Una veintena de comparsas, que en conjunto reunieron unos 500 bailarines (foto) y otros tantos tambores, alegraron ayer el “viejo barrio de negros” de Monserrat, en un Carnaval de Afrodescendientes, que fue auspiciado por la Secretaría de Cultura de la Nación. Vecinos, paseantes y turistas disfrutaron y se fotografiaron al paso de las agrupaciones que desfilaron por la calle Perú, desde Independencia, en el límite con el barrio de San Telmo, hasta el patio adoquinado de la Manzana de las Luces, donde se montó un escenario. “El otro yo mío está bailando”, festejó María Hortensia, una uruguaya descendiente de esclavos que vive en la Argentina hace más de 30 años. Acompañada por su nieta Lourdes, de cabello con muchas trencitas, y uno de sus biznietos, Agustín, de cinco inquietos años y cabello moteado, esperaba el paso de la comparsa Kimba, en la que baila otra de sus nietas. Y allá venía la comparsa. Abría el paso un estandarte con la figura de un león, seguido por el revolotear de banderas de franjas anaranjadas, negras y blancas; 40 ondulantes bailarinas y la compacta sección de 50 tambores. Esta composición se repitió en las otras agrupaciones sin más alteraciones que el número de integrantes y los colores de sus emblemas y uniformes. Mientras, la multitud aplaudía, alegre.