“Se trata de una potencial catástrofe de salud mental. Todos los afectados por esta tragedia van a necesitar algún tipo de terapia o contención psicológica comunitaria porque, aunque hasta ahora sólo tuvimos casos aislados, están en riesgo de sufrir depresiones, brotes psicóticos, cuadros de fobia y alteraciones del sueño”, explicó a Página/12 Justo Carabajales, presidente de la Red Solidaria de Profesionales de la Salud, quien ayer lanzó una convocatoria a psicólogos que quieran viajar a Santa Fe para trabajar con las cerca de 100 mil víctimas de las inundaciones. “Queremos y necesitamos hacer crecer una red de solidaridad en la zona que quede establecida, porque las consecuencias de esta tragedia van a durar años. Y uno de los grupos más afectados va a ser el de los chicos”, estimó Carabajales.
Sobre esto coincidió el titular de Unicef Argentina, Jorge Rivera: “A partir de los datos ya recogidos, calculamos que más del 30 por ciento de las personas afectadas son menores de 18 años. Y ellos son los que más secuelas van a sufrir. La pérdida de su casa, de su escuela, de su normalidad, sumada al estrés y las preocupaciones de sus padres que a veces puede traducirse en maltrato hacia ellos, pueden tener consecuencias tales como hacerse pis en la cama, tener pesadillas, temores o ataques de llanto”.
Los psicólogos que se sumen a la convocatoria de la Red Solidaria de Profesionales trabajarán en conjunto con especialistas de Unicef. “Lo más urgente es devolverles a los chicos, tanto los evacuados como los afectados indirectamente por la situación de catástrofe, su normalidad, sus clases. Junto con la familia, la escuela es el lugar más importante de contención para ellos ante esta situación que viven hoy”, explicó Rivera.
La intención de la Red es triplicar el equipo de 100 psicólogos que trabajan hoy con los evacuados santafesinos. Según Carabajales, “se estima que unas diez mil personas, es decir un diez por ciento de las afectadas por esta catástrofe, van a necesitar terapia psicológica individual y muchos de ellos psiquiátrica. El resto, todos, los cien mil afectados, van a necesitar alguna terapia grupal o, al menos, contención comunitaria”. El trabajo ya comenzó en los centros de evacuados y el plan es que después continúe en centros comunitarios, a los que todos serán “invitados casa por casa y con un seguimiento personal”.
Carabajales explicó que tanto las depresiones como los brotes psicóticos y los cuadros de fobia son consecuencias previsibles de este tipo de situaciones. “De hecho, ya atendimos pacientes con estas patologías, pero por ahora son casos aislados. Esto es así, las consecuencias se ven cuando todo supuestamente termina. Pero, en realidad, recién empieza”, remarcó. Y justificó: “Lo hacemos porque estamos convencidos de que muchas consecuencias se pueden evitar. Por eso hay que empezar a trabajar ahora.”
La Red dispuso dos líneas para los interesados en sumarse al equipo de trabajo coordinado por Andrés Elena, director del Hospital Iturraspe: 0341-4213511, en Rosario, y 4394-6170 en Buenos Aires.
La semana pasada, la organización ya había hecho dos convocatorias previas en las que se vieron superados por la cantidad de llamados. La primera destinada a pediatras y médicos de familia y tuvo más de 200 interesados en ayudar, tantos que quedó armada una extensa lista de espera. La segunda fue aún mayor: “Cerca de mil personas se ofrecieron para trabajar en tareas de limpieza en hospitales debido a que los que tenían esa tarea hoy están todos evacuados”, relató Carabajales.
Producción: Paula Bistagnino.