La imagen que se repite desde hace veinte años reapareció en la causa por el asesinato de Walter Bulacio, que vuelve a encontrar trabas y demoras. A raíz de una nueva presentación de la defensa del ex comisario Miguel Angel Espósito, acusado por la detención ilegal del joven ocurrida en 1991 a la salida de un recital de Los Redonditos de Ricota, el juicio oral que iba a comenzar el 3 de agosto quedó en suspenso. El abogado Pablo Argibay Molina pidió la recusación del Tribunal Oral Nº 29, a cargo del proceso judicial, y ahora otro tribunal deberá definir si es válido el pedido. Desde la defensa de la familia Bulacio apuntaron que “no sorprende” este nuevo intento dilatorio. En ese sentido, la abogada de la familia de la víctima, María del Carmen Verdú, entendió que se debe contextualizar la nueva maniobra en el marco de “dos décadas en las que el Poder Judicial ha soportado este tipo de chicanas más allá del límite”.

El 19 de abril de 1991, a sus 17 años, Walter Bulacio fue detenido de forma ilegal en la comisaría 35ª de Núñez, donde según un testigo recibió una golpiza por parte de Espósito, lo que derivó en la muerte del joven el día 26 de ese mismo mes. La investigación por el asesinato nunca avanzó demasiado, y la lupa sólo se puso sobre el ex comisario, no sobre el resto de la fuerza. La falta de acción del Poder Judicial fue tal que en 2002 la causa prescribió sin que nadie estuviera procesado.

Gracias a una presentación de los abogados de la familia Bulacio en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Corte Interamericana intervino y en octubre de 2004 ordenó al Estado argentino investigar y condenar a los responsables, pedido que reiteró en diciembre de 2004. La causo se reabrió, pero todavía hoy nadie fue juzgado por la muerte de Walter ni por la detención ilegal de otros 72 jóvenes en esa noche de 1991. Sólo se acusó a Espósito por la privación ilegal de la libertad del joven, pero nada se investigó sobre los apremios ilegales y el homicidio.

En abril de este año se iban iniciar las audiencias, pero la defensa de Espósito pidió una prórroga, con el argumento de que su defendido se encontraba con problemas de salud para afrontar ese proceso. Luego se pautó que comenzara el juicio oral el 3 de agosto, y apareció esta recusación al Tribunal Nº 29, que una vez más posterga el inicio del juicio. “Cumplieron el objetivo, que era demorar” el proceso, señaló Verdú, abogada de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional.

En su reciente presentación, hecha el martes pasado, el abogado Pablo Argibay Molina formuló el pedido de “recusación por prejuzgamiento” contra el tribunal integrado por María Deluca Giacobini, Alejandro Litvack y Rodolfo Goerner, en base a argumentos tales como que los magistrados no quieren investigar denuncias sobre supuestas irregularidades que, a su criterio, hubo en las distintas etapas de la causa. Asimismo, victimiza a su defendido, y les imputa a los jueces tener una “posición psicológica” que entiende que si Espósito está en ese sitio, “por algo será”. Ante esa supuesta actitud del tribunal, el defensor sorprende afirmando que “el ‘por algo será’ se acabó, desde el Nunca Más”.

En otro párrafo, la defensa pone al acusado como centro de una persecución: “En plena democracia, se está utilizando la teoría del cáncer con Miguel Angel Espósito, por cuanto hay que callarlo, con condena y exoneración, y de ser posible ante el estado de salud que tiene, con su muerte”. Vale recordar que, según el relato de entonces oficial Fabián Sliwa, Espósito golpeó a Bulacio en la comisaría, tras lo cual fue internado y sufrió un derrame cerebral que le causó la muerte.

“Nos hubiera sorprendido que (Argibay Molina) no intentara algo de este tipo”, dijo Verdú a Página/12. Y concluyó que estas iniciativas “no dan frutos sin la complicidad judicial”. “Por cosas como estas pasamos veinte años sin avanzar en el trámite judicial –subrayó–. Y éste es el broche de oro de la impunidad.”

Informe: Leonardo Rossi.