SOCIEDAD
› LA HIPOTESIS SOBRE LA MISTERIOSA MUERTE DEL COMISARIO JORGE PIAZZA
¿Por un auto de 300 pesos?
Pese a las flagrantes contradicciones, hasta la familia se inclina a pensar que a Piazza lo mataron por robarle un auto ofrecido en venta por 300 pesos. Lo que no se explica es el riesgo que corrieron para ejecutarlo en un descampado.
› Por Raúl Kollmann
El crimen del comisario retirado Jorge Piazza puede quedar impune. Pese a que en las últimas 48 horas aparecieron más y más elementos que demuestran que se trató de un asesinato mafioso, los investigadores policiales y los propios funcionarios bonaerenses se inclinan por la hipótesis de que a Piazza lo mataron al intentar robarle el auto. Es más, incluso la familia de la víctima prefiere hacer borrón y cuenta nueva y también parece haber aceptado lo que le vendieron los investigadores: el robo. Lo concreto es que en el pajonal donde apareció el cuerpo del comisario se encontró una enorme mancha de sangre, síntoma de que lo mataron allí. Eso significa que la hipótesis del robo es aún más descabellada porque supone que a Piazza lo asaltaron para robarle un auto de 300 pesos, lo llevaron 50 cuadras en ese vehículo, lo obligaron a bajarse, a cruzar un arroyo, caminar 200 metros y luego lo obligaron a arrodillarse y le pegaron un tiro en la nuca. Según los criminalistas consultados por este diario, esa teoría no cierra por ningún lado, y sin embargo parece imponerse como una historia oficial que dejaría el crimen sin culpable, o peor aún, que le echen la culpa a algún ladrón de poca monta.
La Policía Bonaerense rastreó el descampado de San Francisco Solano en el que apareció el cuerpo de Piazza. Estos son algunos de los datos que surgieron:
u El comisario apareció sobre una especie de colchón de pajas, cañas y arbustos. Lo habían matado hacía unos diez días, poco después de secuestrarlo, y diluida en el pajonal se encontró una enorme mancha de sangre. Ese es un indicio de que le pegaron el tiro allí o muy cerca.
u No hay rastros de que lo hayan arrastrado mucho, apenas unos cuatro metros. Para acceder al lugar donde se encontró el cadáver hay que cruzar un precario puente hecho con dos pedazos de la carrocería de un auto. De manera que si lo traían cargado, la lógica indica que lo hubieran tirado el arroyo que está debajo del puente. Las evidencias indican que a Piazza lo llevaron caminando, lo obligaron a cruzar el puentecito y le pegaron el tiro en la nuca en el pajonal.
u Por lo alto de la maleza, el análisis del terreno es difícil. Por ejemplo, el comisario tiene un orificio de entrada del proyectil en la nuca y otro de salida por la frente. Sin embargo, la bala todavía no se encontró.
El otro dato que apareció en las últimas horas es que, la tarde que lo secuestraron, Piazza alcanzó a visitar algunos domicilios en Lanús. En ellos realizaba inspecciones de seguros. Después de Lanús quedó en dirigirse a un domicilio en el centro de Quilmes y nadie vio ni cuando lo asaltaron ni cuando lo secuestraron. Lo categórico es que si lo asaltaron en el camino de Lanús al centro de Quilmes tuvieron que apartarse –según el cálculo oficial– entre 45 y 50 cuadras del recorrido.
La teoría que quieren imponer los investigadores es que a Piazza lo asaltaron y que al descubrirle la credencial de comisario retirado resolvieron fusilarlo. Debe tenerse en cuenta que Piazza no portaba arma, por lo cual tuvo escasa posibilidad de resistencia. Ello hace poco creíble que lo asesinaran en el marco del asalto y menos todavía transportándolo a lo largo de 50 cuadras, con todo el riesgo que ello implica para los ladrones. Tampoco tiene lógica alguna que un simple robo derive en hacerlo ingresar a pie al descampado y ejecutarlo.
A toda esta serie de evidencias hay que agregarle lo que señalan los criminalistas respecto del Volkswagen Gol celeste, modelo 93, que supuestamente fue el objeto del robo. Según los datos de los investigadores, el vehículo –que todavía no apareció– fue ofrecido hace una semana a un desarmadero por 300 pesos. Y esto echa sombra sobre toda la teoría del robo, ya que el Gol 93 es un auto poco robado por su escasísimo valor y sobre todo porque hay superabundancia de repuestos. La mayor parte de los robos está orientada hacia vehículos más bien caros y en los que faltan repuestos, por ejemplo las camionetas Ford F-100 o casi todos los modelos importados, que debido al alto valor del dólar tienen repuestos más que caros.
Como se verá, el Gol 93 no tiene ese perfil y casi no existen los que corren el riesgo de robar un auto de ese estilo, cuando con un riesgo similar se puede robar otro que va producir ganancias muy superiores. Más extraño todavía es que alguien corra el riesgo de matar a un policía, después de transportarlo 50 cuadras, en el marco de un robo de 300 pesos.
Pese a todas estas evidencias, los investigadores policiales no se cansan de afirmar la hipótesis del robo, aun cuando públicamente declaran que “no descartamos ninguna variante”. Cuando este diario preguntó cómo encajan las pruebas periciales con el robo, esos funcionarios admitieron en privado que “es cierto que por ahora las cosas no cierran, pero hasta el momento nos inclinamos más por esa hipótesis”. Mariano Piazza, hijo del comisario, también dijo que “no sabemos bien qué pasó, pero da la impresión de que fue un robo común”. En principio, la familia, muy golpeada por el dolor, aceptaría la teoría del robo.
Es obvio que por ahora no se puede arriesgar un móvil para el crimen mafioso. El diputado Francisco “Barba” Gutiérrez insiste en que Piazza iba a ser citado en la investigación del asesinato del subcomisario Jorge Gutiérrez, hermano del legislador, quien fue ejecutado en 1994 a raíz de una investigación relacionada con drogas y la aduana paralela. Resulta imposible saber si ese pudo ser el móvil o si existieron de por medio otras historias, tal vez más recientes, que pusieron en marcha a la banda que le pegó el tiro en la nuca a Piazza.
El rumor extendido dentro de la propia Bonaerense –tal como lo viene señalando este diario desde el primer día– es que el comisario retirado fue abordado por un uniformado conocido –por ello no hay testigos de un robo o un secuestro– y que toda la operación del crimen tiene como protagonistas a policías o ex policías. El problema es que si sólo se investiga un robo, si verdaderamente no se tiene en cuenta la hipótesis que muestran las pericias, la de un crimen mafioso, la pesquisa terminará en la nada, con los asesinos gozando de su impunidad.