SOCIEDAD › PRECARIEDAD LABORAL PARA LAS PERSONAS CON VIH EN LA PROVINCIA
Un informe de la Red Bonaerense de Personas con VIH determinó que sólo el 14 por ciento de los infectados con sida en la provincia tienen un trabajo formal. El 3,8 por ciento tiene un subsidio por desempleo como único ingreso. Los casos de VIH están en descenso.
Un estudio realizado por la Red Bonaerense de Personas con VIH-sida concluyó que “los infectados viven una alta precariedad laboral y sólo el 14 por ciento accede a un trabajo formal en la provincia de Buenos Aires, donde se concentra el 50 por ciento de la epidemia del país”. Además, el informe visualizó que “la mayoría de los afectados por la enfermedad tiene ingresos a través de empleos precarios, pensiones y jubilaciones”.
La investigación, que contó con el apoyo del Programa conjunto de las Naciones Unidas (Onusida) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), fue realizada a través de una encuesta a 158 personas, mayores de 18 años, que viven con el virus y residen en la provincia. Uno de los principales resultados expuestos por Andrea Mariños, la socióloga y coordinadora del relevamiento, indicó que “sólo una de cada diez personas accede a un empleo formal” y el resto “vive una alta precarización laboral por recibir ingresos de empleos no registrados, pensiones o jubilaciones, que no les permiten cubrir la canasta básica total de 1186 pesos estimada por el Instituto de Estadística y Censos (Indec)”.
La muestra, orientada a sectores medios-bajos y bajos, que son los principales destinatarios de las actividades de la Red Bonaerense, puso énfasis en las situaciones de “estigma y discriminación”, y consultó a 88 varones, 66 mujeres y 4 transgéneros. Así, se pudo saber que el 35,4 por ciento de los encuestados debe sus principales ingresos a trabajo no registrado, mientras que el 35,4 por ciento a jubilación o pensión y sólo el 14 por ciento trabaja en condiciones legales.
Asimismo, el 5 por ciento de la población encuestada realiza trabajos esporádicos (changas), el 3,8 por ciento cuenta con un subsidio de desempleo como principal fuente de ingreso, mientras que el resto, el 6,4 por ciento se divide en otras fuentes de ingreso (becas, vale de alimentos y ayuda de la familia). Por su parte, los oficios ocupan un lugar importante en la formación laboral de las personas con VIH, ya que el 69,7 por ciento aseguró “haber aprendido alguno a lo largo de su vida”. En diálogo con Página/12, Mariño señaló que el mercado laboral “no contempla la rutina que lleva adelante la persona que vive con VIH, ya que en los trabajos formales no le dan al infectado la posibilidad horaria para acercarse al hospital a realizarse los chequeos médicos –incluidos los análisis clínicos–, o tan sólo el tiempo acorde para ir a buscar la medicación gratuita a los centros de salud públicos”.
“Es por ello que al tener un mayor y mejor acceso a los medicamentos, las personas con VIH concentran sus preocupaciones en otros temas, como es el caso del trabajo. Es así que un empleo les permite acceder a otros derechos, como una vivienda digna, alimentación adecuada y atención de su salud.”
Sin embargo, el estudio manifestó que el 36,7 por ciento de los consultados “dejó de buscar empleo por un período, luego de conocer su diagnóstico de infección”. En este sentido, Marcela Alsina, representante de la Red Bonaerense, señaló que “no existe una política estatal de generación de empleo para personas con VIH, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, donde se concentra el 50 por ciento de la epidemia de este país y se vive en situación de pobreza extrema”.
Por último, la encuesta expresa que el 62 por ciento de las personas encuestadas considera que “de conocer su empleador el diagnóstico perdería su empleo”, mientras que el 57 por ciento opinó que “sufriría situaciones de discriminación de conocer el diagnóstico sus compañeros de trabajo”. Según reportó el Programa de VIH del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires, el sida presenta una “tendencia a la baja”. Los casos de VIH por transmisión vertical, de madre a hijo, “se redujeron en más de un 47 por ciento en los últimos tres años en el distrito, al pasar de 70 afectados en 2007 a 37 casos en 2010”. Desde el inicio de la epidemia “se notificaron 22.219 casos en Buenos Aires, mientras que en 2010 se diagnosticaron 831 casos nuevos, un 15 por ciento menos que en 2009”.
Informe: Sabrina Améndola.
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