SOCIEDAD › EL TRIBUNAL DICTA SENTENCIA EN EL JUICIO POR ENCUBRIMIENTO DEL CASO GARCIA BELSUNCE
Nueve años después de la muerte de María Marta, los jueces decidirán hoy la suerte de seis familiares y allegados. La fiscalía pidió condenas de hasta seis años. Las defensas reclamaron la absolución. De qué se acusa a cada uno de los imputados.
› Por Horacio Cecchi
Se inicia hoy, a las 13, el tramo final del juicio conocido como García Belsunce II. Nueve años y monedas después del crimen de María Marta, los jueces del Tribunal Oral Nº 1 de San Isidro, María Elena Márquez, Alberto Ortolani y Ariel Introzzi Truglia, leerán las sentencias condenatorias o absolutorias de los seis acusados de encubrimiento: Guillermo Bártoli, cuñado de la víctima; Horacio García Belsunce (h), hermano de MM; Juan “John” Hurtig, medio hermano de MM; Sergio Binello, amigo de la familia; Juan Gauvry Gordon, médico emergentólogo que acudió al llamado; y Betty Michelini, masajista de la víctima. Los pedidos de condena fueron por seis años para Bártoli, HGB y Gauvry Gordon; cinco para JJ Hurtig; cuatro y medio para Binello y absolución para Michelini. Las defensas pidieron todas la absolución.
La audiencia empezará a las 13, en la misma sala del entrepiso de los Tribunales de San Isidro donde se desarrolló el juicio que se inició el 18 de mayo de este año y la misma sala donde se desarrolló el primer juicio del caso, contra Carlos Carrascosa, marido de María Marta, que resultó condenado a cinco años y medio por encubrimiento agravado, y luego, por fallo de Casación, hallado culpable de homicidio agravado y condenado a perpetua.
El juicio II en términos jurídicos expone prácticamente el mismo debate que el primero, es decir, la mayoría de las pruebas y testigos aportados durante el primer juicio. Básicamente, es parte de la misma causa que el primer juicio, ya que a los fines operativos fue dividida en dos porque el fiscal del caso, Diego Molina Pico, prefirió sortear de ese modo las permanentes apelaciones de los defensores que, desde su óptica, amagaban con eternizar la elevación a juicio. Por ese motivo, pidió primero el enjuiciamiento a Carrascosa, y montó prácticamente toda la batería de testimonios y pruebas que luego, en buena parte, se repetiría en este otro juicio.
Básicamente en sus acusaciones, la fiscal Laura Zyseskind y quienes la secundan, los fiscales Leonardo Loiterstein y Daniel Márquez, encontraron a Bártoli culpable de encubrimiento agravado y pidieron el máximo de la pena. Los fiscales sostienen que quedó demostrado que se encontraba en la escena del crimen dentro de la franja horaria en que se considera fue asesinada María Marta. Zyseskind se basó en la misma prueba que ubicó a Carrascosa en el lugar del crimen, esto es, la llamada que el viudo hizo a Osde pidiendo una ambulancia, a las 19.07 del 27 de agosto de 2002. En la llamada de Carrascosa se escucha de fondo la voz que los peritos de Gendarmería determinaron que coincidía con la de Bártoli y que luego el propio Bártoli reconoció como propia.
En dicha llamada se escucha una conversación de fondo entre Bártoli y una mujer a la que no se pudo identificar, que la defensa siempre sostuvo que era Michelini (pese a que los peritos determinaron que no era su voz) y la fiscalía que se trataba de Irene Hurtig, aunque tampoco pudieron determinarlo los peritos. De hecho, pese a que Zyseskind pidió la detención e imputación de Irene H., los jueces del tribunal 1 la rechazaron al inicio del juicio.
A Bártoli la fiscal consideró que se le escuchó decir: “Cerrá la puerta... Está muerta”. La fiscal sostuvo que a partir de allí el acusado “inició las maniobras tendientes a encubrir el homicidio” y “montó una escena” para la masajista y para todos los que llegaron después al lugar del hecho. También lo acusó de haber instalado “la idea de que María Marta era torpe y que su muerte se debió a un accidente”. Y le atribuyó la obtención del certificado de defunción trucho en Casa Sierra. También consideró demostrado que previamente pasó por la funeraria Ponce de León, en Pilar, para solicitar el certificado, pero cuando le sugirieron que debía hacer la denuncia, sostuvo que “no quería intervención policial”. En Ponce de León se negaron entonces a expedirle el certificado, por lo que concurrió a Casa Sierra, donde la fiscal sostuvo que dijo que “se había muerto de un paro cardíaco en la ducha”.
Además, Zyseskind le atribuyó a Bártoli “haber movido el cuerpo de la víctima”, “haberle cambiado las ropas” y haber ordenado a las mucamas, después del velatorio, que “limpien la casa” y “se deshicieran de un pantalón manchado con sangre” que pertenecía al viudo Carrascosa.
Sobre HGB también pesa el pedido de encubrimiento agravado. Está acusado de haber desechado el plomo de la sexta bala, el “¿qué es esto, un pituto?”, por el inodoro sabiendo que se trataba de una de las balas con las que habían asesinado a su hermana. La defensa sostiene que no lo sabía: “Se hizo una especie de reunión y decidieron descartarlo”. La fiscal recordó que antes ya del velorio, durante la noche del crimen, en la misma casa del Carmel, según relataron varios testigos, “ya se hablaba de bala o esquirla”. “¿Me están queriendo decir que esto es una bala?” –recordó la fiscal que había dicho HGB–, y la tomó con un papel como en las películas.” A HGB también lo acusó de las gestiones para “parar a la policía” junto con Binello, que derivó en el llamado al comisario Angel Casafús y el famoso reclamo “¡Sacame a la policía de encima!”
A John también lo acusó de encubrimiento agravado, y recordó que la entonces esposa de Hurtig declaró que su marido le había preguntado aquella noche si sabía cómo era una bala. Para Hurtig pidió cinco años. A Binello, además de su participación con HGB también lo acusó de haber ordenado al presidente del Carmel parar a la policía hasta “pagando”. Por él pidió cuatro años y medio.
Para el médico Gauvry Gordon pidió seis años, porque consideró que estaba obligado a realizar la denuncia porque se trató de una muerte traumática que él mismo había diagnosticado.
A Michelini, en cambio, no la acusó y pidió su absolución argumentando que no se pudo acreditar que lavara el baño sabiendo que María Marta había sido asesinada de cinco balazos en la cabeza, sino que pensaba que había sido un accidente en la bañera como en todo momento le aseguró la familia de la víctima.
La lectura del fallo (sólo la parte resolutiva) iniciará a las 13 y será transmitido en vivo por televisión.
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