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Cuatro días de corte y la fiesta patria en la calle. Es la síntesis de los últimos días de reclamo por el cierre de cursos ordenados por el gobierno de Macri, en la escuela porteña de Liniers, Tomás Espora. “En la escuela hacemos un constante trabajo de inserción y de inclusión, ya que en la institución contamos con una población muy vulnerada. El cierre de cursos o la fusión –como lo llama el gobierno porteño– atenta contra los procesos de aprendizaje de nuestros chicos y también desprestigia el trabajo de los docentes.” Natalia Dinoto, profesora de Comunicación Social en la Escuela Nacional 13 Tomás Espora, explicó a Página/12 los motivos del reclamo. Alrededor, en plena avenida Rivadavia, se desarrollaba un acto convocado por alumnos y docentes del establecimiento educativo en rechazo al cierre. La medida afecta a cuarto y quinto año de la orientación en Comunicación Social.

Pasado el mediodía de ayer, estudiantes y profesores de la escuela, junto a vecinos del barrio, ocuparon la intersección de la avenida Rivadavia y Carhué para conmemorar el 25 de Mayo y, a la vez, aprovechar la ocasión para repudiar un derecho vulnerado: la educación pública. El corte de ayer, que se hizo evidente para vecinos, transeúntes y automovilistas (ocupaba parte de la calzada de Rivadavia), fue aprovechado para que los alumnos y los docentes repartieran escarapelas entre el público, que se agolpaba curioso alrededor de ellos.

La conmemoración de la fiesta patria, porque de eso se trató la cuarta jornada de protesta y primer día de clase posterior al feriado del 25 de Mayo, tuvo también su parte musical, como podría ocurrir en cualquier escuela, a diferencia de que, en el caso de la Tomás Espora, esto ocurrió puertas afuera y en la calle, el mismo lugar que le depara el cierre a parte de los docentes y del aprendizaje específico para los alumnos, según la resolución del gobierno porteño.

Fue extraño presenciar cómo, después del recital de rock nacional, hacía su entrada (quizá sea más elocuente decir su salida) la bandera de ceremonias, para seguir los habituales acordes del Himno, en la calle, obvio. “Este es uno de los colegios afectados por la aplicación de la resolución 47, por la cual se tienen que cerrar cursos que tienen menos de quince chicos”, dijo Dinoto. Asimismo, la docente comentó que pidieron a las autoridades porteñas que hagan una excepción con el colegio, “en función de las características de la población que asiste a la entidad, de los procesos de aprendizaje de los chicos y a través del rol social que cumple la institución”.

Además, la profesora explicó que “el colegio tiene talleres de radio, de periodismo y de video, cuya función es insertar e integrar a los chicos a la sociedad”. “Trabajamos con chicos que necesitan y que tienen procesos de aprendizaje distintos, que requieren de mayor atención por parte de los docentes para captarlos, para que se enganchen en estos talleres y no abandonen el secundario”, añadió.

“En cuarto año –ahora fusionados por el Gobierno de la Ciudad– contamos con 22 alumnos, mientras que en quinto ahora hay 16”, expresó Dinoto (antes, cada cuarto contaba con 12 y 10 alumnos, respectivamente; mientras que los quintos tenían ocho estudiantes cada uno). “Lo que no queremos es perder el espacio que ya hemos logrado para poder interactuar con los chicos. Además, para trabajar en un taller de comunicación es imposible tener más de 15 chicos, como pretende el gobierno porteño, porque las condiciones de aprendizaje no son óptimas en estos casos”, añadió.

“Vivimos esta situación con mucha tristeza –dijo Nicolás Castillo, alumno de quinto año–. Luchamos porque en el Tomás Espora se restablezcan todos los cursos, ya que somos uno de los pocos colegios públicos que tiene Comunicación Social y la escuela nos da muchas herramientas para desenvolvernos.”

Informe: Sabrina Améndola.