SOCIEDAD › IMPONENTE CELEBRACION POR LOS CIEN AÑOS DEL DESCUBRIMIENTO
Perú festejó ayer el aniversario del hallazgo de la ciudadela sagrada de los incas con una impactante fiesta de luces y sonido: por primera vez, el lugar fue iluminado, hubo festivales, baile y ceremonias indígenas. Participaron Los Jaivas.
El centenario del hallazgo de las ruinas y los misterios del santuario inca de Machu Picchu, en medio de la espesura de la selva, fue celebrado ayer en el Perú con una fiesta que incluyó su iluminación total por primera vez en su historia. A pesar de los dos grados bajo cero de temperatura, los pobladores y viajeros participaron de diversos festivales y conciertos. La majestuosidad de la ciudadela incaica y su mística serán la esencia de los festejos que continuarán en los próximos días con concursos de danza, desfiles y exposiciones fotográficas, entre otros eventos. El santuario de piedra construido a mediados del siglo XV encierra misterios aún indescifrables para los arqueólogos, a pesar de haber transcurrido ya cien años desde su descubrimiento para el mundo.
“Para los peruanos es el icono de la identidad nacional. Si se habla de incas o de Machu Picchu lo relacionan de inmediato con Perú”, señaló Fernando Astete, director del Parque Arqueológico Machu Picchu. En diálogo con Página/12 remarcó que el santuario “tiene una de las arquitecturas más extraordinarias” del planeta, rodeada por un imponente paisaje. La ciudadela es también junto con el Parque Nacional Tixal, en Guatemala, Patrimonio de la Humanidad mixto en América latina, por su importancia cultural como natural. El 7 de julio de 2007 la ciudadela fue declarada una de las nuevas maravillas del mundo, por lo que el gobierno peruano prefirió esa fecha para la celebración del centenario.
Con los primeros rayos del sol andino se llevó a cabo ayer el acto central de los festejos por el aniversario de Machu Picchu –Montaña vieja, en quechua–. El puntapié inicial fue el disparo de 21 salvas desde la fortaleza de Sacsayhuamán, en la ciudad de Cusco, la antigua capital del Imperio Inca. Desde ese momento, el Gran Festival Artístico Cultural se vivió en varias plazas de la localidad, con conciertos y obras teatrales en que se recuerda a Pachacútec, mítico gobernante inca. Por la noche, la fiesta se trasladó a los conciertos en la Plaza de Armas.
En el santuario histórico, los turistas ayer fueron sorprendidos por la escenificación de la tradicional ceremonia andina Tinkay y el saludo de Los Cuatro Suyos (regiones del imperio incaico). Allí, ante los visitantes, el inca Pachacútec saludó y dio una ofrenda a la tierra. Los viajeros, a su vez, fueron sorprendidos con regalos y espectáculos de bailes andinos a 2400 metros sobre el nivel del mar. Incluso, el paseo de algunos fue paralizado por los bailes que escenificaban ritos de adoración a los “apus” –término quechua que identifica a los cerros considerados como divinidades–, entre los senderos de la ciudadela.
Más tarde fue el turno del concierto de gala en la ciudadela, con la presentación del grupo chileno Los Jaivas, que interpretaron el tema “Alturas de Machu Picchu”, junto a otras agrupaciones locales. La melodía sorprendió a los cientos de turistas extranjeros mientras que la majestuosidad del lugar se inundó con su música, que combina rock progresivo y música andina. En todo momento el objetivo fue homenajear y resaltar la ciudadela.
El broche de oro fue una fiesta de luces y sonidos, a cargo del director teatral Luis Llosa, que estuvo acompañado por la Orquesta Andina y la Orquesta Sinfónica de Cusco, que interpretó la Sinfonía del Nuevo Mundo, de Anton Dvorak. De este modo, por primera vez en la historia, el santuario fue totalmente iluminado de noche. Los festejos continuarán en los próximos días con actividades artísticas y culturales. Incluso se conmemorará el aniversario con la edición especial de una moneda que será presentada por el presidente del Banco Central de Reserva, Julio Velarde.
Por otra parte, el centenario fue la posibilidad de analizar el papel del explorador estadounidense Hiram Bingham, que descubrió el 24 de julio de 1911, la ciudadela que marcó el apogeo de esa civilización incaica, guiado por pobladores del lugar que ya conocían el lugar. “Lo que hizo Bingham fue darlo a conocer (al santuario) al mundo. Ya se tenía conocimiento del lugar, hay una cartografía del área de 1874 realizada por Herman Gohring”, explicó Astete, en diálogo con este diario. En ese sentido, algunas voces apuntan que debido a la publicación del hallazgo en la revista National Geographic, Machu Picchu se transformó en uno de los iconos de la arqueología mundial (ver recuadro).
Sin embargo, el descubrimiento también echa luz sobre las 46 mil piezas que el explorador destinó a la Universidad de Yale para su investigación científica y bajo el acuerdo de que serían regresadas en 18 meses. Por el momento, fueron devueltas en mayo pasado poco más de 360 ejemplares. “Las piezas se van a devolver de acuerdo con el documento firmado por el gobierno peruano y la Universidad de Yale. Los objetos nos pueden explicar más sobre el material cultural, si son de la vida cotidiana, de lo doméstico, o de carácter ceremonial”, subrayó Astete.
Informe: Soledad Arréguez Manozzo.
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