Un mecánico fue condenado a 30 años de prisión por los asesinatos a cuchillazos a dos hermanas y otro joven cometidos en abril de 2010 en el barrio porteño de La Boca.

La sentencia, dictada por el Tribunal Oral en lo Criminal 26, recayó en Enrique Alberto López (34) por el triple crimen de las hermanas Patricia (30) y Natalia Paola Moreira (28), y su vecino Gustavo Javier Rodríguez (20). Los jueces Marta Yungano, Manuel García Reynoso y Patricia Llerena hallaron al condenado responsable del delito de “homicidio simple en concurso real con robo con arma”.

El fiscal del juicio, Fabián Céliz, había reclamado para el acusado la pena de prisión perpetua por los homicidios calificados por ensañamiento, alevosía y por haber sido utilizados para facilitar y consumar otro delito (criminis causa), en concurso real.

El hecho ocurrió el 6 de abril de 2010 a las 3.20 de la madrugada, cuando López ingresó a la habitación 11 del primer piso del conventillo situado en Martín Rodríguez 540, a dos cuadras de la cancha de Boca Juniors, para apoderarse de dinero y estupefacientes de las hermanas Moreira, conocidas como “Paty” y “Pori”. Una vez en el interior de la habitación, el acusado intimidó a las jóvenes con un cuchillo de grandes dimensiones, mientras les gritaba: “¡Dame la plata, dame la merca, quiero la plata y la merca!”. Las víctimas le dijeron que todo estaba detrás de una estatua del Gauchito Gil, pero a pesar de que López encontró el botín que buscaba, las atacó de varias puñaladas.

El imputado robó los estupefacientes, tras lo cual revisó los bolsillos de Natalia Moreira, que agonizaba en el piso, y le sustrajo el dinero que tenía, mientras continuaba apuñalándola hasta darle muerte. Las autopsias determinaron que el cuerpo de Patricia presentaba 34 heridas de arma blanca y el de su hermana, 20.

Poco después, López tomó de los pelos a una sobrina de las víctimas, menor de edad, y la arrastró hasta la habitación contigua, donde estaba durmiendo Gustavo Rodríguez. Una vez allí, el imputado comenzó a patear la puerta de ingreso, volvió a exigir la entrega de dinero, y aprovechando que Rodríguez estaba durmiendo sobre un colchón en el suelo lo mató de 12 puñaladas.