Una oficial de la Policía Metropolitana y su madre, empleada del gobierno porteño, fueron detenidas, junto a otras tres personas, acusadas de integrar una banda delictiva dedicada a la elaboración y venta de cocaína. Así lo reveló ayer la ministra de Seguridad de la Nación, Nilda Garré, ya que el procedimiento estuvo a cargo de la Policía Federal, una fuerza que depende de ese ministerio. Tras conocerse la detención, la jefatura de la Metropolitana informó que la policía fue separada de sus funciones.

La jefa de la cartera precisó que las detenciones se concretaron entre la tarde del viernes y la madrugada del sábado, cuando la Policía Federal allanó la casa de la oficial de la Metropolitana, en el barrio Ramón Carrillo, en Villa Soldati, y detectó que funcionaba una cocina de cocaína.

El hecho comenzó el último viernes a las 14.45, cuando un agente de la seccional 40ª de la Policía Federal Argentina patrullaba la zona del Banco Santander Río en la esquina de Carrasco y la avenida Rivadavia, en el barrio porteño de Floresta. Según relató la ministra, el oficial notó la presencia de tres hombres en un auto Ford Escort de color oscuro estacionado, y al verlos en una actitud que supuso sospechosa decidió acercarse.

Cuando llegaba junto al vehículo, dos de los hombres bajaron y comenzaron a correr para escapar, por lo que el efectivo detuvo al conductor e irradió un alerta a sus compañeros para atrapar a los otros dos. Momentos después, efectivos que llegaron a la zona para responder al llamado encontraron refugiado en un bar a uno de los prófugos, quien tenía en su poder una bolsa con ocho kilos de cocaína en polvo y un “ladrillo” de cocaína prensada, de un kilo de peso.

Los dos apresados fueron un hombre de 25 años y otro de 37, mientras que un tercer sospechoso logró escapar y ayer a la tarde aún permanecía prófugo. Luego de interrogar a los detenidos, los investigadores lograron averiguar el domicilio de uno de ellos, por lo que decidieron realizar un allanamiento esa misma noche, antes de que su ausencia pusiera sobre aviso a sus posibles cómplices. Finalmente, durante la madrugada del sábado, efectivos de las comisarías 36ª y 40ª, junto a personal de la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la PFA y a la Guardia de Infantería, ingresaron a una casa en el pasaje A del asentamiento conocido como Ramón Carrillo.

Allí, los policías detuvieron a una funcionaria de la Casa de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires; a su hija, Roxana Soledad Pereyra, de 24 años (la oficial de la Metropolitana), y una hermana de ésta. Los efectivos encontraron, también, tres kilos de cocaína, más de 42 de marihuana, una pistola calibre 9 milímetros cargada con 16 cartuchos, un revólver calibre .38 especial y nueve teléfonos celulares utilizados para la actividad de la banda.

Además, hallaron tres cajas con precursores químicos como acetona y ácido clorhídrico, necesarios para el procesamiento de la droga, una balanza electrónica de precisión y una prensa utilizada para compactar la droga en forma de “ladrillos”.

La ministra Garré, en tanto, dijo sentir “desilusión” al conocer la noticia de que una oficial de la Policía Metropolitana estaba involucrada en la banda de narcotraficantes, y que suponía que su procesamiento sería “inminente”. “Aspirábamos a que la (Policía) Metropolitana sea una fuerza nueva, esperemos que sea un hecho aislado”, manifestó Garré, y agregó que al descubrirse la cocina de cocaína en la misma vivienda de la oficial se notaban una “soberbia y sensación de impunidad impresionantes”.

La oficial de la Policía Metropolitana fue separada ayer de su cargo. “La Policía Metropolitana pasó a tareas pasivas –instancia previa a su destitución– a la oficial Roxana Pereyra, luego de que fuese allanado su domicilio por personal de la Policía Federal y se encontrara una importante cantidad de drogas y otros elementos relacionados a la elaboración y venta de estas sustancias”, señaló la fuerza.