SOCIEDAD › UNA PROTESTA POR FALTA DE GAS EN EL HOSPITAL LAGLEYZE SE SUMA A LA DE TRABAJADORES DEL BORDA
Según los tres gremios que participaron del reclamo, la falta de gas en el hospital de ojos Lagleyze comenzó hace tres años. En 2010, el gobierno porteño había intentado cerrarlo. En el Borda no hay suministro desde hace más de dos meses.
› Por Pedro Lipcovich
“Los pacientes que van a operarse tienen que entrar vestidos al quirófano para no morirse de frío”, graficó uno de los trabajadores del hospital Lagleyze, que ayer salieron a protestar por la falta de gas. El problema, que empezó hace tres años, se suma a la falta de ascensores y de insumos. Los tres gremios que actúan en el establecimiento –ATE, Sutecba y UPCN– se unieron para esta movilización, que se reiterará en los próximos días si no hay respuesta. Los delegados inscriben el problema en el escaso interés que el Ejecutivo porteño tendría en preservar el hospital, especializado en enfermedades de la vista: ya el año pasado habría intentado cerrarlo y transferir la atención a hospitales generales. Entretanto, personal del Hospital Borda estrenó una protesta en la 9 de Julio: en vez de cortar el tránsito, aprovechan el semáforo para repartir volantes de denuncia por la falta de gas: “Los pacientes no pueden tomar mate ni darse un baño caliente”. El autor del proyecto de la Ley de Salud Mental recordó que “la ley requiere devolver a esas personas el derecho a vivir en comunidad y no encerrados, pero también que, mientras tanto, los lugares se mantengan en condiciones aptas para la vida humana”.
La protesta en el Hospital Oftalmológico Doctor Pedro Lagleyze incluyó paro y movilización frente al establecimiento, en Juan B. Justo y avenida San Martín. Participaron técnicos, enfermeras y administrativos, pero no los médicos, nucleados en la Asociación de Médicos Municipales.
Elena Nicosia, delegada de ATE, destacó que “hace tres años hay problemas con el suministro de gas, que afectan al sector de cirugía, las dos salas de internación y otras dependencias. Además –comentó– el único ascensor que llega al tercer piso está descompuesto desde hace muchos meses”. Carlos Albóniga, delegado de Sutecba, señaló que “después de tres años, ya no damos más. El director del hospital anunció que en un par de días van a enviar un sistema de calefacción a gasoil, no sabemos cómo funcionará. Vamos a esperar ese tiempo y, si no, haremos otro paro”.
Albóniga recordó que “a fines de febrero del año pasado, después de la inundación que afectó al hospital, el Gobierno de la Ciudad quería cerrarlo y pasarnos al Durand o al Tornú. Los tres gremios se unieron y, con apoyo de la comunidad, logramos frenar esa medida. Llegaron a cortarnos la luz y la comida para hacernos ceder”.
Carlos Serodio, trabajador del Lagleyze, precisó que “el año pasado pusieron una nueva instalación de gas pero Metrogas no la habilitó porque estaba mal hecha. Además, la sala de hombres no se puede usar porque los baños están inhabilitados; entonces, los hombres se internan en la sala de mujeres”. Además, “por el frío, los médicos pusieron un caloventor en el quirófano y los pacientes entran vestidos; cierto que las operaciones son en los ojos...”. El trabajador comentó que “en la guardia, las enfermeras pegaron un cartelito: ‘Si desea colaborar con el hospital, por favor traiga rollos de cocina para secar las lágrimas de los pacientes’”.
Página/12 se comunicó ayer con un vocero del Ministerio de Salud porteño, que prefirió no hacer declaraciones sobre la situación en el Lagleyze.
Entretanto, entre las siete y las nueve de la mañana, trabajadores del Hospital Borda se manifestaron en 9 de Julio y Corrientes, pero sin cortar la calle: “Como no queríamos causar molestias, aprovechábamos el corte del semáforo para presentar carteles y repartir volantes”, explicó Silvia Painceira, delegada de ATE, y anticipó que “volveremos a hacerlo todos los jueves hasta que vuelva el gas”. La acción fue avalada por ATE, UPCN, Sutecba, la Asociación de Médicos Municipales y la Asociación de Profesionales del Borda, y se enmarca en las protestas que se desarrollan desde hace más de dos meses.
“Los termotanques eléctricos que el gobierno porteño instaló como paliativo alcanzan para que se bañe uno o dos, son del todo insuficientes para los 37 pacientes del pabellón –ejemplificó Painceira–. Los anafes eléctricos se quemaron y los pacientes no pueden calentar agua para el mate. Las estufas eléctricas, en vez de ponerlas como indica el fabricante, las instalaron muy arriba, junto a las rejillas de ventilación, y así son inútiles”; el gobierno porteño terceriza estos trabajos en una empresa privada.
Leonardo Gorbacz, autor del proyecto que dio lugar a la Ley Nacional 26.657, de Salud Mental, observó que “restablecer el gas en el Borda es cuestión prioritaria y humanitaria, pero también hay que restablecer la dignidad de esas personas, que jamás se va a obtener bajo reclusión en un manicomio. El cumplimiento de la ley 26.657 requiere mantener las mejores condiciones en los lugares actuales, pero también devolver a estas personas la posibilidad de vivir en la comunidad, no encerrados”.
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