SOCIEDAD › UNA SERIE DE SMS ENVIADOS POR EL KARATECA A SU NOVIA PRESENTADOS COMO PRUEBA
El fiscal Alvaro Garganta pidió la prisión preventiva de Osvaldo Martínez como coautor del cuádruple crimen de La Plata. Varios mensajes de texto en los que se mostró celoso y testimonios que lo contradicen también fueron aportados como pruebas.
“Otro sábado que me dejaste solo, me voy a acostar ya no me vas a mandar mensaje...” El texto es uno de los SMS enviados por Osvaldo Martínez a Bárbara Santos, una de las víctimas del cuádruple crimen de La Plata, presentados por el fiscal Alvaro Garganta como parte de las pruebas por las que pidió la prisión preventiva del único detenido en el caso. Antes, Garganta lo citó para informarle que le cambiaría la calificación del delito a coautor porque los resultados del ADN no dieron positivos, ya que no coinciden con los patrones genéticos del karateca. Lo particular de este SMS es que fue enviado a la 1.30 de la madrugada, cuando ya Bárbara había sido asesinada. El fiscal sostiene que el mensaje lo envió a sabiendas de que quedaría grabado como una coartada.
Ayer por la tarde, el fiscal Garganta pidió al juez de Garantías Guillermo Atencio que ordenara la prisión preventiva de Osvaldo Martínez, aunque le cambió la imputación de homicidio simple en perjuicio de Bárbara Santos, y calificado en el de las otras tres mujeres porque sostiene que los cometió para ocultar el crimen de Santos. En la presentación, Garganta consideró que el crimen de Bárbara lo cometió por “desavenencias de pareja” y fue quien “franqueó la puerta de ingreso a la vivienda para que un desconocido asesine a las tres mujeres y luego a una amiga que llegó imprevistamente al lugar”.
El cambio de calificación lo basó en que el resultado de ADN de una pequeña muestra de un palo de amasar, una manchita hemática en un cuchillo y restos de epitelio bajo las uñas de dos de las víctimas, no coincidió con el patrón genético del karateca. Las muestras dan el perfil genético de un hombre distinto al de Martínez, lo que es levantado por el abogado defensor Julio Beley para solicitar la libertad del detenido. En los pasillos de la fiscalía, de todos modos, existe la sospecha de que las muestras puedan haber sido mal tomadas o cuando lo fueron ya estaban contaminadas.
Para solicitar la preventiva, Garganta aportó una serie de SMS que envió Martínez a su pareja, Bárbara Santos, desde unos 15 días antes del crimen, en especial uno enviado la madrugada de los asesinatos. “Hubieses venido para acá ya que estabas tan cerca o me avisabas y te iba a buscar y te ahorrabas el taxi, no sé, o capaz que te llevó alguien hasta tu casa...”, fue uno de sus mensajes. Según los testimonios de todas las amigas de Santos y Marisol Pereyra, Martínez era tremendamente celoso. En otro de los mensajes escribió: “... Barbi, la verdad me decepcionaste, me dejaste esperando un sábado sin dormir, así no era el trato, solamente era ir a comer, estabas a 20 cuadras de mi casa y no viniste, te fuiste en el auto con otro flaco mientras yo me quedé acá esperándote, ni siquiera me contestaste los mensajes”.
En otros mensajes, le decía “ahora que tenés la posibilidad de salir lo hacés sin pensar en las consecuencias. Te cansás de ignorarme a pesar que me molesta”. Y otro: “Una cosa es ir a comer y volver a la noche como hago yo y otra es ir y no volver en toda la noche y encima un sábado”.
El último fue enviado a la 1.30 del domingo, cuando las cuatro mujeres ya estaban muertas y decía “Otro sábado que me dejaste sólo, me voy a acostar, ya no me vas a mandar mensaje...”. Garganta sospecha que fue enviado por Martínez ya sabiendo que Santos no le respondería y para que quedara grabado en el celular.
Además de los mensajes, el fiscal presentó una batería de testimonios que apuntan contra el karateca. Uno es el del remisero, Marcelo Tagliaferro, quien dijo que llevó a Marisol Pereyra a la casa de Santos y que luego salió Martínez para decirle que la mujer se iba a quedar en la casa de su amiga, cosa que al remisero le sorprendió porque la mujer le había dicho que saldría con Santos. También el de un testigo que se había perdido y vio dos hombres (el karateca y el remisero) hablando en la calle y se acercó para pedirles indicaciones. Otro vecino vio que el auto de Martínez no estaba en su casa cuando éste dijo que estaba, y se corresponde con la hora de los crímenes, y luego lo vio llegar y guardar el auto de manera brusca. Y una vecina dijo que vio el auto de Martínez en la vereda de la casa de Santos.
Ahora, el juez Guillermo Atencio, el mismo que hiciera declaraciones acusatorias contra el sospechoso, deberá decidir si acepta el pedido de preventiva o si lo rechaza.
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