SOCIEDAD • SUBNOTA › UN CENTRO POLITICO Y RELIGIOSO
A cien años de haber sido dada a conocer para el mundo, la ciudadela de Machu Picchu continúa manteniendo un velo de majestuosidad y misterio y, a su vez, sigue despertando incógnitas. Algunas de las diversas teorías sobre el funcionamiento de la ciudadela señalan que fue la residencia de descanso de Pachacútec, gobernante inca, mientras que otras hablan de un centro religioso. “Para nosotros, es un centro político religioso administrativo, como alguna provincia contemporánea del Perú. Administraba un gran territorio del cual venían los productos como la coca, las frutas, los productos medicinales”, aseguró Fernando Astete, director del Parque Arqueológico Machu Picchu, en diálogo con Página/12.
El imperio estaba integrado por una red vial llamada Qhapaq Nañ, conocida como el gran camino inca. “Se está llevando a cabo un proyecto multinacional (con los gobiernos de Perú, Bolivia, Ecuador, Chile, Colombia y Argentina) para la declaratoria del gran camino inca” en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco, precisó el especialista.
La investigación de la ciudadela todavía continúa en varias líneas de acción. Quizá por eso, cada pieza del lugar todavía abre un sinfín de conocimientos sobre el pueblo inca. “Con excavaciones arqueológicas, se pudo determinar que en el Machu Picchu se cultivaba la coca, un producto indispensable para la cosmivisión del mundo andino”, contó Astete.
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