Sáb 19.05.2012

SOCIEDAD  › DESCUBREN UN PASO QUE COMUNICA AL BARRIO DE LA BOCA CON LA ISLA MACIEL

Un túnel bajo las aguas del Riachuelo

Tiene 130 metros de largo. Fue recuperado por Vialidad Nacional, pero no para el paso de personas sino para hacer pasar por allí un gasoducto que hoy cruza por el viejo puente. Eso permitirá acelerar la recuperación del transbordador.

› Por Eduardo Videla

La ciudad de Buenos Aires siempre les guarda a sus vecinos alguna sorpresa. Esta vez fueron los habitantes de La Boca los que descubrieron que, junto al Riachuelo, al lado del viejo puente transbordador Nicolás Avellaneda, tienen un túnel que comunica con la Isla Maciel, del otro lado del río, en el partido de Avellaneda. Pocos sabían de la existencia de ese paso, olvidado durante décadas, por el que pasan cables telefónicos y de electricidad ahora en desuso. El descubrimiento estuvo a cargo de técnicos de la Dirección Nacional de Vialidad, con la colaboración de los vecinos más memoriosos del barrio. El hallazgo es de gran importancia para quienes impulsan la restauración del viejo puente, símbolo mundial del barrio: por ese túnel podría pasar el gasoducto que hoy atraviesa el Riachuelo a través del histórico transbordador.

“Es un túnel subfluvial que está en óptimas condiciones”, dijo a Página/12, después de recorrerlo de punta a punta, Antolín Magallanes, presidente de la Fundación por La Boca, una organización barrial comprometida con el saneamiento del Riachuelo que además trabaja en la recuperación del puente.

El túnel se encuentra entre el transbordador y el nuevo puente Avellaneda, que comunica La Boca con Dock Sud. Magallanes lo recorrió junto al director nacional de Vialidad, Nelson Periotti, y funcionarios del Juzgado Federal de Quilmes, a cargo de Luis Armella, que interviene en la causa por el saneamiento del río. “Es un canal de tres metros de alto, separado en el medio por un tabique”, relató Magallanes.

“El túnel tiene 130 metros de largo y está a 28 metros de profundidad. Por allí pasan un cableado telefónico y de electricidad en desuso”, dijo a este diario Jordán Todorov, coordinador del Area Puentes sobre el Riachuelo de la DNV. “Nosotros no sabíamos que estaba ahí ese túnel, lo supimos por referencia de algunos vecinos –relató Todorov–. Cuando ingresamos por primera vez, desde la Isla Maciel, entrando por una especie de casilla de cemento, vimos que estaba inundado y no sabíamos si eran filtraciones del Riachuelo o agua de lluvia. Lo secamos y no volvió a ingresar el agua.”

Según Todorov, no se sabe a ciencia cierta cuándo fue construido el túnel. “Pudo haber sido entre 1914, cuando se inauguró el viejo transbordador, y 1938, cuando se terminó de construir el puente Nicolás Avellaneda”, estimó. “Sabemos que el Riachuelo tenía otros dos túneles. Uno desapareció, el otro está en Puerto Madero, a la altura de la calle Brasil”, agregó.

Para Magallanes, el hallazgo es fundamental para el avance de la recuperación del viejo transbordador, que los vecinos aspiran a poner en marcha dentro de dos años, justo cuando cumpla los cien. “Uno de los obstáculos para su recuperación es el gasoducto, que atraviesa el Riachuelo a través de su estructura. Había que desmontarlo, pero antes construir uno nuevo para abastecer de gas a la Isla Maciel. Era una obra costosísima y complicada. Ahora el gasoducto puede hacerse a través de ese túnel”, explicó el director ejecutivo de la Fundación por La Boca.

El transbordador es uno de los ocho puentes que cruzan el Riachuelo que son mantenidos por Vialidad. Dos de ellos son relativamente nuevos: el Nicolás Avellaneda y el Pueyrredón. Los otros datan de principios del siglo XX, años de pleno crecimiento industrial.

El transbordador era el medio de transporte que usaban los obreros que cruzaban a Avellaneda o a La Boca para trabajar en los frigoríficos y en otras industrias. Lo construyeron los ingleses del Ferrocarril Sud, a cambio de terrenos en Casa Amarilla, que utilizaron como playa de maniobras”, relató Magallanes. Constaba de una plataforma que colgaba de la estructura sostenida por cables de acero, que transportaba peatones, carros y otros vehículos, incluido un tranvía. Funcionó hasta 1960. En 1993, durante el gobierno de Carlos Menem integró un lote de puentes para desguazar y vender como fierro viejo. La lucha de los vecinos permitió conservar lo que es un símbolo de La Boca –y de Buenos Aires– y ahora puede volver a funcionar.

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