SOCIEDAD › ENCUENTRO DE PADRES QUE PERDIERON A SUS HIJOS
La asociación Renacer, que se creó en Córdoba hace más de 23 años, ya tiene varios centros en distintas ciudades del país. Hoy y mañana celebran un encuentro para difundir su trabajo y conocer opiniones de especialistas.
Sea por enfermedad, accidente, suicidio u homicidio, perder a un hijo “nos deja ciegos, con el único deseo de morir”. Oscar Barrios sabe de lo que habla porque perdió a un hijo biológico y otros “del corazón”. Sin embargo, cree que “la salida a ese padecimiento está en poder compartir el dolor ajeno”, es decir, “volver a sentir amor por el prójimo”. Y eso es Renacer, una organización sin fines de lucro creada hace más de 23 años en Río Cuarto, Córdoba, por padres que quisieron ayudar a otros papás a atravesar esa etapa dolorosa. En la ciudad de Buenos Aires, la ONG cumple la primera veintena de años y lo celebra con una reunión abierta para difundir su trabajo y conocer opiniones de especialistas. El evento, que comenzó ayer, se extenderá hoy desde las 9 en la Facultad de Derecho de la UBA y concluirá mañana con una mateada en Parque Thais.
En 1988, Alicia y Gustavo Berti vivían el momento más duro de su vida. Su hijo Nicolás había muerto a los 18 años, víctima de un accidente de tránsito, y sentían que debían hacer algo en su memoria, así que convocaron la primera reunión de padres en Río Cuarto y fundaron Renacer. No sabían que estaban creando el modelo de una práctica que se multiplicaría por todo el país, con el objetivo de que los padres logren superar el silencio y el aislamiento.
En Avellaneda funciona uno de los más de veinte centros de la provincia de Buenos Aires. Una vez por semana, Oscar Barrios y un número siempre variante de padres se juntan, mate, caramelos y galletitas de por medio, a poner en común sus dolores. Renacer “no tiene formas estrictas, hay algunos grupos más espirituales y, otros, más psicologistas”, cuenta. En la escuelita en que arman su ronda, “la escena se repite: los nuevos llegan y comienzan a hablar, a descargarse, hasta que los que tienen un poco más de fuerza cierran con unas palabras de apoyo”.
“Sabemos que para el padre que recién comienza a enfrentar el duelo es tan grande el dolor que no logra ni pensar en quién tiene al lado –afirma Barrios, que perdió a un hijo–. Pero una vez que pasás esa etapa, comenzás a entender que los demás también están pasando un dolor tremendo y empezás a querer.” En ese sentido, cita a Viktor Frankl, creador de los principios generales de la logoterapia, que Renacer adopta en muchas de sus reuniones: “El hombre que se levanta por encima de su dolor, para ayudar a un hermano, trasciende como ser humano”.
Beatriz de Aro, de 56 años, comenzó a participar de las reuniones de Renacer por recomendación de las maestras del jardín de infantes de su nena. “Mi hija, mi hermana y mi sobrina murieron en un accidente de auto”, explica a este diario. Beatriz estaba “en shock”, quería “morir en vida”. “Pero Renacer te da todas las herramientas para elegir un camino, se trabaja toda la parte del duelo, la culpa, la rabia. Hoy, lo que yo tengo es amor y una enorme serenidad”, asegura.
“Recuperé mi alegría y mi esperanza”, dice la mujer y recomienda que “todo papá que esté pasando la pérdida de un hijo se acerque” hoy a la facultad de Derecho de la UBA o mañana a Parque Thais. “Habrá una mano extendida a todos ellos”, anuncia. Los grupos no tienen asistencia médica, religiosa o psicológica. Lo que se intenta es que cada padre encuentre las respuestas que busca.
Informe: Rocío Magnani.
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