SOCIEDAD › DENUNCIAN AMENAZAS DE POLICíAS METROPOLITANOS
El Chino Stromayer sufrió la amputación de sus piernas al caer de un tren. Vive en la calle desde hace tiempo. Denuncia que policías de la Metropolitana lo persiguen y amenazan.
› Por Carlos Rodríguez
En la red social Facebook, a Juan Luis Stromayer lo llaman el Capo del Obelisco, pero en la calle es conocido como El Chino, por un cierto toque oriental en su corte de cara y en los ojos. Hace una década, en Tucumán, se cayó de un tren de carga y perdió las dos piernas, pero mantiene intacto su humor ácido, sus críticas públicas a las políticas que despliega el gobierno porteño y sus encontronazos con miembros de la Policía, sobre todo de la Metropolitana. Desde mediados de diciembre, por la denuncia de un agente de tránsito del Gobierno de la Ciudad, tiene una causa –compartida con un artesano– por un supuesto intento de robo y lesiones. Desde su silla de ruedas, cara a cara con Página/12, asegura que fue “algo armado, para sacarme del medio, porque cada vez que me los cruzo por la calle, les hago pasar vergüenza”, dice en alusión a los empleados de seguridad porteños. El Chino se esfuerza por mantener ciertos códigos de la calle, su hábitat natural. Por eso, recién ahora denuncia “un apriete” que afirma que le hicieron “tres o cuatro agentes de la Metropolitana”. Para acreditarlo muestra una herida que le quedó en el rostro, cerca de uno de sus ojos achinados, el derecho.
“Yo fui el que se metió en el Obelisco, el año pasado, para reclamar porque la Metropolitana me sigue a todas partes. Hasta tuve que dejar de dormir ahí, en la Plaza de la República, porque siempre tenía problemas”, dice Stromayer, que parece haber desarrollado la movilidad de los músculos de la cara y en los brazos para disimular la ausencia de sus miembros inferiores. “El 1º de diciembre, cuando estaba llegando a la Catedral Metropolitana, donde estaba yendo a dormir, me agarraron unos policías de la Metropolitana y me metieron de prepo, con silla y todo, en la parte trasera de una Peugeot Boxer”, afirma El Chino.
“Una vez adentro me pegaron unas trompadas y después me dejaron en la calle, con silla y todo. Antes de irse me dijeron: ‘Si llegás a hablar, sos boleta. Si te seguís metiendo con (Mauricio) Macri te la vamos a dar, te la vamos a dar’.” Stromayer cuenta que los que lo golpearon fueron “dos policías, mientras otros dos estaban por ahí cerca, como si estuvieran cubriendo a sus compañeros”. En su cuenta de Facebook, El Chino acumula amigos que lo felicitan todo el tiempo porque lo consideran una persona valiente que supo enfrentar la tragedia de quedar anclado a una silla de ruedas y la siguió peleando.
Sin embargo, en la charla con este diario, admitió que ahora tiene “un poco de miedo, porque la cosa va en serio. Hasta ahora, yo los bardeaba y ellos me amenazaban, pero no pasaba nada. Ahora pasó, primero me pegaron y luego me ‘armaron’ una causa. Esto va en serio y me parece que se tiene que saber”. En fuentes del gobierno porteño se aseguró que no hay “denuncia alguna sobre un hecho de esta naturaleza”, motivo por el cual negaron que haya habido una agresión contra “ningún discapacitado”. Mientras tanto, voceros de la Federal confirmaron que Stromayer, una persona muy conocida por su extrovertida personalidad, estuvo “demorado unas horas” en la Comisaría 3ª, por un incidente ocurrido en la vía pública, cerca de la Plaza de la República. En la causa interviene una Fiscalía Nacional con sede en Paraguay 1736, séptimo piso.
El Chino, que vivió un tiempo en Brasil, antes del accidente en el que sufrió heridas gravísimas que obligaron a la amputación de sus piernas, nunca conoció a sus padres. Por eso dice que es “hijo de padres desaparecidos”, en el sentido de que lo abandonaron y nunca pudo saber nada acerca de su identidad. Fue criado por una mujer que se llamaba Antonia Gaitana Pagano. Logró averiguar que la partera que asistió a su madre biológica fue Thelma Edith Estefanía de Falcón. “Ella nunca me quiso dar ningún dato acerca de quiénes fueron mis padres y nunca ningún organismo oficial se preocupó por ayudarme en la búsqueda.” Lo único que sabe es que nació en 1972, el 20 de agosto.
“Nunca pude saber nada de mi pasado, porque la partera no me quiso ayudar, aunque en algún momento hasta llegué a amenazarla con unos amigos míos. Es muy feo no saber quiénes son tus padres, por eso entiendo a los nietos recuperados por las Abuelas (de Plaza de Mayo). A mí me tocó vivir cosas feas, como cuando me caí del tren y me tuvieron que cortar las piernas. Siempre estuve dispuesto a pelearla, pero ahora me da miedo de que me la pongan fiero y no tenga cómo defenderme.”
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