Dos hombres que permanecían prófugos en el marco de la causa por la toma de la cancha de fútbol del club Albariño, ocurrida en 2010 en el barrio porteño de Villa Lugano, se entregaron a la Justicia y fueron procesados por el delito de “usurpación”. Se trata de Carmelo Meza e Isidro Ferreira, quienes permanecían en rebeldía ante la ley desde diciembre de 2010 y se entregaron al juez federal Daniel Rafecas y que irán a juicio oral junto a otros nueve procesados.

Los dos nuevos procesados cumplen prisión preventiva por decisión de la Cámara Federal porteña, que consideró que en libertad los acusados podrían “comprometer el éxito de las medidas en curso o sustraerse de la acción de la justicia”. En el caso de Meza, el Tribunal también tuvo en cuenta para negarle la excarcelación que en febrero el Tribunal Oral Federal 5 le aplicó la suspensión del juicio a prueba en una causa por robo agravado, hurto de vehículo en la vía pública y tenencia de arma de uso civil. Además, consideró que registra como antecedente una condena a dos años y ocho meses de prisión en suspenso por tenencia ilegítima de arma de guerra.

Rafecas procesó el 28 de enero a los acusados por la toma del club Albariño, por los delitos de usurpación y asociación ilícita. Para el juez, el grupo llevó a cabo un “accionar criminal” con la usurpación del lugar, para luego lotear la cancha de fútbol y vender los terrenos, además de instalar una sucursal de la bailanta Poli 8, de Ciudad Oculta.

Los otros procesados son Guillermo Ramón Ferreira, José Luis “Moco” Meza, Ana María Ojeda, Carlos Fernández, Luis Fredez Domínguez, Cristian Duarte, Rubén Cordero, Arnildo Silgero Orrego y Juan Bautista López.

Uno de los nuevos imputados, Isidro Ferreira, es hermano de Guillermo, considerado jefe de la organización. Meza tenía a su cargo la seguridad en la bailanta.

La toma del club Albariño, lindante a Ciudad Oculta, ocurrió el 13 de diciembre de 2010, cuando un grupo de personas tiró un paredón que rodeaba el predio y lo ocupó. La irrupción se produjo cuando estaba en curso la toma del Parque Indoamericano, ocupado el 7 de diciembre del mismo año. Una vez dentro del club, los ocupantes instalaron carpas y comenzaron a armar viviendas precarias con chapas, palos y cartones.

Rafecas dispuso rodear el predio mediante un importante despliegue policial, pero sin utilizar la fuerza, lo que ocasionó un gran desgaste a los ocupantes. Muchos de ellos decidieron irse, mientras que el juez logró acreditar que los promotores de la ocupación habían formado una “asociación ilícita” para incitar a la toma del club y vender los terrenos, por lo que ordenó la detención de los cabecillas que promovieron la ocupación.

El club fue liberado en forma pacífica tras dieciséis días de toma.