SOCIEDAD › INTIMACIóN JUDICIAL POR LA FALTA DE GAS EN EL HOSPITAL LAGLEYZE
La jueza Elena Liberatori dio diez días de plazo para que el Gobierno de la Ciudad resuelva la falta de gas en el hospital oftalmológico. El problema lleva tres años. Si no se cumple la orden, podría haber sanciones a funcionarios.
La Justicia intimó al gobierno porteño a solucionar en diez días el problema de falta de gas que aqueja al Hospital Oftalmológico Pedro Lagleyze desde hace tres años. Tras constatar “las deficiencias existentes”, la jueza Elena Liberatori resolvió adoptar esta medida. Desde el Ejecutivo de la Ciudad dijeron que en los próximos días empezarían a funcionar algunas medidas “paliativas”. El presidente de la Comisión de Salud de la Legislatura y actuante en la causa contra el gobierno porteño, Jorge Selser, manifestó que la gestión macrista apunta a solucionar una emergencia en un hospital “llenando de papeles los juzgados”.
El diagnóstico lo daba un cartel en la puerta del centro asistencial: “Tres años sin gas”. La jueza Liberatori, del Juzgado 3º en lo Contencioso, Administrativo y Tributario, había convocado en el hospital a las partes en conflicto: las autoridades sanitarias y los denunciantes. Además, participaron del encuentro la secretaria de la Asesoría General Tutelar 2 Angeles Casares; el abogado de la Procuración de la Ciudad, Marcelo Wajlszyld; el director del Lagleyze, Ernesto Anauati, y algunos trabajadores del hospital.
El director abrió las exposiciones: “Trajeron dos equipos de frío-calor para las salas de hombres, mujeres y niños, pero todavía no están en funcionamiento”. Un empleado del área de mantenimiento aclaró, tras explicar las medidas de las habitaciones y capacidad de los equipos, que esos artefactos, cuando empiecen a funcionar, serán “insuficientes” y que, por ejemplo, no podrán satisfacer la demanda de la sala para niños.
En nombre del Gobierno de la Ciudad, Jorge Ducrot, representante de la Dirección de Recursos Físicos del Ministerio de Salud, reconoció que las medidas que adoptaron “son paliativas”. Y agregó que algunos de los equipos que dispusieron “todavía no funcionan, porque hay un corte de luz”. El funcionario cargó la responsabilidad de las tareas no realizadas para reparar las instalaciones de gas a tres licitaciones que se iniciaron pero que “fracasaron”. El hombre dijo que tuvieron problemas con los oferentes: aseguró que una propuesta concreta, por ejemplo, estaba “por arriba del ciento por ciento” de lo estimado. “Cuando solucionemos el tema de las licitaciones resolveremos el problema del gas”, fue la respuesta de quien habló por el Ministerio de Salud porteño.
Al cruce de este argumento, Selser reprochó: “Parece que si hay una emergencia en un hospital hay que esperar una licitación”. “Poniendo resmas en los juzgados no van a solucionar la falta de gas en un hospital”, sostuvo el candidato a vicejefe de Gobierno por Proyecto Sur.
Tras constatar “las deficiencias existentes respecto de la prestación del servicio de gas”, la jueza Liberatori resolvió intimar “al ministro de Salud, Jorge Lemus, y al ministro de Hacienda, Néstor Grindetti, a fin de que en el término de diez días adopten las medidas tendientes a la realización de las contrataciones o aprobación de los gastos necesarios para ejecutar los trabajos que tienen por fin el restablecimiento del servicio público esencial de gas”.
Asimismo, la jueza ordenó un pedido de informes sobre los supuestos llamados a licitaciones que nombró el funcionario del gobierno porteño que, según sostuvo el abogado de Selser, Mariano Román, “no están acreditados en la causa”, y solicitó que en el término de tres días se demuestren los procedimientos invocados.
Los problemas del Lagleyze no se reducen a la falta de gas, sino que también incluyen el mal funcionamiento de los ascensores, que tras una protesta hecha la semana pasada, registrada por este diario, fueron reparados, y la falta de insumos y de nombramiento de personal.
Liberatori ya había ordenado el 2 de julio del año pasado que, entre otras refacciones, el gobierno porteño pusiera a funcionar un sistema de agua caliente y reparara la caldera. La realidad que narraron los empleados fue otra: “Los profesionales no tiene dónde higienizarse, hubo una madre diez días internada con su hijo sin poder bañarse, la comida ahora se trae desde afuera del hospital y si se enfría no hay cómo calentarla”.
Informe: Leonardo Rossi.
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