SOCIEDAD › ESTABA INTERNADO EN EL HOSPITAL FIORITO, CUSTODIADO POR BONAERENSES
El joven de 19 años, que estaba detenido y cuya familia denunció la semana pasada que había sido golpeado por los policías que lo custodiaban en el Hospital Fiorito de Avellaneda, falleció ante el agravamiento de su cuadro clínico, informaron ayer fuentes judiciales. Se trata de Jonathan Damián Alí, quien murió el lunes a la noche por una falla multiorgánica producto de un “proceso de infección generalizada”, según determinó la autopsia practicada en la morgue judicial de Lomas de Zamora. Según el informe, en el examen forense “no se detectaron traumas”.
No obstante, el fiscal de Avellaneda que investiga el caso, Alejandro Rojas, aguardaba resultados de exámenes complementarios para establecer si se trató o no de un “homicidio”, como lo denunció la familia.
“El tema es determinar, como creemos nosotros, si lo que llevó a Jonathan a ese cuadro fue la paliza que le dio la policía mientras estaba internado”, dijo María del Carmen Verdú, abogada de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), quien representa en la causa a los padres de la víctima.
El caso se inició en la madrugada del 10 de octubre, cuando Alí fue detenido con una herida de bala en la espalda, acusado de haber asaltado a un comisario de Mercedes que se defendió a los tiros mientras pescaba con amigos sobre la costa del río Paraná en la localidad de San Pedro, al norte de la provincia de Buenos Aires.
Como requería una intervención quirúrgica compleja, el joven fue derivado el 18 de octubre al Hospital Fiorito donde, según explicó Verdú, “la operación fue exitosa, al punto que le dijeron a los padres que regresaran tranquilos a San Pedro para preparar nuevamente el traslado”.
“Jonathan quedó recuperándose de la operación esposado a la cama del hospital y con tres policías de custodia permanente en el Fiorito. El problema fue cuando al día siguiente de que viajaran a San Pedro, desde el hospital llaman a los padres para avisarles que el cuadro se había complicado y había riesgo de muerte”, explicó Verdú.
Según la abogada de Correpi, Alí presentaba “lesiones internas en los órganos, tenía la cara destrozada y presentaba hematomas importantes en un ojo que terminó perdiéndolo”.
“Desde el hospital dijeron que el paciente era conflictivo y agresivo, que se había caído de la cama y que su cuadro se complicó por infecciones, pero una infección no deja un hematoma en un ojo”, afirmó la abogada.
“La hipótesis más firme es que los tres policías que lo custodiaban lo molieron a palos”, señaló Verdú, quien además comentó que fueron los propios médicos del hospital los que hicieron la denuncia en la policía cuando vieron el estado en el que estaba Alí.
Los padres del preso radicaron –con el asesoramiento de Correpi– la denuncia por apremios ilegales en la fiscalía de Avellaneda y la causa recayó en la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 3, cuyo titular, el fiscal Rojas, ya secuestró la historia clínica y la documentación del paciente y comenzó a citar a declarar a médicos y enfermeras.
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