SOCIEDAD
En la provincia, los chicos ya no recibirán las becas para estudiar
El ministro de Educación bonaerense admitió que no hay plata para el programa. Así, 200.000 alumnos del polimodal quedarán sin los cien pesos mensuales que garantizaban su escolaridad.
› Por Pedro Lipcovich
La provincia de Buenos Aires suprimió las becas que hubieran ayudado a más de 200.000 adolescentes para cursar el polimodal. El ministro de Educación bonaerense adujo razones presupuestarias y puso su esperanza en la ayuda que pueda ofrecer la Nación. El sistema de becas se había inaugurado en 1999; en 2000, su mejor año, llegó a favorecer a 120.000 jóvenes de familias bajo el nivel de pobreza. Llegó a funcionar efectivamente para contrarrestar el hecho de que, bajo la crisis, muchos jóvenes se ven obligados a perder sus estudios a cambio de trabajos precarios y mal remunerados. Los especialistas deploraron la medida, ya que “la beca no es asistencialismo: técnicamente, su función social es pagar el ‘costo de oportunidad’ que tiene estudiar”.
Mario Oporto, director general de Cultura y Educación bonaerense, admitió ayer que “en el presupuesto de este año no contamos con las becas que hemos venido entregando años anteriores”. El programa de becas había empezado a funcionar en 1999: ese año, las familias de 90.000 alumnos que iniciaban el polimodal recibieron cien pesos mensuales durante diez meses. En 2000, unas 160.000 becas llegaron a alumnos de primero y segundo año.
El cobro de las becas estaba sujeto a que el alumno cumpliera los requisitos de asistencia y pasara de año. Los padres las cobraban en cajeros automáticos mediante tarjetas magnéticas. Según testimonios de directores de escuelas, el sistema funcionó efectivamente para mitigar la deserción, que volvió a incrementarse el año pasado.
Para 2001 se preveían 180.000 becas, que hubieran beneficiado a jóvenes de los tres primeros años del polimodal, pero la provincia sólo llegó a efectivizar entre una y dos cuotas. En una de esas paradojas tan argentinas, “para el año pasado habíamos puesto a punto la metodología de selección de los becarios, mediante un instrumento de censo más sofisticado..., pero sólo pudimos ejecutar el 5 por ciento del presupuesto”, confesó Oporto, y sostuvo que “la crisis hizo imposible pagar”.
El funcionario reconoció que, el año pasado, “haber otorgado beneficios para después no cumplir con ellos fue una experiencia muy traumática. Peor que no hacer una política es plantearla y después no cumplirla”. Su esperanza es “tratar de compensar esto mediante el plan de becas del gobierno nacional, al cual le suministraríamos la información que hemos reunido”. Oporto admitió que “más del 50 por ciento de los alumnos de la provincia de Buenos Aires son de familias pobres”.
El Ministerio de Educación de la Nación todavía no definió qué proporción de su plan de becas irá a cada una de las provincias. Se financiarán a partir de un crédito del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y están condicionadas a que la Nación equipare lo aportado por el BID. Se prevén, para todo el país, 150.000 de 400 pesos, pagaderas en dos cuotas, más 110.000 de 600 pesos que quedaron sin ejecución el año pasado.
La significación de las becas ahora suprimidas puede estimarse desde los datos aportados por el consultor Artemio López: “El índice de deserción escolar a partir de 1994 muestra una correlación fuerte con los medidores de pobreza: la desocupación o la caída en los ingresos del jefe de familia hacen que el adolescente se incluya pronto y mal en el mercado del trabajo. La Encuesta Permanente de Hogares muestra que el ingreso laboral promedio por el cual los chicos dejan la escuela es de sólo 54 pesos mensuales. En este sentido, el sistema de becas estaba bien pensado como mecanismo amortiguador, sin perjuicio de los cuestionamientos que pudieron recibir sus mecanismos de distribución”. López destacó que “el 16 por ciento de los jóvenes no trabaja ni estudia, y la desocupación en los de 15 a 24 años se acerca al 50 por ciento”.
Mariano Narodowsky, titular del área Educación en la Universidad Nacional de Quilmes, observó que “las becas no son asistencialismo: no equivalen a entregar comida. Son una forma mundialmente aceptada de igualar oportunidades entre sectores sociales, y hay muchos estudios quemuestran correlación positiva entre la beca y el desempeño escolar. Técnicamente, la función de la beca es pagar el ‘costo de oportunidad’ que tiene estudiar: lo que el alumno podría ganar en una actividad remunerada si dejara los estudios. Y es eficaz como incentivo para el esfuerzo de estudiar, en un contexto donde el esfuerzo no tiene muchos alicientes”.