El joven que fue novio de Solange Grabenheimer, asesinada en su departamento de Florida, apuntó contra la acusada y amiga de su pareja, Lucila Frend, al denunciar la “frialdad” con la que actuó apenas encontraron el cadáver. La declaración de Santiago Abramovich, de 28 años, era una de las más esperadas en el juicio, porque Lucila había recurrido a él y a la prima de Solange para volver al departamento y, así, encontrar el cuerpo acompañada de testigos, de acuerdo con la hipótesis de la fiscalía.

De acuerdo con Abramovich, el 10 de enero de 2007 Lucila lo llamó preocupada porque Solange no le había atendido el teléfono en todo el día. “Me dijo que la llamaba y que no le atendía el teléfono. Me propone encontrarnos en la casa para ver por qué no aparecía. Salgo para el PH, llego y Lucila ya estaba afuera de la casa. Estaba asustada y repetía que tenía mucho miedo.” Esa situación, contó, le llamó la atención, porque “no había motivos” para ese miedo manifestado reiteradamente por Lucila, con quien, recordó, Solange quería dejar de compartir departamento en cuanto terminara el contrato de alquiler.

El joven no pudo brindar demasiados detalles en su declaración porque, dijo, no los recordaba. Lo que sí señaló con claridad, sin embargo, fue su sorpresa ante “la capacidad que tenía de pasar de la frialdad al llanto” la compañera de departamento de su novia. Apenas hallaron el cadáver, narró, Lucila pareció caer en la “desesperación”, pero un poco después, en la comisaría, se puso a jugar con un nene al que tuvo entre sus brazos.

Antes de la declaración del joven, la querella repartió entre la prensa copias del informe de la autopsia para disipar las dudas que, el miércoles, había sembrado en torno de la actuación de la fiscalía.