SOCIEDAD › LA MAYOR CONFERENCIA GLOBAL SOBRE DERECHOS DE MUJERES, EN ESTAMBUL
Fueron más de dos mil mujeres de todo el mundo, reunidas para analizar la economía desde una perspectiva feminista. Y para incorporar la dimensión económica a las agendas de género. La crónica de Página/12.
› Por Mariana Carbajal
Desde Estambul
Más de dos mil mujeres y –algunos varones– de los rincones más diversos del planeta participaron en esta ciudad turca, cuna de civilizaciones y con su cielo poblado de minaretes, de la mayor conferencia global de los últimos años sobre derechos de las mujeres y desarrollo, para analizar la economía con lupa feminista y al mismo tiempo promover la incorporación de la dimensión económica a las agendas feministas. Participantes de 140 países, entre ellos Argentina, confluyeron durante cuatro días en el moderno Centro de Convenciones Halic, sobre la ribera del Cuerno de Oro, un bello estuario que desemboca en el Bósforo y divide la parte europea de Estambul. Atravesado por fuertes críticas al capitalismo, a las políticas económicas neoliberales y extractivistas, el foro tuvo como lema convocante “Transformando el poder económico para avanzar en los derechos de las mujeres y la justicia”. La preocupación por el crecimiento de los fundamentalismos en distintas regiones –incluida Latinoamérica– y por el aumento de la violencia hacia las activistas y defensoras de los derechos de las mujeres fueron otros dos temas centrales de la cumbre.
La inglesa Diane Elson, una de las economistas feministas más reconocidas; el académico portugués Boaventura de Sousa Santos, uno de los promotores del Foro Social Mundial; la socióloga peruana Virginia “Gina” Vargas, especialista en ciencias políticas y fundadora del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán, y la dirigente rural chilena Francisca “Pancha” Rodríguez, líder de la Coordinación Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC) y de la Vía Campesina fueron algunas de las expositoras –entre más de un centenar de expertas– que provocaron, entusiasmaron, e hicieron reflexionar a la concurrida platea.
También estuvo como panelista Gita Sen, de la India, una pionera, fundadora de DAWN (Alternativas de Desarrollo para la Mujer en la Nueva Era), una red de especialistas y activistas mujeres del Sur económico, y autora del libro De-sarrollo, crisis y visiones alternativas: perspectivas de mujeres del Tercer Mundo, un clásico que ayudó a transformar la forma de pensar sobre el género y el desarrollo. Y la joven María Poblet, una de las impulsoras del movimiento de los indignados en Estados Unidos.
Página/12 fue el único medio argentino testigo del multitudinario evento. El foro fue organizado por la Asociación para los derechos de la Mujer y el Desarrollo (AWID, por sus siglas en inglés). “Si no incorporamos la dimensión económica y el desarrollo, la agenda feminista se queda a medias”, definió la costarricense Lydia Alpízar Durán, directora ejecutiva de AWID, en la sesión inaugural y dejó claramente marcado el eje de la conferencia. AWID es la única entidad feminista internacional con miembros en todas las regiones del mundo; trabaja desde hace 30 años por el avance de la igualdad de género y para visibilizar y apoyar el liderazgo de activistas del sur global y de Europa central y oriental.
El impacto sobre las mujeres de los recientes recortes sociales en los países europeos en crisis, las consecuencias del cambio climático en la vida de las mujeres, la necesidad de que la sustentabilidad ambiental entre definitivamente en las agendas feministas, las experiencias latinoamericanas alternativas al modelo neoliberal como las prácticas del “buen vivir”, incorporado a las constituciones de Bolivia y Ecuador –que propicia una relación de armonía y de respeto con la naturaleza–, y la “soberanía alimentaria” fueron algunos de los temas más convocantes. El costo de las guerras –declaradas y no declaradas– sobre las mujeres, el trabajo “invisible” del cuidado (de niños, niñas, enfermos y adultos mayores) que recae en todo el mundo sobre la población femenina y la necesidad de tomar en cuenta nuevos indicadores para pedir el crecimiento económico, como “la pobreza del tiempo libre”, fueron otros de los ejes analizados a lo largo del 12º Foro Internacional de AWID.
La cita convocó a mujeres de tez bien negra y cabellos con trencitas, con tocados y vestidos coloridos de Africa, con velos, de países árabes o con predominio de población musulmana como el anfitrión, con túnicas largas de la India, de jeans, de pieles transparentes y ojos rasgados, con tacos aguja, zapatillas, tailleurs, pantalones, polleras, académicas, activistas, funcionarias públicas, de organismos internacionales, de entidades donantes, mujeres indígenas, trabajadoras sexuales, militantes Lgtbi, campesinas, de organizaciones de base, mujeres de los cinco continentes, de Senegal, Nigeria, Líbano, Egipto, Alemania, Estados Unidos, Ecuador, Australia, Uruguay, Sudáfrica, Nicaragua, España, Rusia, Tanzania, Macedonia, Irlanda, Brasil y de un centenar de países más. “Un crisol de diversidad”, como describió Alpízur en su discurso de bienvenida.
La conferencia apuntó, además, a brindar a las participantes formación en economía y macroeconomía. Se dieron talleres sobre el ABC de la economía feminista, sobre políticas macroeconómicas, las crisis financieras, el sistema financiero y para entender las instituciones financieras internacionales y la economía global. La dinámica del foro incluyó sesiones plenarias con prestigiosas expertas y expertos, seminarios, paneles y también actividades culturales y artísticas. Hubo un rincón para jóvenes activistas, y otro en el que se recordó con fotos a las fallecidas: entre ellas, la reconocida activista trans argentina Claudia Baudracco, muerta días atrás.
En la inauguración, Alpízur convocó a las participantes a “revivir el internacionalismo feminista”, a “superar la sobreespecialización que nos ha fragmentado”, y a llegar a un público más extenso para “construir una base social de apoyo más amplio”. “No podemos ser libres hasta que todas las personas seamos libres y eso implica un vínculo de solidaridad”, señaló. La turca Ipek Ilkkaracan Ajas, profesora adjunta de Economía de la Universidad Técnica de Estambul, señaló que el trabajo doméstico que no es pagado es uno de los elementos más importantes que unen a las mujeres y planteó la necesidad de socializar las tareas de cuidado. Gita Sen, profesora de Políticas Públicas en el Instituto Indio de Gestión, en Bangalore, y también en la Facultad de Salud Pública de Harvard, sostuvo que hay que valorar la economía del cuidado para que no sea marginada del sistema económico. “Es fundamental para avanzar hacia la igualdad de género y la justicia social”, aseveró. También afirmó que “no hay igualdad para las mujeres si no hay un reconocimiento sobre sus derechos y los derechos sobre su cuerpo”. María Poblet, directora ejecutiva de Causa Justa, que trabaja desde hace años en la organización comunitaria en la zona de la bahía de San Francisco, contra los desalojos y los embargos entre población migrante, llevó al foro la voz del movimiento de los indignados norteamericanos. “Les traigo saludos desde las entrañas de La Bestia. Sé que otro Estados Unidos es necesario para que otro mundo sea posible”, lanzó, y se llevó un fuerte aplauso de un auditorio con más de dos mil mujeres.
Rebeca Grynspan, ex vicepresidenta de Costa Rica entre 1994 y 1998 y actual administradora asociada del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y secretaria adjunta de la ONU, planteó la necesidad de incorporar “el déficit del tiempo en el análisis de la pobreza”. “Hay familias que no se consideran pobres, pero que tienen pobreza de tiempo. Vamos a poder juzgar de forma más fácil las políticas fiscales si logramos cuantificar la pobreza del tiempo”, opinó. Grynspan señaló que según el informe de Unicef 2011, más de 90 países en desarrollo cortaron sus presupuestos en servicios básicos. “Las que se ven más afectadas son las mujeres que se hacen cargo del trabajo doméstico y deben dejar de trabajar”, apuntó. Y en ese sentido, advirtió que las políticas fiscales “no son neutras”, porque impactan de manera diferencial en varones y mujeres, pero indicó que este aspecto los Estados no están teniendo en cuenta.
“El autoempleo no es empoderamiento”, consideró el profesor de Sociología de la Universidad de Coimbra y uno de los fundadores del Foro Social Mundial, De Sousa Santos. “¿Es el momento de abandonar el paradigma del de- sarrollo por el de la autodeterminación? Es algo para discutir hoy”, señaló. El portugués destacó que “la lente que usamos para ver el mundo hace invisibles los problemas de las mujeres” y abogó por una “ecología feminista del conocimiento” y por superar las diferencias entre los distintos movimientos que hoy resisten al modelo capitalista y las políticas neoliberales. “El movimiento de mujeres en los últimos treinta años ha sido el mejor movimiento que logró combinar el sentido de la urgencia con el sentido de cambio a nivel civilización. Necesitamos más que nunca la unión para enfrentar la cultura de la muerte (que encarna el neoliberalismo)”, dijo y se llevó fuertes aplausos.
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