SOCIEDAD
› LA JUSTICIA ORDENA PONER PANTALLAS EN LA 25 DE MAYO
Una autopista que hace ruido
Un juez dispuso que AUSA presente en 30 días un plan para reducir la contaminación sonora que provoca el tránsito. La demanda fue iniciada por un vecino. La empresa apeló el fallo.
› Por Eduardo Videla
La justicia porteña le ordenó a la empresa AUSA, concesionaria de las autopistas de la ciudad, que presente en 30 días un plan para instalar pantallas acústicas en los sectores de la autopista 25 de Mayo donde la contaminación sonora que provoca la circulación de vehículos genera trastornos a los vecinos. Lo dispuso el juez en lo Contencioso Administrativo Guillermo Treacy, en una causa iniciada por un vecino del barrio de Constitución, a la que se adhirieron otras 120 personas que viven en las inmediaciones de esa autopista. El directorio de AUSA rechazó el fallo y ayer mismo presentó la apelación ante la Cámara en lo Contencioso Administrativo de la ciudad. La empresa alega que la colocación de pantallas arrojaría “resultados poco satisfactorios”, por lo que evalúa otros métodos para amortiguar el ruido.
El caso fue iniciado por Pedro Barragán, que vive con su familia en el sexto piso de un edificio ubicado sobre la calle Luis Sáenz Peña al 1200, a unos 50 metros de la autopista. Barragán vive allí desde 1973, y a partir de 1980 convive con la construcción que hizo famoso al brigadier Osvaldo Cacciatore. En 2001, con el patrocinio de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales, presentó una acción de amparo contra AUSA y el Gobierno de la Ciudad, al sentirse afectado por “los elevados niveles de ruido” que produce la circulación de vehículos.
Según la presentación, las mediciones realizadas en distintos puntos permitieron detectar niveles de ruido que oscilan entre los 75 y los 85 decibeles, en los horarios pico, cuando los máximos recomendados oscilan entre los 45 y 55 decibeles. “Este exceso puede ocasionar lesiones auditivas y afectaciones psicológicas”, dijo a este diario el abogado Andrés Nápoli, patrocinante de Barragán. La demanda fue presentada ante el juez Roberto Gallardo, quien en septiembre de 2001 convocó a los vecinos que se sintieran afectados por la situación descripta por Barragán, a brindar testimonio y adherirse al reclamo. “A partir de entonces, la causa se convirtió en un amparo colectivo”, agregó Nápoli.
El gobierno porteño recusó al juez y la causa fue a parar al juzgado de Guillermo Treacy, quien el miércoles último firmó su resolución. El magistrado hizo lugar al amparo y condenó a AUSA y al gobierno porteño a que adopte “las medidas necesarias para lograr una sustancial reducción de la contaminación sonora proveniente de la autopista 25 de Mayo”. En ese sentido, ordenó a AUSA que “en el término de treinta días indique los plazos y el cronograma de ejecución de las tareas de instalación de pantallas acústicas en los sectores de la traza que presenten los mayores niveles de polución sonora”. Al gobierno porteño le exige que controle la contaminación sonora generada en la autopista.
La respuesta de AUSA no se hizo esperar. La empresa apeló ayer la decisión judicial, a la que calificó de “ilegítima, arbitraria e inaplicable”. “AUSA viene buscando soluciones al problema desde antes de que se presentara esta demanda”, dijo a Página/12 Enrique García Espil, integrante del directorio de la empresa con mayoría accionaria del estado porteño. “Ahora mismo estamos repavimentando la autopista con materiales que incluyen polímeros, que amortiguan los ruidos por rozamiento”, explicó.
En rigor, fue la misma empresa la que propuso la colocación de pantallas, allá por septiembre de 2001, e incluso anunció un llamado a licitación para su instalación. Por ese entonces, ya se habían realizado estudios en escuelas ubicadas cerca de la traza, donde el ruido provocaba perturbaciones en las horas de clase. Pero la solución fue desestimada cuando la devaluación del primer trimestre de 2002 triplicó los precios del policarbonato, uno de los materiales que se pensaba utilizar.
Las autoridades de AUSA argumentan ahora que las pantallas no podrían tener más de cuatro metros de altura, por lo cual, los pisos ubicados sobre esa altura no resultarían protegidos. “El ruido en la autopista no es superior al que se registra en esquinas como Callao y Corrientes, oCallao y Santa Fe. Con ese criterio, habría que colocar allí también pantallas acústicas”, argumentan en la empresa.
También cuestionan que se presente la demanda veinte años después de la inauguración de la autopista. Contra este argumento, el abogado Nápoli replica que “el tránsito en las autopistas es hoy diez veces superior al de los primeros tiempos, a raíz del aumento del parque automotor y del enlace con el Acceso Oeste y la Buenos Aires-La Plata”.
AUSA también apeló una reciente resolución del Ente Regulador de los Servicios Públicos porteños, que intimó a la empresa a instalar, en un plazo de tres meses, pantallas acústicas para evitar la contaminación sonora a la altura de tres escuelas, en los barrios de Constitución, Parque Chacabuco y Floresta.
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