SOCIEDAD › LA MARCHA DEL ORGULLO CON LA CONSIGNA DE LA LEY DE GENERO
Por primera vez abrieron las travestis, en apoyo a su necesidad de documentos acorde con su sexualidad y contra los crímenes de odio que ya costaron doce vidas este año. Alegrías, tribus y repudios a los contrarios.
› Por Emilio Ruchansky
Por primera vez desde que se realiza la Marcha del Orgullo en Argentina, la manifestación estuvo encabezada por las travestis. “¡Sin demoras! ¡Identidad ahora!”, cantó megáfono en mano la activista Lohana Berkins al partir de Plaza de Mayo. La consigna refiere al proyecto de Identidad de Género, en trámite en el Congreso, que plantea dar a las personas trans un documento acorde con la sexualidad que eligieron y el acceso gratuito a las cirugías de reasignación genital. “Además queremos denunciar los crímenes de odio, ya van doce compañeras asesinadas este año y tenemos más de 500 casos así, sin que se encuentre y juzgue a los culpables”, agregó Claudia Pía Braudacco, titular de la Asociación Travestis, Transexuales, Transgéneros, Argentinas (Attta). Los reclamos se combinaron con ferias, caravanas, recitales y una presencia apabullante de jóvenes.
Según explicó Berkins, titular de la Asociación Lucha por la Identidad Travesti-Transexual (Alitt), el martes habrá un plenario de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia, para avanzar hacia un dictamen sobre los dos proyectos girados al Congreso. “Pedimos que la diversidad sea una política de Estado”, dijo la activista travesti, instalada muy cerca de la pequeña combi verde, que suele alquilar para esta marcha. A diferencias de otras veces, se notaba una inversión en el vehículo, munido de más parlantes, como para no pasar desapercibido al lado de esos grandes acoplados, que parecen discotecas itinerantes.
A un año de la aprobación de la ley de matrimonio igualitario, el panorama de la lucha de diversas organizaciones gay, lésbico, bisexual, trans, intersexual y queer tiene como reclamo urgente un giro en las políticas estatales para incluir plenamente al colectivo travesti. “Otro tema que plantea la ley de Identidad es amparar el caso de los menores de edad, si cuentan con el apoyo de sus padres o sus tutores, para que puedan ser incluidas en la currícula escolar”, comentó Braudacco, encolumnada delante del camión de la Federación Argentina LGBT.
También se reclamó la igualdad ante la ley para los hijos de parejas lesbianas, que nacieron antes la ley sancionada el año pasado (ver aparte). La agenda incluyó el pedido por el aborto libre, seguro y gratuito, como pudo verse en las pancartas de muchas agrupaciones feministas y de izquierda. La feria del Orgullo, sobre las sendas de Plaza de Mayo, tuvo una importante concurrencia adolescente y el folklore de un día de sol: vendedores de cervezas, helado y carritos de chorizos y hamburguesas. Y en una radio abierta, montada en el centro de la plaza.
“Dejen de etiquetar la carne. Vamos a ejercer nuestros géneros, contragéneros, identidades y contraidentidades. Ningún Oso podrá descansar en su cueva hasta que esto pase. ¡Nuestras panzas son políticas!”, gritó el activista y crítico de cine Diego Trerotola. Detrás del escenario, una señora travesti, llena de plumas, llegada en una bicicleta con brillantina en los guardabarros, copó la parada. Como los sadomasoquistas, los osos y los encuerados leather, tuvo sus quince minutos de exposición fotográfica antes de que la marcha partiera por Avenida de Mayo al Congreso.
Con clima de rave, la columna travesti arrancó resguardada por musculosos morochos de traje. ¿Hay más fiesta que reclamo? “De ninguna manera, empezamos hace casi veinte años y éramos 200 nada más. Esta fiesta es política”, dijo César Cigliutti, presidente de la Comunidad Homosexual Argentina.
Como todos los años antes del concierto y del beso colectivo, se aplaudió y abucheó públicamente a una serie personalidades y personajes. Se reconoció a Fernando Noy, Leo García, Víctor Hugo Morales y Liliana Hendell y a figuras del campo de los derechos humanos como Taty Almeida y Lita Boitano. También los jueces, la funcionaria Mara Brawer y la mamá de Pepa Gaitán, víctima fatal de la lesbofobia en Córdoba. No quedó afuera la parrillita Transeúntes en el barrio porteño de Barracas, Aristóbulo del Valle 185, un emprendimiento de personas trans.
Luego fueron abucheados el arzobispo platense Héctor Aguer y toda la jerarquía de la Iglesia Católica. También se criticó a las autoridades formoseñas por mantener un código de faltas discriminatorio, a Mauricio Macri y a Eduardo Duhalde. Este último clamó durante la campaña electoral por “revisar” la ley de matrimonio igualitario y someterla a un plebiscito. “El matrimonio es un hombre y una mujer y una mayoría circunstancial no puede modificarlo”, dijo. Ayer no lo silbó la mayoría, lo abuchearon todos.
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