de la arena volcánica.

El bloque que hicieron los vecinos no es el modelo definitivo, sólo la prueba de que se puede hacer algo. “Yo lo tuve en la mano, es muy casero, parece un baldosón”, contó Domínguez. Vivero coincidió en la apreciación y agregó que “es de buena calidad”. Tras la presentación, los vecinos de Mallín se llevaron el bloque porque seguirán haciendo otras pruebas. La semana pasada llegaron muestras de esta ceniza al Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inti). Allí se comprobarán, antes del próximo viernes, las potencialidades constructivas de la arena volcánica, por ejemplo, para construir cámaras sépticas, ya que resulta muy moldeable, o para el llamado “pavimento reticular” formado por bloques hexagonales.

También es probable que se realicen consultas al Imvap, una empresa estatal especializada en desarrollo tecnológico, para que aporte otras visiones sobre la arena volcánica. Lo que se busca, explicó Domínguez, “es diversificar la producción de la región”.

Según explicó Néstor Bozak, representante de Defensa Civil de Neuquén, en toda Villa La Angostura hay al menos un millón de metros cúbicos de arena volcánica, que de a poco se viene amontonando con ayuda de los habitantes cerca del puerto de esa ciudad; más precisamente, en el embarcadero. “Parece una gran meseta. Debe medir cinco metros. También estamos pensando en seguir acopiando en un parque industrial”, informó Bozak. En el embarcadero ya habría 6 mil metros cúbicos de cenizas.

Además de la ceniza caída en la ciudad, también se junta todo lo que se acumula en las rutas y que tiene prioridad en la limpieza “por la conectividad y el tránsito”, aseguró Javier Van Houtte, secretario de Producción de Neuquén. En la vecina provincia de Río Negro, también se amontona ceniza en la cantera municipal y en otras en desuso a la espera de que una comisión científica determine sus posibles fines comerciales. En La Angostura destacaron que esa ceniza es más fina que la caída en la localidad neuquina.

“Hasta que se reponga la situación puede ser una buena salida laboral durante la crisis”, insistió anoche Domínguez. Mañana, adelantó Vivero, habrá una reunión entre los equipos del municipio neuquino y vecinos desocupados para delinear la conformación de las dos cooperativas, una para fabricar los ladrillos y otra para utilizarlos en distintas obras. Mientras tanto, continúa el alerta roja en el pueblo, que queda sólo a 35 kilómetros del volcán chileno.

En las calles de Villa La Angostura hay casi 20 centímetros de ceniza volcánica apisonada por la lluvia. Además del turismo, en ese pueblo se fabrican distintas mermeladas a base de frutos de la región y ya se fue imponiendo una frase irónica entre los vecinos: “Hay arena para hacer dulce”.

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