SOCIEDAD › OPINIóN
› Por María Elena Naddeo *
Las declaraciones del doctor Raúl Zaffaroni acerca de su desconocimiento del destino de inmuebles de su propiedad alquilados a terceras personas a través de un administrador aclaran el conflicto y supuesta denuncia realizada por integrantes de la organización La Alameda.
En la denuncia se pretendió vincular al magistrado con las redes de prostitución y trata existentes en la Ciudad de Buenos Aires. Esta actitud refleja una intencionalidad persecutoria e injuriosa que queremos repudiar firmemente. Para quienes hemos sido y somos denunciantes también de los sitios de ejercicio de la prostitución y hemos pedido investigar las posibles comisiones de delitos de explotación, proxenetismo y trata de personas, nos alarma que se utilicen estos datos para desprestigiar a uno de los principales juristas y referentes de derechos humanos de la región y con altísimo prestigio internacional.
Los escritos, la jurisprudencia sentada por Zaffaroni y plasmada en la Constitución porteña y luego en innumerables normas a lo largo y a lo ancho del país, han permitido cuestionar en la práctica concreta al viejo “Estado Rufián”, tal como el mismo Zaffaroni denunciara en forma reiterada desde décadas atrás, rufianismo estatal evidenciado en las cajas chicas de las policías de todo el país.
La derogación de los edictos policiales en esta ciudad ha sido posible con el respaldo, la letra y la energía de Zaffaroni y la lucha de todas las organizaciones de derechos humanos, sociales y de las mujeres, en definitiva todos quienes estamos comprometidos con estos temas. Y ha sido autor e impulsor de la doctrina que ha permitido defender las garantías de los adolescentes y jóvenes, a través del concepto “no hay derecho penal de autor”.
El propio ministro de la Corte ha deslindado su responsabilidad con el destino de los inmuebles denunciados y ha comprometido su apoyo a toda investigación presente o futura. Reclamamos a las organizaciones en lucha contra la trata y a los y las diputadas intervinientes en el tema el cese de toda actitud persecutoria, y reiteramos nuestro profundo afecto y reconocimiento a Raúl Zaffaroni.
En lo profundo, creo que es parte de esta pésima costumbre argentina de no respetar a nadie, de apelar a lo mediático para acentuar las diferencias y profundizar las brechas existentes.
* Diputada de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
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