SOCIEDAD
› EL FISCAL MOLINA PICO PIDIO LA DETENCION DE CARRASCOSA POR HOMICIDIO
Cae la noche para el viudo de María Marta
En base a los indicios existentes y a nuevos testimonios, el fiscal pidió que Carlos Carrascosa sea detenido por homicidio; el juez aún debe expedirse. Al menos un testigo dijo que la masajista encontró al viudo en el restaurante, pero él aseguró que estaba en lo de los Bártoli.
› Por Horacio Cecchi
Construcción indiciaria la llaman los expertos. Se trata de una suma de indicios. Cada uno por sí solo no alcanza a ser definido como prueba, pero en su conjunto conducen a una figura. Ayer, la construcción indiciaria sobre el asesinato de María Marta García Belsunce, para el fiscal Diego Molina Pico, terminó por completarse sobre una figura: la de Carlos Carrascosa. El fiscal pidió la detención del viudo, en base a los indicios que ya constaban en la causa: fue el primero en llegar a la casa y descubrir el cuerpo, y fue el primero en instalar la teoría del accidente, absurda desde el punto de vista de los expertos pero repetida luego por buena parte de la familia. Pero a esos indicios se agregan pruebas de reciente data. Al menos un testimonio modificó lo que públicamente declaró la masajista Beatriz Michelini: según ese testimonio, al no encontrar a María Marta en su casa la masajista la buscó en el restaurante del complejo donde encontró a Carrascosa y juntos ingresaron a la casa. A esa hora, según la coartada del viudo, éste se encontraba en la casa de Guillermo Bártoli mirando un partido de fútbol. Ahora, el juez Diego Barroetaveña deberá decidir si acepta o no el pedido. En enero pasado, el mismo juez sostuvo que “si se incorporan nuevos elementos, alguno de los imputados por encubrimiento, puede ser acusado de homicidio”.
Desde que saltó el caso a la opinión pública, el 11 de diciembre pasado, la figura de Carlos Carrascosa dio vueltas no sólo alrededor del imaginario público, sino también bajo la forma de sospechas judiciales. Difícilmente se haya registrado en la historia de los policiales semejante batería de dudas: la teoría del accidente (un resbalón en la bañera); la desaparición del famoso “pituto calibre 32”; la presencia del fiscal de Casación Juan Martín Romero Victorica, primero instando a la intervención de los investigadores y después aplacando la curiosidad de Molina Pico (“acá no pasó nada, pibe, fue un lamentable accidente”, le dijo en pleno velorio); el pedido de Horacio García Belsunce, hermano de María Marta, al ex titular de la Brigada Antisecuestros Angel Casafús para que la policía no interviniera; la supuesta colaboración de Sergio Binello y Nora Taylor para evitar esa intervención; el certificado de defunción trucho contratado por Guillermo Bártoli, cuñado de María Marta; el lavado de las manchas de sangre ordenadas por uno o ambos médicos intervinientes.
Como ya es público y notorio, María Marta murió de cinco balazos calibre 32 en su cráneo, el domingo 27 de octubre pasado, en su lujoso chalet del Carmel Country Club, de Pilar. Pero hasta el 8 de noviembre, cuando Molina Pico tomó declaración al médico de emergencias Santiago Biasi, el crimen pasaba por la extraña figura de la muerte natural pero accidental. A partir de ese día, el fiscal intentó recuperar los preciosos días perdidos, y avanzó solicitando la autopsia. El 2 de diciembre, la pericia forense reveló lo impensable: en el cráneo de María Marta había alojados cinco “pitutos”.
El 17 de enero pasado, Carlos Carrascosa, Guillermo Bártoli, Horacio García Belsunce, Constantino y John Hurtig, Sergio Binello, Nora Taylor, Juan Gauvry Gordon y Beatriz Michelini fueron acusados por el fiscal por encubrimiento. Días antes, había solicitado sus detenciones, pero Barroetaveña las denegó: el delito era excarcelable. Pero en su resolución, el juez dio la pauta de la existencia de gruesos agujeros negros en la investigación. Y todos coincidían en la figura de Carrascosa. Comenzando porque el viudo fue el primero en ingresar a la vivienda y el primero en instalar la idea del accidente en la bañera. La teoría, según los investigadores, resulta absurda: “Es inverosímil que ante el cuadro con que se encontró el marido, las paredes manchadas de sangre, los cinco balazos en la cabeza, diga que fue accidente”, señaló a Página/12 una fuente judicial.
Pero si todos esos indicios levantaban muy fuertes sospechas alrededor de Carrascosa, los últimos testimonios aportados a la causa pueden haber volcado definitivamente la balanza en su contra. Según la versión vigentehasta el momento, alrededor de las siete de la tarde del 27 de octubre Beatriz Michelini concurrió al Carmel para dar una habitual sesión de masajes a María Marta. Eran las siete de la tarde. María Marta no respondía, pero en ese momento llegaba Carrascosa tras abandonar la reunión en la casa de Bártoli. Pero al menos un testimonio sostiene que Michelini, al no encontrar a María Marta en su casa, la buscó en el restaurante del country y allí se encontró con el marido. Y juntos ingresaron a la casa. En sus declaraciones, Carrascosa jamás mencionó haber permanecido allí sino en la casa de Guillermo Bártoli.
El abogado Marcelo Nardi ayer intentó minimizar el hecho, pero sostuvo que mañana concurrirá al juzgado para interiorizarse de la situación de su cliente. Fuentes judiciales señalaron a este diario que “el primer paso que seguramente darán es presentar un hábeas corpus”. El juez Barroetaveña dispone de tres días para decidir sobre el pedido de detención. En caso de aceptarlo, a cinco meses y medio de la muerte natural pero accidental de María Marta tendría lugar la primera detención relacionada con el crimen.
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