SOCIEDAD
› INVESTIGAN LA EXHIBICION DE FILMS PORNO A CHICOS EN EL BUENOS AIRES LAWN TENNIS
Tenis condicionado
El padre de un niño de 11 años denunció que en el bar se miraban Venus y Playboy. El profesor acusado fue sobreseído y el fallo fue apelado. El club es frecuentado por miembros de la familia judicial.
› Por Mariana Carbajal
El aristocrático Buenos Aires Lawn Tennis Club está en el centro de un escándalo ni más ni menos que por la exhibición de películas pornográficas en el “bar de chicos” de la centenaria institución, a la que concurren conspicuos miembros de la familia judicial, como el procurador general de la Nación, Nicolás Becerra. A partir de la denuncia de dos socios, una jueza de menores abrió una causa para investigar si el director de la escuela de tenis, Claudio Olmedo Zumarán, promovió que un grupo de adolescentes, entre los que se encontraba un menor de 11 años, vieran films condicionados. En el expediente quedó probado que desde la única TV del club se compraron a DirecTV más de treinta películas de los canales Venus y Playboy durante dos años y medio y que al menos un día, por la tarde, estuvo presente Olmedo Zumarán. “Decía que teníamos que ver pijas”, declaró uno de los chicos. Pero el profesor de tenis fue sobreseído en primera instancia. El fallo está apelado. Los denunciantes acusan de “encubrir el hecho” a la Comisión Directiva, presidida por Horacio Biloch Caride, titular de la Cámara de Apelaciones del Trabajo y miembro del Jury de Enjuiciamiento del Consejo de la Magistratura. Enterada de los pormenores del caso, Estela de Carlotto elevó una carta a la Cámara Penal en la que expresó su “preocupación” por las actuaciones judiciales y del club, advirtió que “se habrían violado derechos esenciales de los niños y adolescentes” y pidió un fallo “ejemplificador” (ver aparte).
–Este asunto para mí está terminado. El club no tiene nada que ver. El profesor fue sobreseído –respondió Biloch Caride a Página/12 al ser consultado sobre el caso.
–Pero el fallo no está firme –le recordó la cronista.
–No opino, me remito a la causa.
–Del expediente surge que se veían películas pornográficas en el bar de los chicos en distintos horarios, por la mañana, por la tarde, por la noche...
–Hay que ver quién las veía.
–¿No le preocupa que menores de edad hayan podido quedar expuestos a ese tipo de exhibiciones?
–A mí no me preocupó absolutamente para nada. Cómo va a creer usted que en una institución como el Buenos Aires Lawn Tennis se van a ver películas pornográficas.
–Pero se veían en el bar de chicos ...
–Para mí, le repito, es un tema cerrado –concluyó la charla el camarista.
Además de Biloch Caride –que preside el Lawn Tennis desde hace 33 años–, también son socios y habitués del club Abel Bonorino Peró, juez de la Cámara del Crimen, y Hugo Molteni, camarista civil. Sólo en la Comisión Directiva hay siete socios que ejercen la profesión de abogados. Y como invitado del presidente, suele ir al club el procurador general de la Nación, jefe de todos los fiscales.
El profesor y los 40 centímetros
La exhibición de las películas porno ante la presencia del chico de 11 años ocurrió el domingo 3 de diciembre de 2000 en horas de las tarde, según se pudo determinar durante la instrucción de la causa judicial. Frente a la televisión de 29 pulgadas del “bar de chicos”, ese día estaban además cinco adolescentes de entre 15 y 18 años. Y también Olmedo Zumarán, coordinador general de la escuela de tenis del Buenos Aires. La denuncia penal la realizó Américo Eduardo Ciarrochi, un socio que después fue expulsado. Ciarrochi acusó a Olmedo Zumarán no sólo de no haber impedido que los menores continuaran viendo las películas sino también de manejar el control remoto y efectuar comentarios de las distintas escenas que aparecían en la pantalla como por ejemplo que “entre el canal Venus y el Playboy hay una diferencia de 40 centímetros”, en alusión a que el último no muestra órganos genitales, según declaró uno de los chicos presentes.
En la causa se presentó como querellante el padre del menor de 11, cuyo nombre no se difundirá para preservar la identidad del niño, quien ratificó esa versión. A Olmedo Zumarán lo defiende Alejandro Novak, socio del ex juez Oscar Salvi, abogado de Carlos Menem.
La causa judicial por violación del artículo 128 del Código Penal –exhibición de material pornográfico a menores– quedó en manos de la jueza de menores Silvia Sassano. La magistrada finalmente sobreseyó al imputado al concluir que de los testimonios de los menores que se encontraban en el “bar de chicos” aquel 3 de diciembre surgen “en líneas generales dos versiones que por disímiles no permitieron esclarecer cómo efectivamente se desenvolvieron los acontecimientos”. Es decir, Sassano no pudo determinar quién activó la programación de DirecTV ni quiénes dispusieron del control remoto. Casualmente, los tres más chicos, el de 11 y dos de 15, coincidieron en mencionar al profesor y a otro de los adolescentes como los que elegían las películas condicionadas. Los otros dieron distintas versiones, que liberaron a Olmedo Zumarán de toda culpa. Uno de ellos es un adolescente de 18 años, hijo de un miembro de la Comisión Directiva.
En declaraciones a este diario, los dos denunciantes consideraron que estas últimas declaraciones se dieron en el marco del “encubrimiento” del hecho que habrían promovido –según ellos– las autoridades del Buenos Aires. “El señor Claudio Olmedo ni siquiera intentó apagar el televisor accionando el botón que se encuentra en el monitor o en el control remoto, lo cual demuestra que nunca tuvo intención de interrumpir la exhibición. Tampoco realizó la denuncia o comunicación correspondiente para evitar que menores accedieran a los canales porno, actitud que demuestra una clara complicidad con estos hechos”, objetó el padre del menor de 11, cuyas iniciales son E.D.P. en su apelación. En el escrito consideró además que la prueba no había sido bien valorada por la magistrada y advirtió que las declaraciones de esos dos adolescentes que defendieron al profesor no coinciden con los dichos que ambos dieron en el sumario interno que llevó adelante la Comisión Directiva y que también exculpó a Olmedo Zumarán.
Cuando Página/12 quiso consultar al imputado sobre las acusaciones, respondió en su lugar su hermano Alejandro, también profesor de tenis del Buenos Aires. Los denunciantes “dijeron que nosotros manejamos a la Justicia para que sobreselleran a Claudio y yo no tengo ni auto”, lo defendió. Y vinculó la denuncia con una presunta disconformidad de E.D.P a la negativa del club de pagarle a su hijo –un muy buen jugador de tenis– un entrenador particular. “Mi hermano llegó al bar de chicos y ya estaban los seis viendo los canales porno y los recagó a pedos para que apaguen el televisor. No los quiso denunciar porque no quería que los expulsaran”, fundamentó el hermano.
El episodio tuvo otras derivaciones además de la causa judicial, que sigue abierta. Los denunciantes se convirtieron en parias en el club: Ciarrochi fue expulsado y E.D.P. y toda su familia comenzaron a sufrir un vacío social que los obligó a dejar de concurrir a la sede del club, ubicada en la calle Olleros al 1700. “El hecho en sí sé que no es tan grave, a mi hijo no lo violaron ni lo tocaron. Lo que yo esperaba es que el presidente del club me llamara y me pidiera disculpas por lo que había ocurrido en la institución que encabeza y que llamara al profesor para aclarar la situación. Pero nada de eso ocurrió. En cuanto se denunció el hecho en el club, los socios nos hicieron un vacío total. Lo que más me dolió fue el castigo social. Vivimos a cinco cuadras del club y, cuando mis hijos pasan cerca, otros chicos les tiran piedras y los putean. Tuvimos que dejar de ir”, relató a este diario E.D.P., quien tiene también dos hijas veinteañeras. E.D.P. era socio del Buenos Aires desde hace más de dos décadas.
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