Sáb 08.03.2003

SOCIEDAD

Un argentino inventó la forma de mover el “mouse” sólo con los ojos

Los cuadripléjicos podrán usar la computadora gracias a un dispositivo desarrollado en la Universidad de Entre Ríos, que reemplaza el “mouse” por señas oculares. El cliqueo se logra haciendo la seña del 7 de espada. El investigador padece una discapacidad motora.

› Por Pedro Lipcovich

Manejar una computadora sólo con los ojos: esta posibilidad –sueño distraído de los lectores de ciencia ficción; sueño desesperado de los cuadripléjicos– ya es realidad, con tecnología argentina, gracias a un dispositivo creado por investigadores de la Universidad Nacional de Entre Ríos. El aparato lee los movimientos de los ojos y los transforma en señales eléctricas que, entrando en la compu por la conexión correspondiente al mouse, mueven el cursor en la dirección que el usuario indica mediante su mirada. ¿Y el “clic”? El cliqueo del ratón se consigue mediante un leve movimiento de la comisura labial, como la seña del 7 de espadas en el truco. El nuevo dispositivo se anota en el campo de la tecnología para discapacitados, cuyo acceso, según representantes de este sector, enfrenta múltiples barreras en la Argentina: desde el incumplimiento de la ley por parte de las obras sociales hasta el despojo de los fondos estatales que les corresponden.
“Controlar la función del mouse equivale a controlar la computadora: el teclado puede reemplazarse porque los actuales sistemas operativos incluyen un teclado virtual, que aparece en la pantalla y se activa con el cursor”, advierte Guillermo Dos Santos, quien junto con Gustavo Sevillano desarrolló el dispositivo, como proyecto final para su graduación en la Carrera de Bioingeniería de la Universidad Nacional de Entre Ríos. Lo que hace el aparatito es “detectar los movimientos del ojo, procesar esa información y emitir una señal eléctrica de salida”.
En el interior del globo ocular, entre la retina y la córnea, todo el tiempo se genera una señal eléctrica, que varía según los movimientos del ojo: el dispositivo detecta las variaciones de esta señal. Para ello, el actual prototipo utiliza cuatro pequeños electrodos superficiales autoadhesivos que se ubican alrededor del ojo; en la versión definitiva del aparato, los electrodos se dispondrán en una especie de marco de anteojo que se podrá sacar y colocar con comodidad.
Las señales así recogidas se procesan en un aparato del tamaño de un walkman, que la persona puede llevar en la cintura, y desde allí van a la compu por la entrada correspondiente al mouse. “La computadora ni se entera de que la señal no viene de un ratón convencional”, grafica Dos Santos. En realidad, el hecho de que la señal no se procese directamente en la computadora sino en ese walkman es lo que hace que esta tecnología esté adaptada a las características del país donde se produce: “Especialmente después de la devaluación, el aparatito es mucho más barato que una computadora y no sufre los elevados costos de licencias de software”, comenta el inventor.
Pero, ¿no sucederá que el cursor de la compu se ponga a bailar alocadamente siguiendo todos los movimientos del ojo del usuario? “No, porque las señales se filtran de modo que la computadora sólo reciba órdenes concisas”, formula, conciso, Dos Santos. “Si el usuario quiere que el cursor se desplace hacia la izquierda, lleva la mirada hacia la izquierda y después la vuelve hacia el frente.” Es más, el aparato está diseñado “para adecuarse a las características del usuario: en cada caso hacemos una adaptación inicial, donde ajustamos parámetros para que el dispositivo interprete los movimientos oculares de esa persona”. Así, “el sistema reacciona sólo ante los mensajes específicos y no ante movimientos ocasionales; la probabilidad de que responda a un movimiento de ojos casual no es mayor que la de que un mouse convencional se desplace cuando la persona mueve la mano sin querer”.
En cuanto al “clic” del mouse, “aprovechamos otra señal: la que genera la contracción de cualquier músculo. Nuestro prototipo utiliza el masetero, que mueve la mandíbula: el usuario activa el ‘clic’ con un movimiento similar a la seña del 7 de espadas en el truco; pero puede servir cualquier contracción muscular, como levantar una ceja o mover un dedo: depende de lo que le resulte más cómodo a cada usuario”.
El aparato está pensado para “personas con deficiencias motrices severas como las cuadriplejias o la esclerosis lateral amitrófica”. Dos Santos –que a su vez se moviliza en silla de ruedas– es uno de los pocos especialistas en la llamada “tecnología para la equiparación de oportunidades”, cuyo acceso a quienes la necesitan es muy problemático en la Argentina: “La Ley de Protección Integral a Personas con Discapacidad establece la cobertura por las obras sociales y el Estado para los dispositivos tecnológicos especiales, pero suele no respetarse; además, se necesitan materiales que vienen del exterior y, además, el mercado abusa de la necesidad de los usuarios: fabricar una silla de ruedas no cuesta mucho más que hacer una bicicleta, pero su precio es cinco veces mayor”, comenta el especialista.
Dos Santos integra el flamante Departamento de Bioingeniería del Instituto de Lucha Antipoliomielítica y Rehabilitación del Lisiado de la Municipalidad de Rosario (ILAR): “Se inauguró en diciembre. El problema es que la Municipalidad no tiene recursos para comprar los materiales y dependemos de donaciones privadas”, admite el bioingeniero.

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